La zanahoria sigue frente a mí y el olor de la salsa es bastante atrayente, tanto como los ojos de Dick, que parecen hipnotizados.
Mis labios, deseosos por probar lo que ha preparado comienzan a separarse cada vez más...
—Gracias —le digo, tomando el trozo entre mis dedos para por fin probarlo.
A mí nadie me anda dando comida en la boca como si fuera un perro, no señor. Ni siquiera un chico tan lindo y que cocina tan bien.
La salsa está deliciosa.
Se queda esperando mi veredicto.
—Te defiendes bastante bien —le digo, sin demostrarle que me derrito por dentro.
Él sonríe satisfecho y vacía la salsa en un pocillo. Se pone a buscar algo en la alacena, pero no lo encuentra.
—Iré a preguntarle a Alfred dónde guarda las semillas de sésamo —dice antes de salir y yo vuelvo a respirar en calma.
—¡Cielos! Esto es muy difícil.
—Lo estás haciendo bien, estoy orgulloso de ti —me felicita Jason, besando mi cabeza.
Eso no me lo esperaba y se siente muy extraño.
Toco la zona de mi sien donde ha posado sus labios mientras lo veo sacar una bolsa de papas fritas.
—¡Zanahoria! Grayson es un idiota. Esa mierda queda mejor con papas.
Toma una y la unta, para luego llevarla a mi boca, tal como Dick.
—Pruébala —dice imitándolo, con una expresión boba que me hace reír a carcajadas.
Tomo la papa y la pruebo.
—Oye ¡Esto está magnífico! —Saco otra y la como lentamente, saboreándola centímetro a centímetro.
—¡Al fin me gané un halago!
~🦇~
Cuando terminamos de preparar todo, nos vamos a la sala de juegos.
Hay una mesa de billar, juegos electrónicos con fichas, bastante retro por cierto y al fondo está el sector audiovisual, con una pantalla enorme frente a unos sillones mullidos que parecen muy cómodos.
Y lo son. Me hundo en uno de ellos y Jason me explica la función de los botones del control para jugar. Dick se sienta a mi derecha y Jason a la izquierda.
Me siento rodeada.
El juego comienza y es de carreras de autos. La pantalla se divide en tres y empieza la cuenta regresiva. Acelero en cuanto se oye la partida y me salgo inmediatamente del camino.
—Para doblar en las curvas, sin perder velocidad, debes presionar estos dos botones —me enseña Dick y pongo en práctica su consejo.
Y llego tercera, pero porque perdí mucho tiempo en salir del lodo al que caí.
Jason gana.
Volvemos a jugar y nuevamente Dick se preocupa de darme indicaciones a cada instante. Nuestros autos avanzan juntos porque él me espera cada vez que tengo un problema.
Se ven tan bonitos juntos, avanzando rueda con rueda, sin ambiciones, sin importar que Jason nos gane porque lo realmente valioso es completar el recorrido y disfrutar de los lindos paisajes en que nos movemos.
—¡Aburridos!
El auto de Jason llega a toda velocidad, impactando al de Dick, que comienza a rodar colina abajo. Yo lo sigo, intentando salvarlo, pero termina cayendo por una quebrada y explota. No logro frenar a tiempo y también caigo y exploto.
—¡Nos mataste! — le reclamo.
Jason me mira y estalla en carcajadas.
—¡No pongas esa cara, Isabel!... Es sólo un juego.
—Ya estamos vivos de nuevo —anuncia Dick, pero no es suficiente.
Esta afrenta debe ser vengada. Nadie empuja a Dick y lo hace explotar.
—¡Exijo la revancha!
Jason selecciona una nueva carrera y concentro toda mi ira en pulsar los pequeños botones con total precisión. Mi auto parece volar por las calles, sin desviarse un centímetro de la pista. Llevo la delantera y no la perderé por nada del mundo.
En un descuido, derrapó en una curva, pero me recupero al instante. Dick me da indicaciones cuando casi me equivoco de camino y finalmente llego a la meta en primer lugar.
Grito de alegría, celebrando mi triunfo. Estoy al lado de la pantalla, ni siquiera noté cuando llegué hasta aquí, pero no me importa, estoy feliz.
—Suerte de principiante —masculla Jason.
—¡Admítelo, Todd, te pateó el trasero! —dice Dick, yendo a mi lado para felicitarme.
Y en la excitación por mi triunfo, lo abrazo. Él me abraza también y es maravilloso. La sensación de su cuerpo junto al mío es tal y como la recuerdo de aquella vez en el auditorio cuando bailamos y aunque ahora estamos saltando y riendo como bobos, me hace tanto o más feliz.
Sólo nos separamos cuando alguien llama a la puerta.
—¿Interrumpo algo?
Kory.
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Editado: 27.10.2020