Ya habían pasado dos meses desde que firmé aquel contrato.
Dos meses en la que me aseguraba de cumplir la misma rutina: despertar, desayunar, leer algún libro hasta la hora de la merienda en donde me encontraba con Stefan, luego pasábamos las horas restantes paseando por el jardín o debatiendo sobre las ideas que él tenía sobre su pintura, cosa en la que yo no tenía ni la mas mínima idea del cómo se calificaba si una pintura era buena o no. Mientras el hablaba de términos sobre “técnica, equilibrio, texturas y estética” me encontraba aun mas confundida, un mundo completamente desconocido para mi pero aun así me tomaba el tiempo de escucharlo, interesarme aunque no tuviera los conocimientos básicos, solamente porque verlo hablar sobre lo que le apasionaba aunque me contara que “solo es por el dinero” despertaba un sentimiento que solo él no se daba cuenta de que existía.
Stefan estás equivocado al decir que solo es por el dinero, lo haces porque encuentras pasión en tu trabajo, nadie más querría estar manchado con pintura la mayor parte del día y sentirse invencible.
Se reconocer el sentimiento porque yo una vez también lo tuve quise decirle pero solo me limite a escuchar.
También habíamos avanzado en cuanto a nuestra “relación” decidimos establecer algunas normas para hacer de esto algo más llevadero, cada uno seguiría como habitualmente estaba acostumbrado, solo con la diferencia que si nos topábamos en algún momento del día esperaríamos a que uno de los dos se sintiera listo para compartir algún tipo de palabra. Al principio fue extraño e incómodo por las situaciones anteriores pero tras pasar los días, esa “norma” ya no existía entre nosotros, todo se fue tornando más natural.
Pero aunque todo se diera tan bien aun así decidí que si alguno de los dos necesitaba un poco de espacio, solamente tenía que frotarse las manos como señal de necesitarlo.
No fue por mi quien impuse la regla, sino por el.
Yo estaba acostumbrada a estar rodeada de personas. Toda mi vida lo estuve.
Pero él no estaba acostumbrado a estar tanto tiempo compartiendo un lugar con otras personas que no fueran August, no podía contar a sus sirvientes ya que el los evitaba a toda costa si podía, mi caso era muy diferente.
Esta no era mi historia después de todo, era la suya.
Tan solo soy una pequeña parte de esta, cada noche pensaba en que era un personaje secundario que ayuda al principal a comprender la vida y a crecer.
El secundario tan solo está ahí, observando desde un rincón, resolviendo por dentro la pieza faltante de su puzzle.
Él fue quien me dio inicio y merezco ayudarlo hasta el final.
Por un lado, no podía olvidar el hecho de que era una extraña dentro de este lugar, no importaba cuánto tiempo hubiera pasado, anhelaba el llegar a esa pequeña casa que aunque en sus paredes y rincones estuviera lleno de recuerdos tristes, podía encontrar la felicidad en ellos sin importar que fuera una locura.
Una vez escuche que te puedes ir de tus raíces pero estas no son el lugar que te vio crecer, sino nuestro corazón el que hecho raíces y a pesar de que no lo pudiéramos comprender del todo, el corazón sí, porque era lo más cercano a nuestros orígenes. Y eso era un hecho innegable.
Estábamos tomando té en el jardín cuando apareció repleto de pintura, mientras disfrutábamos del día hablando de diversos temas para al final volver y continuar hablando en “términos técnicos” decía él sobre la pintura que estaba trabajando desde hace un tiempo.
—Y yo pensaba que todo este tiempo los cuadros se juzgaban solo si eran bonitos o no, supongo que no estoy muy informada al respecto—explique confusa.
Se detuvo antes de tomar un trago y carraspeó la garganta llamándome la atención—. Perdón si te aburro hablando de esto, no tuve en cuenta que lo hacía.
—¡No! no es así-me apresure en contestar.
—¿No?
—No porque no sepa sobre algo significa que no me pueda llegar a interesar, cada vez que me hablas sobre pinturas lo tomo como una ¿Cómo podría llamarlo? Clase gratis de un pintor reconocido, varias personas pagarían una gran suma con tan solo tocar algo tuyo.
Levantó su mano acomodando el cabello que caía hacia su frente, se recostó en su silla observando en silencio con el ceño fruncido.
—¿Dije algo malo?
—Me estas usando.—exclamó indignado.
—Como di…
—Claramente lo estas haciendo ¿Dando clases? En este momento seguro estás pensando en guardar todos estos grandes conocimientos y volverte un pintor ¿Verdad o me equivoco?
¿Acaso estar tanto tiempo pintando le llevó a tomar pintura? Esto no podía ser cierto, ¡Ni siquiera se dibujar un árbol!
—No estarás hablando en serio.
Me observó como si hubiera dicho la peor atrocidad hacia su persona.
—Ya no hablaré contigo-sentenció.
—Pero…
—Me siento herido—se llevó la mano hacia el corazón para enfatizar su drama—.Aunque podría perdonarte el querer apuñalarme por la espalda si me dejas llevarte a un lugar.
—¿Te has vuelto loco?
—En mi defensa diré que solo estoy defendiendo mi seguridad, no quiero morir tan joven.
No puedo seguir escuchando estas estupideces.
Me levanté del asiento y tomé el largo de mi falda para poder caminar más rápido, era algo inédito ¿Yo apuñalarlo? Este tipo era increíble.
Estaba por la mitad del jardín cuando me alcanzó, tomo de mi brazo e hizo que frenará en seco.
—Lo siento, no pensé que estaba haciendo
—Exacto, no pensaste.
—Lamento si fui muy brusco con esa broma-podía sentir como cada vez estaba mas nervioso—.Es que quería que…solo quería… Ya no importa.
Soltó su agarre, espere que se aleja unos centímetros antes de voltear, cuando lo hice pude ver como había tomado por sorpresa mi reacción que salió corriendo sin importarle si había pisado lodo de las flores recién regadas.