Capítulo I
Encuentro
El aire estaba tan frio que me hacia tiritar, lo único que cruzaba mi mente era "si muriera alguien llorara por mi" al fin y al cabo ya lo había perdido todo no quedaba nada que atesorara o quien se preocupara por mí, todas esas personas fueron más que puras caras superficiales, al final de cuentas.
Puse mi pie sobre el filo del edificio de 20 pisos, una vez que cayera no podía volver atrás, todo habría terminado y pasaría a ser un cadáver mas del cementerio. Solo era cuestión de segundos para poder terminar con mi vida y de paso con todo el sufrimiento que traía sobre los hombros.
Escuché las sirenas de acercarse; alguien había llamado a emergencias. Maldije a esa persona porque no me dejaría morir en paz.
Sentía un gran peso en mis brazos, lo único que escuchaba era el sonido del viento en el vacío. Puse el otro pie en el filo, y vi como el servicio de emergencias llegaba. Ya había dejado todo en orden con una nota póstuma, le deje suficiente comida al gato que ni siquiera era mío pero lo alimentaba por lastima, pague el mes de renta que debía. No me despedí de nadie porque no valía la pena.
Vi como sacaban ese colchón inflable justo donde debería de caer, así como a un tipo que hablaba por un altavoz, pero era inútil, ya que no lo escuchaba.
Empuje mi cuerpo hacia adelante antes de que se inflara lo que me podía salvar, pude sentir la adrenalina y el miedo mezclarse en mi estomago, mire el montón de luces que me cubrían al caer, escuche el grito unísono de la gente debajo de mi.
Mi brazo sintió un estirón que abolorio mis articulaciones, y mis pies quedaron colgando en el vacío y todo se detuvo, voltee hacia abajo y vi las miradas expectantes de las personas, después mi cuerpo comenzó a subir, dirigí mi vista hacia arriba, nunca en mi vida había visto a el sujeto que sujetaba mi brazo con tanta fuerza.
- ¡¿qué crees que haces?! Déjame caer! – grite histérica
- No lo hare – respondió apretando los labios
- Esto es lo que quiero, no me detengas!
- NO HAY NADA QUE NO TENGA SOLUCION!
- Y tu quien eres?
- Tu héroe... prácticamente – sonrió
- Eh?
El empezó a jalarme hacia arriba mientras la gente aplaudía hasta que pise el techo de nuevo.
- Eres policía? Iré a la cárcel?
- No y no
- Entonces quien eres?
- Un buen samaritano que iba de paso.
Que sucedía con este sujeto? Cree que puede ir por ahí arruinando los intentos de suicidios de la gente?
- Nos vemos – voltee enfadada
- Qué? Ni siquiera gracias?
- No tengo nada por que agradecerte
- Estas segura? Te acabo de salvar la vida, Helena
Por la forma en que dijo mi nombre, parecería que me conociera desde hace mucho, tan familiar.
- Como sabes mi nombre.
- Ya veo, no te acuerdas de mí? soy alguien del pasado...tus padres me encomendaron cuidarte.
- Del pasado?
- Nos conocimos cuando tu tenias 5 y yo 7 recuerdas? En el baile anual de tus padres.
Si el mencionaba el baile de mis padres debería de ser alguien muy cercano a mi familia ya que solo las personas con vínculos muy estrechos tenían el derecho a entrar.
- Cómo te llamas? - pregunte,
- Mir...Joubert -
- Joubert? – los de esa familia generalmente se casaban pronto debido a que en este mundo era esencial unir los lazos con compañías poderosas y los Joubert encabezan la lista.
- Que hace un Joubert en asuntos como este?
- Ya te lo dije solo pase por aquí – sus mentiras no eran muy convincentes.
- La compañía de mis padres se fue a bancarrota, ellos se suicidaron así que no tengo ningún valor para tu compañía.
- Claro que ya se eso, pero no estoy por que tengas un valor o no, ya te había dicho que tus padres me encargaron cuidarte. Creo que ellos ya predecían lo que iba a pasar
- Quieres decir que ellos fueron asesinados?
- No estoy seguro, pero es raro que una compañía tan prospera como la tuya de pronto se vaya a la bancarrota y pienso que lo del suicidio simplemente fue una cuartada.
Tales palabras hicieron tanto eco que mi cuerpo empezó a temblar con más fuerza...
Policías entraron tranquilamente a la azotea, Mir solo seguía mirando con indiferencia
- Sargento Collins...- dijo Mir
- Joven Joubert...
- Siento todo el alboroto; mi prometida estuvo a punto de caerse, gracias a Dios pude sostenerla a tiempo. Le pido mis más sinceras disculpas y me gustaría que nada de esto fuera publicado por los medios.
"Escuche bien? Dijo prometida?!"
- Nos esperábamos verlo por aquí. No se preocupe esto no saldrá a la luz. – dijo con tono de subordinado.
- Gracias, esta semana recibirán mis donaciones.
- Estaremos esperando.
Algo olía a corrupción ahí, no sé si era la palabra donaciones, las sonrisas irónicas de ambos, o las dos.
- Ahora si nos disculpan, tenemos que irnos - cruzo su brazo por mis hombros
- Ah! Ella es... - dijo el policía viendo hacia mí.