Desde el primer momento en que la ví supe que ella debía ser mía completamente mía. La primera vez que la ví fue en la cafetería La Minerva ya que me gustaba el ambiente del lugar, recuerdo cuando ella se acercó a mí para pedir mi orden en ese instante mi corazón latía como nunca antes lo había hecho también recuerdo como sus lentes le daban un toque intelectual lo cual era atractivo para mí, de igual manera recuerdo como su uniforme de trabajo hacía resaltar sus pechos y sus hermosas curvas aunque tuviera un poco de sobrepeso se podían distinguir muy bien esas partes de su cuerpo, al principio ella estaba nerviosa puesto que era su primer día ahí luego de comer pedí la cuenta tras pagarla le di una pequeña propina:
—gracias —agradeció ella,
—de nada —dije —. Estrella —leí su gafete y salí de dicho lugar «serás mía pequeña estrella», pensé al evocarla camino a mi departamento así era yo sí quería algo lucharia por obtenerlo incluso me convertiría en el villano de ser necesario pues no iba a dejar que me quitaran algo que era mío.