Playlist #1 K.Will- Talk Love
La noche era oscura y fría, debido a la estación en la que se encontraba el año, otoño. Matías cerró su oficina y comenzó a despedirse de todos sus compañeros que se encontraba en su recorrido para llegar a la entrada del gran edificio donde trabaja.
Ya en la entrada de aquel lugar, se despidió por último del guardia de seguridad; subió a su auto y emprendió su viaje hasta su departamento.
Miraba atentamente la calle al frente de él, amaba la ciudad donde vive y más a las personas con las que se relaciona; la música sonaba de la radio de su carro mientras Matías conducía por todo el camino, sin darse cuenta comenzó a cantar las canciones que sonaban, así liberándose de todo el estrés que llevaba por su trabajo, olvidó por completo los reproches de su jefe, los bocetos fallidos que hizo para la campaña de publicidad y sobre todo se olvidó de la horrible insistencia de su madre por casarlo con Tamara, la hija de la mejor amiga de su madre.
Faltaban menos de tres cuadras para llegar a su departamento cuando en media calle, sin previo aviso, su auto se detuvo y junto a él el concierto que Matías estaba dando con la radio.
Miró el medidor de la gasolina que estaba hasta el límite de vacío, golpeó el volante con frustración haciendo sonar la bocina del auto.
Lo último que me faltaba, pensó Matías.
Salió de su auto y vio la calle desértica, volvió a entrar a su carro para poder llamar a un amigo que tenía una agencia de grúas.
Tras una rápida charla con su amigo, Matías se recostó en el asiento de su auto a esperar a que la grúa llegue. Primero su mirada se perdió en la calle al frente de él, después a los locales que se encontraban a su lado izquierdo, los cuales se encontraban cerrados por la hora que era, y, por último, miró el pequeño parque que se encontraba frente a la puerta del copiloto.
Como por arte de magia, gotas de agua comenzaron a caer el cielo en una ligera lluvia, Matías sonrió encantado por la melodía que generaban aquellas pequeñas gotas al chocar contra el techo del automóvil, cerró sus ojos y se dejó llevar por la pequeña sinfonía que realizaba la madre naturaleza.
Sin darse cuenta, Matías cayó profundamente dormido hasta que un trueno lo sobresaltó y lo primero que vio fue a una bella joven en el parque que minutos antes había observado. La muchacha bailaba bajo la lluvia como si fuera la primera vez que experimenta ese fenómeno natural, Matías se talló sus ojos para saber si no estaba soñando, pues la joven parecía un ángel, después de realizar esa acción, volvió a mirar y la chica aún seguía ahí; inconscientemente Matías se dio una gran bofetada a sí mismo y sobándose la mejilla volvió a mirar.
Rayos, no era un sueño.
Los truenos comenzaban a sonar más seguido espantando a Matías, él ama la lluvia sin embargo detesta los truenos, ver a aquella mujer rodeada de juegos metálicos y vegetación, sembró en él miedo de que le fuera a suceder algo.
Se asomó al asiento de atrás y tomó el paraguas que siempre deja ahí por si las dudas. Sin pensarlo dos veces, abrió la puerta de su auto y salió a la tormenta que se estaba formando, corrió por la carretera hasta que llegó al lado de la chica.
Ella se encontraba dando vueltas con los brazos extendidos, los ojos cerrados y una sonrisa de felicidad en sus labios.
Matías extendió su paraguas para cubrirla con él y la joven al no sentir las gotas de lluvia, abrió los ojos; topándose con la mirada penetrante de Matías, los ojos grises de la muchacha parecían dos grandes lunas llenas, hipnotizadores para quien los viera.
Matías le dio a la joven su paraguas para que se cubriera, pero ella lo rechazó, en un tiempo de lucha entre ambos se escuchó un pitido y Matías supo que la grúa había llegado, la joven volteó para ver quien había pitado, mientras que él aprovechó esa distracción para dejarle el paraguas en la mano y correr a la grúa.
Los siguientes días, Matías recorría el mismo camino a la misma hora esperando volver a encontrar a joven de ojos grises, engañándose a sí mismo con la excusa de recuperar su viejo paraguas.
El último día de noviembre, salió temprano de la oficina y cambio de rumbo, estaba harto de intentar hallar a la joven que no conocía, odiaba sentir ese interés hacia aquella mujer que sin saber nada de ella parecía querer saber todo de ella.
Mientras manejaba miraba de vez en cuando el cielo y por ende la gran nube gris que se encontraba tapando la poca luz que el sol aun daba.