Dick ofrece llevarme a casa. Sigo mareada y me duele la cabeza. Vuelvo a ver borroso, quizás estoy llorando de nuevo.
Él no ha dejado de hablar desde que subimos al auto.
Intenta animarme.
Habla de la secundaria, del menú que sirven en el comedor, del club de gimnasia, del tráfico a esa hora y de por qué es preferible un auto con cambio manual a uno automático.
No había notado lo mucho que habla. De vez en cuando se ríe de lo que dice y me mira esperando que ría también.
Y yo sólo sigo pensando que si ni él ni Alfred saben dónde está Jason, entonces nadie más en el mundo lo sabrá.
—¿Te estoy aburriendo? Si quieres puedo poner música.
Niego, reprimiendo una arcada.
—¡Dick, por favor, para!...
Me alejo lo suficiente del auto para terminar vomitando junto a un árbol. Las piernas me tiemblan y me afirmo del tronco.
Oigo a Dick acercarse.
—¡No vengas! Por fav... —vuelvo a vomitar.
El penetrante aroma agrio sólo me da más asco y sigo botando todo lo que tenía dentro. Es tan vergonzoso que esto me pase frente a Dick y que se haya acercado pese a que le pedí que no lo hiciera. Está sujetando mi cabello para que no me lo vomite.
—Tranquila, Isabel. Yo estoy contigo.
¿Por qué?
¿Por qué está él conmigo y no Jason, que dijo que jamás me dejaría sola?
~🦇~
Por fin estoy recostada en mi cama. Por suerte logré convencer a Dick de que no me llevara al hospital, esto que siento es sólo por el estrés.
El estrés por no saber de Jason...
Por descubrir que fue Dick quien me visitaba en el hospital...
Por sentir que mi cerebro ha colapsado y que no lo reconozco.
Deben ser secuelas por el golpe. Necesito descansar. Me acurruco bajo las cálidas sábanas, deseando volver a estar inconsciente para creer que es Jason quien me llama...
Vuelvo a llorar, aferrando la pulsera, deseando no volver a sentir nada nunca más.
Me duermo a sobresaltos. Sueño con ese día en que miraba a Dick y nada más importaba en el mundo. Hasta que choqué con Jason. El choque me despierta, lloro y me vuelvo a dormir.
"Ahora nos quedamos a luchar", dice y nos abrazamos. Sus palabras me dan fuerzas hasta que el golpe de Kory me despierta.
La cabeza sigue doliéndome, pero puedo ver con claridad. Son las cinco de la tarde y estoy metida en la cama.
Esto no puede seguir así.
Me levanto al instante y voy a la cocina por agua.
¿Íbamos a luchar juntos?
Mentiroso.
Lo único que me queda de él son mentiras.
¿Me habrás dicho la verdad alguna vez?
Oigo pasos acercándose.
—Dick... ¿Por qué sigues aquí?
—¿Es una broma? Te sientes mal y no te dejaré sola. Voy a quedarme hasta que llegue tu tía.
Sus ojos azules parecen llenos de ternura y aunque no está tan cerca, puedo sentir su calidez.
—Estás muy pálida ¿Crees que puedas comer algo? Te prepararé lo que sea.
Jason ya no está, pero definitivamente no estoy sola.
Y voy a seguir luchando.
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Editado: 27.10.2020