Singledolls: la pareja perfecta

5. En la casa de la expropietaria

Chris se quedó con las ganas de escuchar un agradecimiento que saliera de mi boca, no puede pedirme algo que aún no logro procesar, estoy jodida con mis personalidades, no me resulta fácil doblegarme frente a una persona, así que prefiero dar media vuelta para darle la espalda y avanzar caminando sin importar si lo dejo atrás junto con los cartones que acaba de usar para lanzarme a tal sensación abismal.

No sé cuánto tiempo ha pasado desde que Chris activó todos mis sistemas, puedo asumir que dentro de un rato se estará cumpliendo la hora que tenía para encontrar los ojos de mi propietario. Ahora que lo pienso detenidamente, logro comprender que es imposible lograrlo.

—¿Verónica, por qué te detienes?

Chris aún sigue mis pasos, qué insistente es.

—Es imposible llegar en menos de una hora con mi propietario.

—Bueno, sí… Está difícil, ni siquiera sabes cómo llegar a esa dirección.

—¡Miércoles! —gruño y luego pateo una pequeña piedra, lanzo una botella, pateo un tanque de basura, pateo la basura que se regó en el suelo.

Me siento súper rabiosa, por un momento detengo mi arrebato y busco el rostro de Chris, lo encuentro sentado en el escalón que está frente a la puerta trasera del restaurante, en silencio y solo limitándose a observarme destruir todo a mi alrededor.

Tomo un gran respiro para alivianar mi temperamento y, sintiéndome algo avergonzada, decido ir a sentarme a un lado de él.

—¿Mejor?... ¿Liberaste tus tensiones?

—Creo que sí.

Levanto la mirada al cielo y en él veo por primera vez las estrellas, me pongo a pensar en lo grande que es el universo y lo insignificante que soy dentro de él, pues soy consciente de que no formo parte de su naturaleza, no represento a ninguna forma de vida creada, solo soy una creación artificial.

—¿Cuántas noches pasarán hasta que mi tiempo de vida se acabe?... ¿Tan siquiera podemos morir de manera natural? —pregunto sin apartar mis ojos del cielo nocturno.

—Desconozco ese detalle, pues todos los SingleDolls que he conocido han sido reciclados. No sé si somos eternos, Verónica.

—Odio sentir esta ausencia de vida.

Me levanto del escalón donde estaba sentada y luego camino en dirección hacia la parte frontal del restaurante, volteo a ver a Chris y le encuentro un rostro sumamente intrigado, él se levanta y me sigue los pasos.

—¿Qué vas a hacer, Verónica?

—Salir de la duda, quiero ver si aún tengo tiempo para enamorarme.

—Lo más seguro es que sí… Un momento… ¡¿Qué vas a hacer?!

Avanzo acelerando mis pasos y dejando más atrás a Christopher, luego subo a la acera de la calle y camino rumbo a la entrada del restaurante. Empiezo a subir, a gran velocidad, las escaleras de la terraza y al llegar frente a la puerta agarro la manija y jalo de ella… o alguien la empuja desde adentro. Repentinamente, mi mirada choca con la de un desconocido que va saliendo del restaurante: hombre alto, cuerpo bien formado, tiene un simétrico y muy bien acicalado cabello de color negro, su barba está perfectamente delineada y su rostro resalta con unos hermosos ojos azules.

Es como si el océano estuviera en sus ojos...

Me pasa a un lado y me hace seguirle con la mirada luego de ver aquel tatuaje en forma de plumas negras que tiene bajo su oreja, él voltea a verme y entonces nuestras miradas hacen clic... ¿Será que me enamoré?, no estoy del todo segura.

—¡Verónica! —Chris me llama tras mi espalda, yo le busco con la mirada—, dime..., ¿Has sentido algo?... ¿Te sientes extraña?

Trato de pensar más en ello, de buscar hasta el más mínimo sentimiento que pudiera haber surgido después de tal encuentro, pero no logro entender nada, es un poco confuso, porque no sé ni siquiera que buscar, no sé qué es el amor o cómo se siente.

—No sé...

Chris se para frente a mí, cerca su rostro a mío e intensifica su mirada sobre mis ojos, como si con ello pudiese leer mi mente.

—¿No te entristece verle alejarse de ti? —pregunta en tono bajo.

—Pues... no.

Al parecer, no llegué a enamorarme. Debería de pensar que es un gran alivio, ya que hubiera sido tremendo problema quedar enamorada eternamente de una persona que solo he visto una única vez y en un pequeño parpadeó, pero me entristece no haberme enamorado, porque comprendo que este es un sentimiento que jamás podre sentir... Por un momento pensé que, si llegara a enamorarme de otra persona, podría olvidarlo y despues volverme a enamorarme, así como pasa con los humanos. Pero creo que partir de ahora seré algo que nunca podrá sentir amor. Entiendo que fue muy riesgoso, podría haberme condenado a vivir persiguiendo a un hombre que nunca se hubiese interesarse en mí, pero quería sentir tal sentimiento, tal vez así le hubera encontrado más sentido a la vida.

—Bien, vamos —Chris me toma de la muñeca y me lleva con él.

Vamos caminando sobre las aceras continuas al restaurante, avanzamos con pasos largos bajo una noche que empieza a sentirse más fría; de repente, me percato de que Chris aún me mantiene agarrada de la muñeca, así que al instante me libero de él con la brusquedad que me caracteriza.

—¿A dónde vamos? —pregunto al ver que no nos detenemos en la parada de buses—. Se supone que vamos a tomar el autobus.

—¿Con qué dinero?

—Pues…, ¿no traes dinero contigo?

—No, la del dinero era mi propietaria, lo siento. Yo si acaso traigo puesta la ropa.

¡Miércoles!… ¿Y ahora cómo conseguimos dinero?

Le veo agachar la cabeza y suspirar con profunda nostalgia.

—Vamos a la casa de mi difunta propietaria.

Continuamos caminamos por la acera durante unos 15 minutos hasta llegar una zona residencial de hermosas casas, todas son una réplica exacta de la otra, de dos pisos, arquitectura moderna que luce diferentes tonos grises y jardines muy bien cuidados.




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