—¡Lo sabía! —exclama Brenda horrorizada— ¡Sabía que juntarte con el nuevo te afectaría! Ahora te volviste una rebelde igual que él.
Después de una larga conversación con el Director y de que citaran a mi apoderada, no tuve más sanción que una amonestación por escrito. Jugó a mi favor mi impecable historial académico y que esa chica me hubiera golpeado primero. Ella terminó llorando y pidiendo disculpas, que yo acepté sin rencores.
—Estás exagerando. Sigo siendo la misma Isabel de siempre, sólo... sólo tuve un día de furia, eso es todo.
Eso es todo, no hay explicaciones rebuscadas. La presión se acumuló y terminó liberándose, en una forma no muy glamorosa, pero se liberó y ya todo estará bien.
—No sé, sigo pensando que es culpa del nuevo.
—Ya no es nuevo, llegó hace tiempo y se llama Jason.
—¡Lo ves! ¡Ahora te exaltas por todo!
¿Exaltarme? Sólo le hice una aclaración.
~🦇~
—¡Ni pienses que te traeré cerveza!
Jason ha venido al Iceberg en mi primer día de trabajo.
—Voy a pedir que me atienda alguien más ¿Está Eve?
—Yo voy a atenderte, así que pide algo rápido y que no sea cerveza.
Me mira con cara de indignación.
—¿Qué clase de servicio es éste? Voy a hablar con el administrador —reclama el muy patán.
—¿Hay algún problema? —pregunta el administrador. No sé de dónde salió y cómo llegó tan rápido.
Es como si Jason lo hubiera invocado para fastidiarme.
Lo miro sin saber qué decir.
—Ninguno —dice Jason sonriendo—. Quería hablar con el administrador para felicitarlo por el excelente servicio que entregan.
Mi jefe sonríe con satisfacción.
—Muy bien, Isabel, sigue así —me felicita palmeándome el hombro y se retira complacido.
Suspiro con cansancio viendo la sonrisa traviesa de Jason.
—Deja de joder y pide algo.
—Hmm —revisa la carta—. Quiero un helado de chocolate, unas magdalenas y.... que te des una vuelta para ver mejor esa faldita que llevas.
Aprieto con furia la libreta de los pedidos y reprimo las ganas que tengo de lanzársela por la cabeza. Detesto estar usando una falda tan corta, pero no tuve opción. El administrador es hombre y las meseras somos parte del atractivo del lugar.
Camino hacia la cocina y podría jurar que Jason me está mirando el trasero. Ya me las pagará el muy idiota.
El turno continúa sin mayores contratiempos. Jason por fin pide la cuenta y se la llevo con gusto. Me tenía nerviosa sentir su mirada sobre mí en todo momento, como si me estuviera vigilando.
Cuando voy a recoger el dinero, él ya no está, pero ha dejado una generosa propina. Demasiado generosa como para poder aceptarla.
~🦇~
No exageraría al decir que nunca antes había estado tan cansada. Mis pies palpitan en unos zapatos que se han vuelto demasiado pequeños para ellos. Sólo quiero quitármelos, lanzarme al suelo y dormir un día entero.
Son pasadas las nueve de la noche cuando salgo del local. Está oscuro y eso sólo me da más sueño.
—¿Necesitas transporte?
Jason está apoyado en su motocicleta y trae un casco extra.
—¿Por qué sigues aquí?
Han pasado varias horas desde que salió del lugar.
—Pensé que tal vez podríamos ir a alguna parte, para celebrar nuestra reconciliación.
—Hoy no. Estoy al borde de la inconsciencia, además, te portaste como un cretino ahí dentro.
—Dejé una buena propina para compensarlo —se encoge de hombros.
—No voy a aceptarla, Jason, es demasiado. —Saco el dinero para devolvérselo.
—Olvídalo, es tuyo ahora. Si me lo devuelves, probablemente me lo gaste en cervezas o cigarrillos, puede que incluso en algo peor. Tú le darás un mejor uso.
Vuelvo a guardar el dinero en mi bolso, no muy convencida.
—Tienes que empezar a cuidarte más —le pido, poniéndome el casco y subiendo a su motocicleta—. Quiero tener Jason para rato.
Él se limita a reír.
—¿Sabes algo gracioso? —dice antes de partir—. Tuve un extraño déjà vu ahí dentro.
#37052 en Novela romántica
#6710 en Fanfic
amor adolescente, primer amor, amor amistad drama romance humor
Editado: 27.10.2020