Sobreviviendo a la tentación [2.3]

Capítulo 10| Borracha, pero feliz

A Z U L🌟🌟🌟

A Z U L
🌟🌟🌟

Se siente raro cuando comienzas a sentir que un lugar que antes te resultaba aterrador y desconocido ahora lo ves como un hogar. Tu refugio donde esconderse como una tortuga ante el peligro o simplemente el sitio donde te tiras delante de un televisor a ver series hasta las tantas de la madrugada sin sujetador. Comenzaba a odiar esa parte de tener que convivir como una simple humana, los sujetadores eran la peor tortura desde que los uso, pero con ayuda de Melione y Diana logre ajustarme a unos que se acomoden mejor a mi cuerpo. Sin embargo, no negaré que cuando me quito el sujetador al llegar del liceo y me paseo por la casa con algunas de las remeras que le robe a Anker antes de venir no es la mejor sensación del mundo.

Hablando del príncipe hace unos días que le levantaron el castigo y volvió a venir al liceo en su motocicleta, que era de su padre cuando era joven según me contó. Me alegré mucho de que su castigo ya esté levantado, quise invitarlo nuevamente al restaurante de Emma, pero me quedé callada cuando él a la hora del almuerzo invitó a Bunnie en plan amigo a ese lugar. Me alegro muchísimo que ella aceptara, ver la sonrisa de Anker me puso feliz, pero fue totalmente eclipsada por el nudo que se me formó en el estómago. Esta misma tarde fue su salida y me sentí incómoda todo el día, como si no encajara en esta rutina vacía y sin sentido. Lloré en el jardín de Perséfone antes de que el dios Hades me encontrara, solía dar paseos por la tarde en el jardín de su esposa para recordarla a través de sus bellísimas flores.

—¿Vamos a hablar de por qué llorabas o seguiremos viéndonos las caras mientras comemos helado? —me cuestiono el dios de los muertos llevando una cucharada de helado a su boca, estábamos sentados en la isla de su cocina solos porque Melione estaba en casa de uno de nuestros compañeros haciendo un trabajo en equipo para la clase de ciencias.

—No sé qué decir, estaba llorando, pero no sé ni porque y si extraño mi hogar y a mis hermanas, pero esta vez me siento vacía. Tengo la sensación de que no termino de encajar en esta rutina, no soy humana, no debería ser la protagonista de una historia mundana. Yo soy una espectadora, una que ahora que es el centro de las miradas se siente muy confusa y vacía —puntualizó soltando un suspiro melancólico, lleve una cuchara de helado de nuevo a la boca e intente retener las lágrimas que amenazaban con salirse nuevamente.

—Entiendo. Todavía no entiendes el porqué estás aquí. Azul no deberías presionarte tanto en entender el ¿por qué estás aquí?, intenta buscar el ¿para qué? —asegura el rey del inframundo señalándome con la cuchara antes de agregar —Es como dijiste ahora eres una protagonista, muchas veces los protagonistas no saben que carajos hacer con su vida. Por lo que no te sientas mal por no saber cuál es tu propósito —aclaró el rey llenándose la boca con helado. Una vez más el dios de los muertos me había hecho entrar en razón y me ayudó en mi pequeña primera crisis existencial.

🌟🌟🌟

Las piernas me temblaban, me seguía viendo al espejo y no me resultaba familiar para nada la persona que estaba reflejada. Traía puesta una falda corta en color rosa claro, enseñando algo de mis mulos en tres cortes que tenía en el lado derecho. Un top blanco y por encima de eso una blusa transparente con bordados de algunas hojas pequeñas y flores. Tacones negros y un bolso a juego. Mi cabello estaba planchado recogido hacia un lado, el maquillaje no era para nada sutil y me gustaba como me quedaba me hacía sentir bonita. Esta era la primera fiesta a la que asistía y Melione no podía estar más contenta de que haya aceptado ir sin ponerle peros.

—Azul estoy lista ya podemos irnos —comenta la princesa entrando en mi habitación, se estaba terminando de colocar unos aretes en las orejas. Estaba preciosa, un vestido corto rojo vino, con escote en v que se ataba a su cuello, con mangas que enseñaban los hombros y un cinturón negro con doble hebilla que marcaba muy bien su cintura. Traía puesta unas botas largas de color negro que le daban un toque muy sexy a su estilo. Se había hecho una trenza rodeando su cabeza en conformando una corona y el maquillaje era oscuro y lo que más destacaba eran sus labios rojos, contrastando con su pálida piel.

Salimos a escondidas de la casa por miedo a que el papá de Mel nos pillara y nos tengamos que quedar en la casa, esta es mi primera fiesta en casa de Colín por lo que había oído son bastante locas. Fuimos en su coche hasta la casa de Becca que nos esperaba con Sam en la puerta de su mansión, las dos estaban viendo hacia la casa ocultas entre las sombras de las murallas procurando que no le dieran directamente las farolas de la calle. Melione estaciono lejos de la entrada y ambas corrieron al coche metiéndose prácticamente de un salto y pidiendo que arranquemos antes de que cerraran las puertas. Se estaban riendo cuando se acercaron a través de los asientos traseros ofreciendo una botella que tenía un olor bastante fuerte.

—Prueba esto Azul te animará, es vodka, un absolut ruby red sabe delicioso —habla con la cabeza entre los asientos Sam ofreciendo nuevamente la botella en mi dirección. Poco convencida tomó un trago de la botella, sabía amargo, pero al final tenía un gusto agradable y con un poco de asco se lo devolví a Samanta que se rió junto a Rebecca.

—Acelera Mel, necesito emborracharme esta noche, la señorita perfecta quiere ser una niña mala —escucho que dice Becca tomando un largo trago de la botella que le di a Sam, la otra castaña estaba bailando la canción que estaba puesta en la radio y la princesa le siguió cantando la canción a coro junto a Melione que no dejaba de reírse de sus amigas.




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.