XLV Sólo chistes

Al final, primó la cordura.     

—Estoy orgulloso de ti. Pensaste con la cabeza a pesar de estar tan caliente por Grayson.

—¡Oye! No voy a permitir que me hables así.

—Lo siento, lo siento, no te enojes —levanta las manos en señal de rendición.

Claro que estoy enojada, y triste porque tuve que decirle a Dick que nos dejara a solas. Y él se fue con sus muletitas. Tanto que debió costarle llegar al pobre y todo para que yo lo echara. Lo único que quiero es salir corriendo hasta donde está y abrazarlo.

—¿Sigues aquí o te fuiste con Grayson?

Está molesto con riesgo de volverse insoportable.

—Estoy aquí, vamos a trabajar.

Jason comienza a leer el borrador en voz alta. Yo voy tomando nota de sus comentarios y sugerencias.

Un mensaje llega a mi teléfono.

Dick: ¿Todd te está aburriendo?

Me alegro al saber que no está enfadado conmigo.

Yo: un poco 😞

Dick: yo voy a entretenerte 😉

Miro a Jason, que sigue leyendo el libreto muy concentrado y llega un nuevo mensaje.

Dick: ¿Cómo se dice 99 en chino?

Yo: ni idea 🤔

Dick: caxi xien.

No puede ser. Dick está loco, pero es una locura divertida y completamente distinta a la que estoy acostumbrada. Creo que lo amo más todavía.

—"No cederé ante sus encantos baratos. Yo no seré una esclava para nadie y menos para un idiota como ese príncipe". Eso es muy tú, Isabel. Creo que hay que cambiar ese "idiota" por algo más rudo. Se supone que ella está furiosa por la dominación masculina ¿No?

Dick: El sargento ordena: ¡Fuego a discreción! y discreción murió acribillado.

Cubro mi boca, en un intento inútil por ocultar mi risa.

—¿Qué es tan gracioso?

Jason me mira con sospecha, avanzando hacia mí. Escondo rápidamente el teléfono tras mi espalda.

—¿Qué estás escondiendo?

—Nada.

Dirige su mano directo al aparato y forcejeo con él.

—¡Jason, dámelo!

Me lo quita y la pantalla no se ha bloqueado todavía. Veo claramente cómo su pálida piel se va tiñendo de un rojo furioso.

—¡Yo leyendo el guión como un imbécil y tú mandándote mensajitos con Grayson! ¡¿Crees que estoy para perder el tiempo así?!

—Jason, yo...

—¡Tú nada, ya me harté! Vete, Isabel. Arréglatelas sola con esta estúpida obra —me lanza el guión y se va dando un portazo.

¿Qué voy a hacer ahora?