Sobreviviendo el Apocalipsis en Kyoto

El tren a Kyoto

Había muchas personas esperando a subir a los vagones del tren, con dirección a Kioto, en su mayoría estudiantes de ambos sexos; los cuales cada uno tenía sus respectivos grupos de amistad. Entre todos ellos se encontraba Yuto, junto a su amigo Kenzo; quienes no recibían un buen trato por los demás estudiantes dentro de la preparatoria.

Había un grupo en particular que llamaba mucho la atención, que se conformaba por unas bellas chicas y unos chicos nada apuestos, pero con la apariencia de ser rudos; eran los típicos estudiantes pandilleros. Mantenían una conversación muy ruidosa.

-Un día más en esta patética vida- expresó Yuto.

-No digas eso, un día de estos te aseguro que nuestras vidas cambiarán, sólo ten fe, ¿Bien?

-No sé cómo haces para ser tan positivo, ¡Enserio, es molesto!

-Sólo intento seguir adelante, aunque no sepa el por qué. Ahí viene el tren.

Se bajaron montones de personas en menos de un minuto, quedando los vagones casi vacío, pero no duró mucho. Yuto y su amigo se sentaron en un espacio vacío junto al grupo de los estudiantes matones; lo que les preocupaba. Antes de que las puertas se cerrasen, aparecieron dos chicos de la misma preparatoria, que lucían igual a ese grupo. Yuto pensó en lo peor apenas los vio, y sucedió tal cual, les quitaron el asiento a la fuerza; aunque ninguno puso resistencia para impedirlo. Por lo tanto habían quedado de pie.

-¿Todavía tienes fe en que nuestras vidas mejorarán?- preguntó con sarcasmo.

-¿Te crees gracioso? Peor hubiera sido que nos golpearan antes de quitarnos los asientos.

-Puede ser, pero de todas maneras nos lo quitaron, ¿No?

El viaje estaba siendo tranquilo para ellos dos, pero molesto para el resto por el grupo ruidoso. Aunque se encontraban molestos, ninguno de los presentes tenía la intención de callarlas por no querer llevarlo más allá que sólo ruido. Delante de ellos iba sentada Himari, la chica que le gustaba a Yuto, y la más popular de su escuela por su gran belleza; pero Yuto no se encontraba en su radar.

-Amigo, en serio, ya te digo que esa chica tuvo sexo conmigo- comentó Isamu.

-Para que tú tengas sexo con esa chica tendrías que cambiar de rostro, ¿Sabes?- expresó Rin riéndose.

-¡Cierra la boca, perra!

-¡No me hables así, perro faldero! Amor, Arata, ¡Dile algo! ¿No escuchaste cómo me llamó? ¡Me digo perra!

-Isamu, no vuelvas a decirle perra, ¿Entendido? Y tú, Rin, no lo provoques. No sean molestos.

-Sí- contestaron sumisos.

-¿Cómo pudiste rechazar a ese chico tan guapo?- preguntó Masuyo.

-¡En serio, Himari! Además era el hijo de un congresista, ¿¡Por qué lo hiciste!?- expresó Asami. -tiene mucho dinero.

-No es cuestión de dinero, o sea, el dinero sí es importante, pero quiero a alguien que sea bueno. Él es muy arrogante.

-¿¡Y eso qué!?- exclamaron.

-De todas formas me gusta otro chico.

-¿¡Quién!?

-No lo diré, nunca me creerían- expresó mirando al frente.

-Pero al menos dinos cómo es- contestó Masuyo.

-Es… Tímido, pero muy dulce.

-Oye amigo… ¿Crees que estará hablando de mí?- expresó susurrando mientras lo miraba de frente.

-No digas estupideces, imbécil. Sólo miró hacia delante y ya, pudo estar un anciano delante de ella, y no significa que iba a referirse a él, ¿Dónde más iba a mirar?

-Pues… Creo que tienes razón.

-Pero si fuera el caso, me hubiera mirado a mí, no a ti. Yo soy más atractivo.

-Y yo puedo volar.

El pitido del tren sonó.

<Llegamos a la estación “Katsuragawa” desciendan con precaución>

Nadie hizo caso a la voz; lo que era demasiado común. Lo mismo ocurrió, los siguientes comenzaron a subir de manera alborotada. Con rapidez, Yuto y Kenzo se sentaron en los asientos que tenían delante, quedando Yuto al lado de Himari; con Kenzo celoso.

-Tenías razón, no siempre pasan cosas malas, ¿Verdad?- expresó con una mirada maliciosa

-No seas arrogante.

En el vagón anterior, había un hombre con actitudes extrañas, su cara estaba muy pálida y sudaba más de lo normal. Mientras entraban, se chocaba con los demás, lo cuál provocaba enojo en las personas hasta el momento de que todos entrasen; apenas puso el pie se sentó. Se sostenía la cabeza mientras mantenía una postura inclinada hacia delante y mirando al suelo. De manera repentina cayó de costado encima de una mujer.

-¡Aléjate!

-¡Oye, amigo! ¿¡Qué crees que haces!?- indagó un estudiante de gran tamaño.

Levantó al extraño tironeándolo desde la camiseta, sin esperarse ser escupido con sangre. No tardó en enojarse e intentar golpearle, pero su acción fue interrumpida por el gruñido y el aspecto moribundo del extraño, aunque lo haya soltado, fue mordido en el cuello; le había arrancado casi la mitad.

-¡¡Ahhh!!

-¿Qué… ¿¡Qué le hiciste!? ¡Infeliz!- se aproximó para golpearle el rostro, pero fue mordido en el puño. -¡Ahh! ¡Maldito enfermo!

-¡Fuyuki!- gritaron sus amigos.

-¡Miren! ¡Aquél hombre se está moviendo!- expresó un hombre de mediana edad. -¡Ayúdenme a parar la sangre!- se arrimó quitándose la camisa. -¿Puedes hablar!?

-¡Grhaa!

-¡Mí brazo!

-¿¡Qué está sucediendo!?

-¡Hijo de puta! ¿¡Cómo te atreviste a morderme en la mano!?- tomó su bate de béisbol y comenzó a golpearle. -¡Ahora verás, desgraciado!

-¿Qué es ese alboroto de allí?- indagó Rin.

-Debe ser una pelea- comentó Asashi.

-¿Oíste eso?- preguntó Kenzo. -parece ser una pelea.

-Pero es demasiado escándalo, ¿Crees que sea un ataque terrorista?

-No digas eso- expresó Himari. -es aterrador pensar eso.

-Himari, ¿Por qué le hablas?- añadió Asami.

-¿Qué? Está al lado nuestro y es imposible no escuchar.

-Pero no le hables, es un don nadie.

-Qué cruel…- expresó Yuto.

-Acostúmbrate, hermano. Están en otro mundo.

-¿¡Qué pasó!?- indagó un señor cerca de la compuerta. -¡Hay sangre!



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En el texto hay: zombis, apocalíptica

Editado: 01.04.2025

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