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CAPITULO 1
EN BUSCA DE UN SUPER SOLDADO
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Una niña de tan solo 5 años, un experimento, una simple rata de laboratorio forzada a entrenar por el bien del país y la única sobreviviente de ese infierno. Solamente nací con el propósito de ser un supersoldado.
Hace 15 años una guerra mundial estalló de nuevo, hasta el día de hoy ha habido incontables muertes y aún no se ha llegado a ningún acuerdo con ningún país. Cada país ha mejorado sus armas y su tecnología; y obviamente el mío no se queda atrás, es por eso que ha lanzado un nuevo proyecto llamado niños superdesarrollados, obligando a todos los residentes a entregar a los bebés menores de 1 año y a todos los recién nacidos a partir de ese día.
Tenía un mes de nacida cuando me llevaron, separándome de mi familia y aunque ellos intentaron ocultarme, algunos conocidos por miedo a lo que el gobierno pudiera hacerles, decidieron hablar haciendo que mi familia no tuviera otra opción más que entregarme casi a la fuerza.
Hoy tengo 15 años y recuerdo mi niñez como una pesadilla. Recuerdo escuchar bebés llorar en las habitaciones de al lado, recuerdo cada inyección que nos implantaban, era un líquido el cual se sentía como si te quemara todo el cuerpo. Pero... lo más doloroso no era eso, sino ver como poco a poco cada uno de los niños simplemente desaparecían después de un tiempo. Todos creíamos que eran liberados y siempre estábamos felices diciendo mi último día, mi última inyección. Un día mi mejor amiga también desapareció, le teníamos miedo a cada persona en el lugar a excepción de nosotros mismos, por eso tomé una decisión.
Salí a mitad de la noche para encontrar a mi amiga, pensé que ella estaría libre con su familia, sin embargo, al entrar en la habitación prohibida me di cuenta de algo aterrador. Había camillas cubiertas por una tela negra que al parecer ocultaban algo, me acerqué a una y descubrí la razón del porqué mis compañeros nunca regresaban. Lisa, tenía sus ojos cerrados, su piel estaba pálida y estaba demasiado fría, por más que la llamaba nunca reacciono.
Salí temblando de ese sitio, esa noche no pude dormir al saber que la única forma de salir de ese horrible sitio era muerta.
Han pasado 10 años desde ese entonces y al final he sido la única que ha sobrevivido de todos los más de 100.000 niños que pasaron por el laboratorio. Al final el gobierno cancelo todo debido a la gran cantidad de muertes, además de haber finalizado la guerra.
¿Me liberaron? Lastimosamente, no fue así. Sigo bajo el poder del gobierno y ahora estoy en una academia militar, pero, a diferencia de mis compañeros, es que yo tengo entrenamientos un poco más pesados, porque al parecer he desarrollado nuevas habilidades debido a la exposición que tuve a las inyecciones. Soy más ágil y más fuerte, además de ser un poco más rápida que los demás, mi memoria es mucho más amplia o eso me han dicho debido a que la información me es fácil de recibir. Puedo leer un libro y al terminar de leerlo mencionar cada palabra de cada página sin equivocarme, no obstante, estas habilidades... son lo peor, ya que nadie se ha querido acercar a mí por miedo.
No me pregunten de mi familia, hasta el día de hoy sigo sin saber quiénes son, aunque he escuchado maravillas de la empresa Hope, al tener mi apellido me hace tener esperanza de que es la empresa de mi familia o eso espero. Cuando salga lo primero que haré es ir a esa empresa y conocer a los que creo que son mi familia, si no son ellos no sé qué haré solo espero poderlos encontrar algún día
—Hope, te necesita el teniente Roberts en su oficina —Se acerca el joven con uniforme de soldado manteniendo una distancia de dos metros
—Gracias, iré de inmediato —La hipocresía es muy obvia aquí como la sonrisa y las gracias que di hace un momento, es obvio que no estoy feliz, jamás lo he estado. Aquí todos se han acostumbrado a eso, a mi frialdad y a mis falsas sonrisas. Piensan que lo hago apropósito, pero... si ellos hubieran vivido lo mismo que yo, entendería que las personas que me rodean para mí son como monstruos que únicamente saben manipular a los más débiles solamente por tener un arma en sus manos o por estar en el gobierno —teniente ¿me buscaba?
—Hope, me alegra verte. He escuchado que, como siempre, tienes buen rendimiento en tus clases, sin embargo, que siempre terminas lastimada cuando usas tu fuerza. —observa mis manos cubiertas de vendas
—Creo que es muy obvio, soy más fuerte que un humano promedio y mis huesos son mucho más resistentes y fuertes que los demás, no obstante... mi piel es frágil y como todos una simple cortada me hará sangrar. Considero que por eso han alejado todos los objetos cortantes de mi lado
—Es muy obvio, has intentado quitar tu vida varias veces así que hemos tomado medidas drásticas
—No querría quitarme la vida si ustedes no me tuvieran encerrada desde niña en este infierno, ¿opina usted que ser una rata de laboratorio es genial mientras vez a tus amigos morir uno tras otro hasta el día de hoy?
—Hemos detenido los experimentos y hemos abierto la academia para que puedas conocer a más persona y hacer amigos
—¿Considera que con eso basta para recuperarme de todo el daño psicológico que me han hecho? Más bien dígame realmente para qué me llamo, acaso ¿alguno de sus superiores pensó en lo último que dije y me van a dejar salir?
Suspiro —así es tal como lo has expresado, el daño que te hemos causado es demasiado grande y han opinado en darte la libertad que tanto deseas
—¿Es en serio?
—Volverás con tu familia, iras a citas psicológicas para que te ayuden a mejorar la convivencia. Pero...
—Hay no...
—Tendrás que seguir asistiendo a la academia. Vendrán por ti mañana, prepara tus cosas para irte