Dylan
-¿Llevas todo lo necesario? -Dany me pregunta en cuanto cierro la mochila que tengo en la mano.
-Sí, frituras, gomitas, malvaviscos, palomitas, chocolates y refresco... No sé si sería buena idea llevar helado. -lo observo y este hace una mueca.
-¿Dónde van ustedes dos? -Rubén aparece por el pasillo de la casa y nos analiza con la mirada.
Ambos llevamos mochilas y no son las que normalmente usamos para el colegio, sino las de viaje que son un tanto más grandes y con más compartimentos para guardar cosas.
Enarca una ceja en espera de respuesta, así que suelto aire y lo observo fijamente.
-Vamos a casa de Gisele. Está triste por lo que le pasó a su gato, así que queremos ir a hacerle compañía durante la tarde. -explico brevemente y me ajusto las gafas desde el puente de mi nariz.
-¿Qué pasó con su gato? -pregunta relajando el gesto de su rostro.
-Murió. -Dany le aclara muy directamente.
-¿No podías decirlo con más tacto? -lo fulmino con la mirada con muchas ansias de darle con un bate en la cabeza.
-Bueno, enfermó y su alma abandonó este mundo. -se corrige sin quitarme la mirada de encima.
Suspiro, cansado de su actitud, sin embargo no hago nada al respecto y me cuelgo la mochila, llena de comida, en mi espalda.
-¿Irán caminando? -pregunta y asentimos simultáneamente.
-Sí, queremos estirar las piernas. -Dany se encoge de hombros y noto cierta mirada de disgusto en el rostro de nuestro hermano mayor.
-No me gustaría dejarlos ir solos... Pero tampoco puedo ir con ustedes... -pronuncia con un tono de voz suave y bastante inconforme.
-Tranquilo papá oso, estaremos bien, te recuerdo que cumpliremos quince dentro de un mes, creo que ya estamos lo suficientemente grandes para no depender de ustedes. -Mi gemelo pronuncia con despreocupación a lo cual, Rubén solo suspira.
-Está bien, pero vayan rápido y con cuidado, son veinte minutos a pie de aquí a allá, así que espero lleguen a ese tiempo ¿entendido? -nos advierte con una sonora molestia.
-Lo haremos mamá. -me atrevo a decir y ruedo los ojos.
Miro a Dany y le doy la vuelta al sillón hasta estar a su lado y dirigirnos a la puerta principal de la casa.
-No vayan a hacer escándalo a la casa de Lance ¿Sí? No quiero escuchar reclamos de nadie por sus conductas.
-Por mí no te preocupes, vigilaré a Daniel por ti. -le informo y coloco una mano en el hombro de mi hermano. Él por su parte me fulmina con la mirada por lo cual me río fuertemente.
-Hablo en serio con ustedes dos. -nos advierte señalandonos.
-Lo haremos. -Hablamos los dos al unísono lo cual no nos sorprende en lo absoluto.
Es muy común que pensemos lo mismo y lo hablemos simultáneamente, puesto que bueno, somos gemelos, pasamos tanto tiempo lado a lado que es imposible que no sepamos qué piensa el otro cuando estamos en las mismas situaciones.
-Está bien, iré a recogerlos en cuanto esté libre. -anuncia por lo cual ambos bufamos fuertemente.
-Te enviáremos un mensaje. -digo y finalmente salimos de casa.
Caminamos con tranquilidad por las calles, el sector y el recorrido desde nuestra casa hasta la de Gisele es bastante tranquilo así que mientras no haya ningún inconveniente en el camino. Llegamos en menos de veinte minutos y para que Rubén se quede quieto, le envío un mensaje indicando que ya hemos llegado.
Dany toca el timbre y un grito infantil se escucha dentro. Ambos fruncimos el ceño y nos observamos mutuamente.
La puerta no se tarda en abrir y lo primero que vemos es a una pequeña rubia inquieta que corre en nuestra dirección.
-¡Amber! -ambos sonreímos mientras ella se engancha en mi pierna lo cual me sorprende bastante, ya que la niña no suele ser muy afectuosa con nosotros.
-Hola, chicos. -Tere es quien habla desde la puerta. Ve de reojo a nuestra sobrina.
-Hola. -La saludamos al mismo tiempo.
-¡AHH! -Amber grita soltando mi pierna y corriendo devuelta al interior de la casa pasando por en medio de las piernas de Tere a la vez que ríe con fuerza.
-Dios mío, ¿Qué le hicieron? -Dany parpadea repetidas veces, un tanto incrédulo.
-Hoy la dejé al cuidado de papá y dice que la logró abrir el refrigerador y se empinó una botella de chocolate líquido que su novia usa para repostería. -explica y aprieta el puente de su nariz. -Así que no se sorprendan si huele a chocolate, por más que la limpié no se le va el olor.
-Al parecer salió muy astuta.
-Sí y será mejor que vaya a ver qué hace, está corriendo como loca por todas partes, pasen. -nos indica y rápidamente va en busca de su hija quien ahora se encuentra escondida bajo la mesa de centro en el salón.
>>¡Amber, salte de ahí, te vas a golpear! -ella exclama y efectivamente la pequeña pega su cabecita en la parte superior de la mesa en cuando intenta escapar de su madre. Sin embargo solo soba el lugar con una de sus manitas y sale corriendo hacia el pasillo que da al patio.
-¿La ayudamos? -Dany me pregunta mientras ambos permanecemos parados en medio del salón escuchando los gritos de ambas chicas.
-Creo que Tere puede manejarlo. -me encojo de hombros observando cómo finalmente nuestra sobrina es atrapada y ahora se retuerce en los brazos de su madre implorando ser soltada.
Ambos concordamos que será mejor ir a ver a Gis, ya que ella es nuestra razón para venir acá, así que nos dirigimos directamente a las escaleras hasta llegar a su habitación.
La puerta es normal, de madera oscura, sin nada relevante, sin embargo el papel lleno de brillantina azul pegado sí que hace resaltar. Su nombre es lo que va escrito en él. Las letras están perfectamente alineadas y bien recortadas, tanto que me causa mucha satisfacción visual admirar aquello. Nuestra mejor amiga tiene talento creativo y no solo la puerta es prueba de ello, sino que en todos sus trabajos y apuntes, resalta el orden y los colores. Siempre la felicitan por aquello y a mí me gusta admirar cómo con tanta paciencia diseña sus títulos con diferentes lápices de colores y marcadores hasta que quedan completos.