Sober

SOPHIA

 

Miro fijamente la puerta de la cafetería.

No sé que esperar, no sé que desear. Sé que las cosas no deben seguir así, sé que tengo que dejarlo ir, que tengo que mirar por mi. Pero me es imposible, amo a Wilmer, da igual lo que haga.

Recuerdo como supe por primera vez de su existencia: era de mi mismo grupo social. Sus ojos color azul marino me atraparon desde el segundo uno. Fue como una especie de presagio, un presagio de que esos ojos serían mi perdición. Al principio todo fue hermoso, nuestra relación se hizo la más popular del instituto.

Muchas me envidiaban por ser su novia, y muchos le envidiaban por ser mi novio. Lo típico en una escuela de secundaria en la que lo único que importa es la apariencia y que haces con tu vida personal.

Y entonces todo se torció. No sé exactamente cuándo o porque, simplemente Wilmer empezó a coger un camino demasiado diferente al mío: fiestas, alcohol, chicas... aun recuerdo la primera vez que me entere que me había engañado. Llore como regadera durante aproximadamente una semana, pero lo perdone. Siempre le perdono.

Ese sentimiento se volvió una rutina. Yo sabiendo que él me engañaba, él rompiendo conmigo por cualquier mínima tontería y él volviendo a mí. Me sentía idiota a veces por no tener la fuerza de voluntad para decir: "Wilmer, ya me he hartado, ya basta".

Respiro hondo y entro en la cafetería. Esta es nuestra cuarta ruptura en la semana, y estamos a Miércoles. Es difícil, porque nuestros 'amigos' se dividen entre nosotros. Casi todos lo eligen a él, solo dos personas me eligen a mi por lo normal.

Me acerco a la mesa de siempre, ignorando el hecho de que él esta ahí, besándose con Jessica como si nada pasará, como si lo nuestro fuera una simple aventura del pasado. Una punzada en el estomago me atraviesa. ¿Por qué él no me podía querer como yo le quería a él? ¿Era así de difícil?

— No le des ese poder Soph—Dijo Alex, mi mejor amigo. Él único que miraba por mi antes que por él —. No merece tu dolor.

De repente alguien ajeno rompió mi burbuja. Y no solo la mía, sino también la de todos los de la mesa. Jessica y Wilmer se separaron.

—Hola hermanito. — Dijo la voz.

Carter era el hermanastro de Wilmer. Aunque no llevaran la misma sangra, ambos eran tremendamente atractivos, en todos los sentidos. No tenían nada que ver uno con el otro.

Si Wilmer era el sol, Carter era la lluvia.

Si Wilmer era el mar, Carter era el fuego.

Eso fue lo que hizo que Carter no entrará en nuestro grupo, Wilmer no lo toleraba. Lo odiaba por estar en su familia, por estar en su árbol genealógico. La mayoría de las veces me parecía egoísta e incomprensible, pero él me decía que Carter era peligroso, que solo traía desgracias. Yo, como siempre, le creía.

—¿Qué quieres Carter?— Dijo él con la mandíbula tensa, mirándolo desafiante.

— Viendo que no cuidas a tu "novia" —Dijo él haciendo comillas con los dedos. Yo me retorcí en la mesa. ¿Por qué me mencionaba—. como es debido, he decidido hacerlo yo. Solo vengo a informarte que te la robo por el resto del día. No creo que te importe, al fin y al cabo tienes a Jessica.

Los ojos de Wilmer ardieron con furia. Odiaba que se metieran con algo de su 'propiedad'. Y aunque yo no era propiedad de nadie, él me trataba como tal.

—Es mi novia, así que si quieres a una chica búscatela, no te metas con la mía.

— Tu novia hace rato que está harta de ti. Pena que no tenga los ovarios de decírtelo.

Miré a Carter sorprendida. Le estaba plantando cara a su hermano ¿por mi?

Me levante de la mesa y me puse a su lado. Había perdido el control de mi mente por lo visto, porque no media las consecuencias de mis actos.

—Ni se te ocurra irte con él, Sophia.

—Tarde—Dijo su hermano mirándole fijamente, cogiéndome de la mano y sacándome de ahí.



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Editado: 28.06.2018

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