Sobre Manga y Rock ´n´ Roll

Capítulo Once. Lluvia de Oro.

—Sep yo… Pienso en ti todo el tiempo, desde el primer momento en que te vi, en todo momento y en todo lugar, estoy deseando verte y  pasar mi tiempo contigo, cuando estoy a tu lado me siento seguro, completo y feliz. Eres la chica más increíble y divertida que jamás conocí. Tú iluminas mis días con tu sonrisa; aunque el día esté completamente nublado. Me gustas tanto que ni siquiera estoy seguro de que lo que estoy diciendo, le haga justicia a todo lo que siento por ti —Danz estaba hablando más rápido de lo normal y su voz temblaba— estuve pensándolo mucho. —tomó una leve pausa—  ¡Rayos! No sé qué estoy haciendo. Sep, no sé si estoy haciendo lo correcto, sobre si decírtelo o no porque, no quería arruinar lo que tenemos, me aterra pensar en que puedes no sentir lo mismo y sé que es posible y te juro que lo aceptaré, deberás darme tiempo, claro tú también necesitarás tiempo, eso es obvio; pero yo aceptaré lo que tú decidas, solo por favor no te alejes de mí.

—Danz, ¿De qué hablas? —sonreí nerviosa— Aun no me preguntas nada, ¿Por qué estás asumiendo lo que voy a responderte?

—Tienes razón, lo siento, es que… —aclaró su garganta— estoy muy nervioso. Lo que quiero es preguntarte es —tomó un gran respiro— ¿Quisieras ser mi novia? —Cerró los ojos y apretó sus manos como si esperara recibir un golpe o algo así.

Mi corazón dio un vuelco y un nudo cerró mi garganta.

“¿Estoy flotando acaso?”

“¡No seas idiota! Aun puedes sentir el suelo”

“Es que no esperaba escuchar esas palabras”

“Pero, es exactamente lo que querías escuchar ¿o no?”

“Si, porque yo también tengo sentimientos por él; aun así, en este preciso momento, las palabras no salen de mi boca, el nudo en la garganta me lo impide”

“¡Rápido! tienes que hacer algo o el pensará que quieres rechazarlo y ¡ni se te ocurra desmayarte!”

Respiré profundo y lo vi fijamente a los ojos. Él ya estaba observándome, anhelando y esperando una respuesta. Me armé de valor e hice lo único que podía hacer, ya que hablar hubiese sido imposible.  Me acerqué a él, cortando nuestra distancia y lentamente acerqué mis labios a los suyos hasta darle un suave y delicado beso, mi primer beso. Cerré los ojos, para concentrarme en sus suaves labios y eso me permitió escuchar mi corazón agitado. Él no se inmutó; pero al separarme sentí su aliento entrecortado y sus ojos abiertos me veían sorprendido.

—Tómalo como un sí —logré decir.

—¿Qué? —preguntó Danz.

“¿Qué pasa con esa pregunta, acaso no escuchó lo que dije? Me costó mucho trabajo hacer eso, me siento muy asustada y nerviosa. Mis manos tiemblan y sudan por la situación y él me hace esa pregunta”

—Que lo tomes como un sí —repetí y Danz sonrió.

—Te escuché, es solo que me tomaste desprevenido, yo… Wow eso fue, increíble. —tocó mis mejillas con suavidad —Eres la chica más traviesa y dulce que he conocido. Me vuelves loco Sep.

Deslizó sus manos por mi cuello hasta tocar mi rostro y me besó. Pero esa vez no fue torpe como el mío. Sus suaves y sedosos labios atraparon a los míos, succionándolos con suavidad, mis piernas flaquearon por un instante y él me sostuvo por la cintura, atrayéndome hacía él, mi corazón seguía aún más descontrolado. Rocé su cuello con mis manos, atrayéndolo más hacia mí, seguí el ritmo de sus labios, deslizándose suave y delicadamente, sus manos apretaban mi cintura, hasta que finalmente se separó y con un pequeño y suave beso finalizó el primero.

—Siento que acabo de llegar al cielo —afirmó y me rodeó con sus brazos, reposó su mentón sobre mi cabello y suspiró profundamente. Me aferré a él devolviéndole el abrazo.

Tomó mi mano y le dio un beso en el dorso.

—Deberíamos sentarnos —sugirió.

Caminamos hasta la banca, iluminada por una de las farolas, detrás había un hermoso arbusto de hojas rojizas, cubiertas por luces.

—No sé qué decir, estoy un poco nerviosa. —Danz sonrió y acomodó un mechón de mi cabello, me estremecí por su tacto.

—Eres un sueño Sep, no tienes que decir nada, en este momento estoy más feliz que nunca, he deseado confesarte mis sentimientos desde hace mucho, mucho tiempo.

—¿Desde hace mucho?

—Sí, desde hace casi dos años.

—Pero… dijiste que había alguien que te gustaba.

—Sí y hablaba de ti.

—¿De mí? —pregunté incrédula.

—Tú eres esa chica de la cual me enamoré desde mi primer día en esta escuela. Pensé que quizás lo habrías intuido.

—No, no se me cruzó la idea de que fuese yo.

— ¿Cómo me dices eso? Yo creí que era muy obvio y que sólo ignorabas ese hecho porque yo no te gustaba de esa forma.

—Pero, yo nunca me di cuenta, lo juro.

—Ay Sep, en verdad que eres despistada.

—Entonces, todo este tiempo, ¿desde tu primer día de clases…

—Así es, desde el primer día me cautivaste; pero tú siempre me ignoraste y fue gracias a nuestro encuentro que pude acercarme a ti, a decir verdad, ya me había conformado con ser solo un admirador, hasta el día de nuestro lindo accidente y no pude evitar que mis sentimientos fuesen creciendo aún más, sé que no debería decir esto; pero estoy tan agradecido de que me atropellaras —dijo entre risas y tocó su cuello.




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