Han pasado algunas horas desde el incidente con meteoritos, la mayoría de las familias se han tranquilizado, al menos tanto cómo la pérdida de un ser querido les permite, ya sólo quedan sus caras tristes y pequeñas conversaciones recordando anécdotas de sus difuntos. Echo un rápido vistazo a Daniela, parece más calmada, sus ojos clavados en el suelo y su boca moviéndose indican que está conversando con su guardia, haciendo eso se ve mucho más grande de lo que en realidad es. ¿Cuántos años tiene? ¿17? Sí, es de mi edad.
- Bueno, creo que alguien debería hacer algo. -escucho decir a mi papá en la fila trasera.
Él se levanta y camina hasta el final del pasillo, luego baja las escaleras. Cuando regresa una diadema con micrófono está en su cabeza.
- ¿Pueden oírme todos? -su voz suena por todo el autobús y asentimos- Vehículo dos ¿Me copia? Perfecto ¿Vehículo tres? Bien, sé que hoy ha sido un día trágico para todos, los sucesos ocurridos en El Edificio nos duelen a todos y ese dolor nos acompañará hasta que lleguemos a nuestro destino, no es fácil desprenderse de algo, mucho menos de alguien, y hoy nos hemos desprendido de nuestro hogar, de una civilización que vivió siglos bajo tierra esperando volver a la superficie, pero también hemos sido obligados a dejar ir la vida de nuestros familiares, amigos, vecinos, incluido aquella gran persona que nos brindó seguridad, alimentación y grandes festejos. Jonas no sólo fue un mandatario más en nuestra historia, afrontó la destrucción de gran parte de nuestros hogares con valentía, mantuvo la paz en medio de los conflictos que provocaba nuestra salida y nos apoyó hasta el último momento que estuvimos bajo su techo, su legado permanecerá para siempre, al igual que el de todos sus familiares y amigos caídos. Los invito a ponerse de pie para rendirles tributo, Daniela, después de ti.
- 357047, Jonas. 357047, Karen. -Daniela dice los nombres de sus padres en voz alta y todos los que han perdido a alguien la siguen.
- 472839, Carlos.
- 573851, Mónica.
- 278930, Rodrigo.
La lista demora unos minutos y al terminar mi papá nos pide guardar un minuto de silencio, pasado ese tiempo nos reacomodamos en nuestros lugares, por lo menos la gente ya se acostumbró al movimiento y sólo veo a uno que otro frotarse la frente con las manos. Daniela se acerca a nosotros, más bien, se acerca a papá.
- Disculpe ¿Cree que podrían prestarme una de esas diademas para intentar comunicarme con El Edificio?
- Dani, lo siento, pero no creo que después de lo ocurrido...
- Lo sé, lo sé... Pero necesito intentarlo, al menos para saber que no me crucé de brazos y me senté callada todo el camino, sólo quiero tener la mente tranquila.
- Está bien Daniela, te llevaré abajo para que puedas utilizar la radio, pero recuerda que es imposible que obtengas una respuesta, sólo un milagro de los tiempos mesiánicos habría salvado a alguien de esta catástrofe.
- Claro, no se preocupe, estaré bien.
- ¿Quieres que vaya contigo? -sin pensarlo me pongo de pie- No tienes que pasar por esto sola.
- Gracias Javier, creo que será bueno tener compañía ahí abajo.
- Sígueme por favor. -le indica mi papá.
Los tres bajamos las escaleras, mi papá al frente, Daniela en medio y yo sigo a ambos, llegamos hasta el primer piso del autobús donde está una pequeña cocina, la bodega, la clínica y la radio, Daniela se sienta frente a ella y mi papá la enciende, cuando todo está listo le pasa la diadema.
- ¿Hola? ¿Alguien puede escucharme?
- Voy a subir con tus abuelos y tu hermana, nos vemos después. -me susurra papá mientras Daniela sigue hablando.
- ¿Hola? Soy Daniela desde el vehículo uno, si alguien me copia responda, cambio.
El tiempo pasa, ella sólo está repitiendo la misma frase una y otra vez, nadie responde, ya repasamos todos los canales que la radio puede captar y en ninguno nos copiaron, Daniela es persistente y sigue intentando a pesar de mis objeciones, "Tengo que saber que hice todo lo posible por hallarlos" fue su respuesta.
- Soy Daniela 357047, estoy a bordo del vehículo uno, intento contactar a El Edificio, si pueden oírme respondan, cambio.
Una lágrima empieza a bajar por su mejilla.
- Papá, responde. -su voz se empieza a cortar- Soy Dani, tu hija. Mamá contéstame ¿Puedes oírme? Alguien responda...
Daniela ya no puede contenerse y deja salir todo el llanto que mantuvo guardado, cuando aprieta los ojos sus mejillas gotean el suelo.