Tyler y yo cruzamos miradas, los panes se estaban horneando y la comida estaba lista para llevar a la mesa.
La noche ya estaba sobre nosotros y lo mas probable que nos estuvieran buscando o en el extraño caso que esperaran nuestra llegada.
El tío de Tyler apareció de pie y su cara no mostraba felicidad.
El peor de los pensamientos había llegado a mi mente.
Hasta aquí llego nuestra travesía…
—El abogado de Ruth me llamo para decirme que no me dejara ver a mi hija —comento el mirando con tristeza a su madre.
La abuela se acercó a él y lo abrazo.
Un abrazo de madre como todos alguna vez en la vez sentimos que llegamos a necesitar pero muchas veces no están dispuestos a llegar.
Mire a Tyler como soltó un suspiro y avanzo hacia la puerta que daba a un pequeño porche.
Sali detrás de el apreciando la vista de campo y como el paisaje se mezclaba con árboles.
—No tenemos mucho tiempo debemos irnos de aquí —el paso sus dos manos sobre su cabeza.
Aun no entendía el significado de que estuviésemos ahí.
—Esta noche nos iremos —sin mirarme volvió a pasar por mi lado entrando a la casa.
Mire hacia el cielo y la luna estaba cubierta por nubes que apenas se podía apreciar su luz.
¿Mama pensara que estoy en casa de Violet? ¿Y papa? ¿Timmy me había visto?
Mas preguntas de la cual no me intrigaba saber las respuestas.
En frente de mi se encontraba el plato con las verduras.
—Sabes que hay espacio suficiente para que se acomoden —dijo la abuela mirando a Tyler y luego a mi.
—Gracias por todo esto… —saboree un poco mas la comida— esto esta exquisito.
Las mejillas de la abuela se enrojecieron y en su rostro apareció una sonrisa. El semblante del tío aún seguía triste pero no decidí entrometerme.
Ayudamos a la abuela a acomodar, el tío Robert se despidió de nosotros y se retiró. Dejándonos a los tres en la cocina.
—Me alegra mucho que seas parte de nuestra familia… hay mujeres que solo lastiman el corazon de mis muchachos —la señora tenia mis manos entre las suyas.
Me sentía estúpida al no poder darle la conversación que ella se merecía pero temía a decir algo que nos delatara.
—Gracias por todo abuela —dije para luego abrazarla.
Un sentimiento de nostalgia y tristeza recorrió mi cuerpo, me separe de ella que miro a su nieto que estaba de pie en la puerta de la cocina.
—Cuida de ella —paso por su lado no si antes depositar un beso sobre su cabeza.
Me dirigí al sofá y me recosté observando a Tyler como miraba al suelo.
Aquella tarde había pasado y me había sentido cómoda. Pero una parte de mi sentía la culpa porque sabia que a la mañana siguiente no estaríamos allí.
Cerré mis ojos tratando de conciliar sueño y fue así.
El ruido de la madera crujir me hizo despertar observé que sobre mi tenia una manta que no recordaba haberme cubierto.
Busque con mi mirada y Tyler no estaba allí, me acerque hacia la puerta por donde entraba una pequeña correntada de aire.
Sin quitarme la manta mire hacia afuera el campo oscuro, hasta que un Tyler con su cabello alborotado y una pequeña cajita apareció.
—¡Carajo me asustaste! —exclame llevando una mano a mi pecho.
—Debemos irnos… —fruncí el ceño al ver que todavía el cielo estaba oscuro.
El entro y guardo la caja en su mochila, sin oponerme me coloque mi abrigo y mis tennis.
Ahora sentía que era el momento donde ya no habría familia, amigos, ni nadie que conociéramos.
Apenas estaba empezando y solo sentía el nerviosismo.
Corrí hacia la cocina y tome uno de los bollos de pan.
—¿Qué haces? —pregunto el con molestia entrando detrás de mi.
—Por si nos da hambre… y no desperdiciare la oportunidad de probar esto —dije guardando el pan en mi mochila.
Salimos de la casa evitando hacer ruido y otra vez la fría brisa de la noche.
Caminamos hasta llegar a la estación justo en el momento que el amanecer hacia su aparición.
No esperamos demasiado hasta que un grupo de personas apareció.
Un autobús estaba listo para salir.
—Vamos debemos evitar llamar la atención —dijo Tyler pero de repente mi cuerpo pedía ir al baño.
El avanzo, el baño no estaba tan lejos y había una larga, bueno no tan larga solo eran seis personas esperando para subir.
Corrí hasta el baño, para mi suerte había papel, aun escuchaba el ruido del motor del autobús.
Sali corriendo y ya no había personas esperando, y la puerta se cerró en frente de mis ojos.
—¡ESPERE! —exclame al ver que empezó a avanzar.
Mire hacia dentro del bus hasta que mi mirada quedo en Tyler que avanzo hasta donde estaba el conductor.
El autobús se frenó y la puerta se abrió.
—No vuelvas a gritarme niño —comento el chofer mirando con seriedad a Tyler que estaba con el ceño fruncido.
—Debería hacerse ver los oídos —dije mirando con molestia al señor.
Pase por el lado de Tyler y el autobús estaba algo completo de personas.
Vi que detrás de nosotros una mujer viajaba con un niño que no dejaba de moverse.
Dos señoras hablaban que iban delante nuestro, y a nuestro lado un señor que se había quedado dormido estaba roncando.
Lo que mas me llamaba la atención era la energía de las dos mujeres que hablaban como si fuese cualquier tarde de te.
—¿Dónde te metiste? —la cara de Tyler mostraba molestia.
—Necesitaba ir al baño —dije sonriente.
La radio del autobús también acompañaba los demás sonidos que estaban generando los demás pasajeros.
¿Por qué tienen tantas energías a esas horas de la mañana?
El reloj apenas marcaba las 7am algo temprano para mi.
—Idina es una mujerzuela yo le dije a mi hijo que esa mujer… —la conversación de la señora se veía tan interesante y al parecer una mujer llamada Idina no era del agrado de las dos mujeres.
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Editado: 16.08.2022