Al notar la desesperación en la mirada de Kyle, los peores presentimientos recorrieron mi cuerpo, era una energía negativa lo suficientemente fuerte como para hacerme caer de bruces y nunca más volver a alzarme, luchando contra mi propio pensamiento, contra mi propia voluntad de hacerlo, me mantuve en pie, pero me tomo unos minutos poder articular palabra, cuando al fin lo logre, lo primero que hice fue encarar a Kyle, que estaba a mi lado.
-Llévame-susurre con pocas fuerzas
-Jan, cariño, mejor te llevo a casa-me dijo intentando tranquilizarme
-No te lo voy a repetir, si no me llevas me voy sola, Kyle tu decides-dije sacando fuerzas de algún lugar, aún no conocido de mi ser.
-Esta bien, señorita testaruda-accedió finalmente mi amigo tras un momento de silencio, me cargo hasta el auto, me costaba enfocar la vista en algo, simplemente estaba muy débil, los temores en vez de decrecer, iban en aumento.
-Gracias-fue la última palabra que salió de mi boca, hasta llegar a la clínica donde estaba mi novio, cuando las puertas corredizas se abrieron corrí hasta ubicar a la madre de él, cuando lo hice la Sra. Radheen tenia los ojos bañados en lagrimas, no frenaba de sollozar, apoyada en el hombro de su esposo, el cual se mantenía en una posición dura, no rodaban lagrimas por sus ojos, pero se notaba la agonía y la pena en sus rostros. Me detuve frente a ellos, alzaron la vista observándome, su mirada se detuvo en mi brazalete y sonrieron levemente.
-Janice-susurro su madre, yo asentí con la cabeza, aún me sentía incapaz de hablar fluidamente, tenía en mi garganta un nudo de dolor.
-¿Cómo esta?-pregunto Kyle detrás de mí
-Inconsciente, no responde aún, es lo único que nos dijeron, están practicándole estudios, estamos esperando el parte del médico-musito el padre, pues la madre comenzó a sollozar en silencio. Mis ojos se bañaron en lagrimasen mi garganta un nudo me impedía articular palabra, accidente, inconsciente, no responde, estudios, esas palabras recorrían mi mente a una velocidad estrepitosa impidiéndome concentrarme en la realidad.
-¿Sres. Radheen?-pregunto una voz masculina, Kyle y yo giramos rápidamente, mientras que los padres de Ethan asintieron a un doctor con ojos color café, alto, tenia impresa en su rostro una agradable sonrisa que daba a entender que las cosas estaban mejor, tenia su cabello negro azabache peinado hacia atrás dándole un aire de actor.
-Dc. Hernández-susurro el padre
-¿Cómo esta?-inquirió la madre
-Evoluciona favorablemente, lamento decirles que el brazo derecho esta en muy mal estado, igual nada que un yeso no pueda solucionar-explico con una sonrisa-En una hora lo bajaremos a sala, esperando a que despierte-informo
-Gracias al cielo-susurro respirando hondo la madre de Ethan, abrazo al padre, luego me miraron y sonrieron.
-¿Podremos pasar?-pregunto el Sr. Radheen
-Por supuesto, en cuanto este en su habitación los llevare-dijo el doctor antes de irse, mi corazón volvió a latir con normalidad, mi respiración se regularizo, y mi mente se aclaro. Trague saliva y sonreí.
-Discúlpenme, estaba muy consternada por la situación, soy Janice Giannastassio-me presente amablemente
-Un placer, aunque te conocemos mucho, nuestro hijo no ha dejado detalle oculto, eres una gran chica, debo admitir que tener a Ethan tan embobado es todo un logro-dijo la madre de Ethan sonriendo, y fue así cuando note por primera vez que esos pocitos que a mi novio se le hacían al sonreír los había heredado de su madre. Pasaron unos momentos más, unas charlas, Kyle fue por café, hasta que una enfermera nos notifico que ya podíamos pasar, pero que solo se permitía ingresar a uno por vez aún aunque él estuviera inconsciente.
A pesar que lo correcto seria que entraran ellos primeros, los padres de mi novio no dejaron de insistir hasta que accedí a entrar yo primera. Al entrar, lo vi a mi novio con respirador, aunque podía hacerlo solo, hasta que no recobrara la conciencia no se lo quitarían, tenia el brazo derecho cubierto por vendas y yeso, tenia claras pero pequeñas cicatrices en el rostro, a pesar de eso parecía tan tranquilo, lleno de calidez como siempre estaba, solo que sumido en un profundo sueño, de repente una sonrisa cruzo su rostro, murmurando cosas sin sentido e incapaces de reconocer, hasta que oí con claridad como susurraba mi nombre. Me acerque, pase mi mano con delicadeza por su mejilla, sonriendo tontamente como solo él lograba en mí.
-Te quiero tanto, me alegro que estés bien-le susurre aliviada antes de darle un corto beso sobre sus labios firmemente cerrados.
Al momento oí los susurros de los padres de él a través de la puerta, le di un corto beso nuevamente, acariciándole la mejilla sonreí levemente.
-Volveré cuando sea posible-murmure antes de salir, permitiendo que entraran sus padres.
Encontré a Kyle en la cafetería de la clínica, hablando por móvil, pero colgó apenas me vio, me sonrió tímidamente esperando mi reacción.
-Esta bien, lo note como si estuviera dormido-susurre sentándome y robándole un trago de su café
-¡Cuánto me alegro!-comento Kyle, de golpe, mientras mi amigo comentaba cuanto se alegraba de que Ethan estuviera respondiendo, sentí un cansancio extraño, como si el sueño que tenia demorado me cobrara las deudas todas juntas, bostecé abiertamente-¿Quieres ir a dormir?-pregunto