Sin Escape

Capitulo 53- Mi religión.

Antes de cerrar la puerta ya nos estamos besando. Siento como me toma por el trasero y yo abro las piernas para ajustarme a sus caderas.

—Pensé que nunca estaríamos solos—Dice mientras me besa y yo sonrío.

—Te hubiese secuestrado solo para mí.— Respondo mientras siento como nos lleva a mi cama.

O me mejor dicho. Nuestra cama.

El se apoya con una pierna sobre el colchón y me baja con cuidado. Por la ventana se filtran algunos rayos de luz y gracias a eso puedo ver sus facciones.

—Te amo—Susurro y el deposita un beso en mi frente.

—Te amo—Agrega y sin pensarlo dos veces nos deshacemos de nuestra ropa. Con un poco de dificultad me deshago de su camisa, el por su parte baja la cremallera de mi vestido y lo baja dejando besos en mi hombro y senos. Después lo ayudo a sacarse su cinturón y enseguida quedamos desnudos.
Siento su mirada en cada centímetro de mi cuerpo y eso hace que cada vello de mi cuerpo erizado.
—Eres perfecta—Dice con la garganta seca.
Viene hacia mi dejando un beso en mi mejilla y luego se apodera hambriento de mis labios.
Entre besos y caricias saldamos estos 10 de separación, cuando lo siento en mi entrada suspiro y me lleno todo de el.

Afuera se oyen risas y conversaciones en voz alta por parte de mi familia. En un momento creamos nuestra cápsula, un lugar donde solo existimos el y yo.

Nos perdemos en nuestros cuerpos y antes de llegar al éxtasis me detengo y el me mira a los ojos. Solo con ese hecho sabe lo que sucede. Y es que al estar casi un año sin el, hizo que no planificara ¿La razón? No había motivo, de hecho tengo una cita con mi ginecóloga para dentro de una semana y allí si pensaba hacerlo.

—Tranquila— Susurra en mis labios y sin pensar en nada más reanudamos nuestro encuentro.

Para este entonces, yacemos abrazados el uno con el otro. Cierro los ojos y me parece mentira que esté conmigo.

—¿En qué piensas?—Dice sacándome de mis pensamientos y me abraza más a el.

—En que esta mañana al despertar no pensé en que estarías aquí conmigo.

—Era una sorpresa que llevaba planeando desde hace mucho tiempo.

—¿Si?— Digo mientras me apoyo sobre mi brazo izquierdo para verlo a la cara.

—Si, adelanté todos lo cursos lo más que pude, para estar contigo lo más pronto posible.—Al decir esto me doy cuenta que esa fue la razón por la cual solo hicimos llamada esta madrugada.

—Gracias.— Digo y me incorporo para dejar un beso en sus labios—Por volver y por amarme.

—Gracias por darme una oportunidad —Responde el mientras pasa la mano por mi espalda descubierta.

—Te extrañé mucho—. Agrega y siento como se incorpora y con cuidado se coloca sobre mi.

—¿Qué me hiciste pelirroja? Estos meses alejado de ti fueron muy duros.

—¿Un oral?—Digo y el se ríe dejando un beso en mi cuello— A pesar de todo lo que hemos pasado, yo solo te he amado. Respondo.

—Nunca hemos hecho un oral—Dice y yo lo miro provocativamente —Nunca dejes de amarme —Susurra esta vez más serio—Tu amor es lo único que me sostiene.

—Siempre te voy amar—grego porque es la verdad—Y a lo largo de la vida te daré muchos orales.—El se ríe y me besa esa vez en los labios.

Continuamos allí en silencio y grabando este instante en nuestra memoria. Observo detalladamente sus facciones y suspiro. Aquí siento como va dejando pequeños besos en mi cuello y se detiene allí.

—Debes saber algo—Musita contra mi piel y se incorpora para mirarme a los ojos.

—¿Es algo malo?—Confieso.

—No. Tranquila ¿Recuerdas la serenata que me llevaste?

—Nunca la voy a olvidar—Digo y siento mi rostro ruborizado por la vergüenza.

—¿Por qué te avergüenza?

—Porque llegué borracha— Confieso.

—A mi me encantó y no permitiré que hables así de mi serenata— Yo me río y beso su mandíbula.

—Esta bien. Perdona.

—Ese no es el punto. El punto es que, en estos meses alejados, comencé a escuchar canciones de ese grupo.

—Cantan hermoso.

—Escuché varias y era como tenerte a lado mío. Recordé una y otra vez cuando llegaste al apartamento y me dijiste que me amabas.

—Clavado en un bar y no ha parado de llover— Susurro.

—Son buenas letras—Agrega.

—Esas me gustaron—. Digo y aquí comienzo a preguntarme porque estamos hablando de ello en este momento. Trato de distraerlo y hago un movimiento para ajustarlo entre mis piernas.

—Sé lo que tratas de hacer—Sisea y yo me río—No me distraigas y escúchame.

—Hablemos mañana— Digo y quién se ríe está vez es el.

—Mañana no seré capaz de hacer esto.

—Entonces no te interrumpo más— Agrego mientras veo como deja un beso en mis labios.

—Te estaba diciendo que escuché las canciones y las hice mías, especialmente una.




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