Escucho al alguien golpear la pared al otro lado de la cortina que divide la cama de mi papá con el resto de la enfermería, le doy permiso para entrar y Daniela corre la cortina, con preocupación en los ojos mira a mi papá recostado. Teniéndola aquí recuerdo que Jessica, Ana y yo no discutamos nada acerca de su participación en todo esto, piensa Javier ¿Daniela podría estar involucrada en los ataques a los vehículos? Veamos, ella en primer lugar no quería dejar El Edificio ni a su padre ¿Será por pura melancolía o tenía un papel que jugar en los ataques desde El Edificio? Si fuera lo segundo ¿Estará ella a cargo de todo esto desde aquí dentro? Mi mente se inunda de teorías en solo unos segundos, mis pensamientos me consumen hasta que Daniela sacude su mano frente a mí.
- ¿Javier? ¿Puedes oírme? -me dice.
- Sí, sí, dime. -le respondo dejando el mundo de ideas atrás.
- Te pregunté como está tu papá ¿Debería llamar al doctor y pedir que revisen tus oídos? Parece que no escuchas bien.
- Oh no te preocupes, es solo que estaba pensando en todo lo que ha pasado y me dejé llevar, el doctor dijo que está grave, cuando su traje se cortó estuvo expuesto a la atmósfera contaminada y su herida se infectó, por ahora sus signos vitales están estables pero tardaron mucho tiempo en desintoxicar su cuerpo sobre todo su sistema respiratorio, inhaló muchos gases, me dijeron que si su herida sigue así podría perder la pierna.
- ¡Eso es terrible! -Daniela lleva sus manos a su boca en un gesto de horror, algunas lágrimas caen por sus mejillas, mantente alerta Javier, puede ser que esté realmente preocupada por papá pero igual podría ser culpable de lo que le pasó ¿Y si llora por qué sabe que es su culpa? Tranquilo, no tienes ninguna prueba, no descartes la idea pero no te adelantes a establecer culpas. -De verdad lo siento Javier, no me imagino lo que debes estar pasando ¿Ya desayunaste hoy?
- ¿Desayunar? ¿Qué hora es? -me quedé toda la noche esperando a que mi papá despertara que ni siquiera me he enterado de la hora.
- Son las 11 de la mañana, ya le repartieron a todos las raciones de hoy pero puedo pedir una para ti y una para tu papá, en cuenta despierte querrá comer.
Apenas recuerdo que no he comido nada desde ayer mi estómago comienza a gruñir.
- Sí por favor, que amable eres.
- Voy a subir y te traeré las raciones, no tardo.
- Gracias Daniela.
Ella se levanta, sale y vuelve a correr la cortina para dejarnos solos a papá y a mí, cuando todo ha vuelto a quedar en silencio escucho un quejido junto a mí, volteo y mi papá está tratando de sentarse en la cama, rápidamente me levanto de la silla en la que estaba y lo ayudo, es pesado pero entre los dos logramos dejarlo en una posición cómoda.
- ¿Cómo te sientes? -le pregunto.
- Ahh, creo que peor de lo que me veo, ahora dime ¿Cómo estoy? Lo último que recuerdo es haber sido cargado hasta aquí y al doctor pidiendo que preparan la camilla.
- Bueno, en realidad no estás muy bien, te intoxicaste y tu herida está infectada.
- Ok, pero la herida sanará ¿Verdad?
- Esperemos que sí, -debato conmigo mismo si decirle lo que pasaría de no ser así, no quiero abrumarlo, apenas despertó- por ahora estarás aquí un tiempo, quizás lo que resta del viaje para asegurarnos de que estés al cien.
- Pero Javier, no puedo estar aquí tanto tiempo, tengo un viaje que liderar, mi responsabilidad es que todos ustedes lleguen a salvo a Ketema.
- ¿A dónde? -sí, ya he escuchado el nombre de la ciudad antes, pero él no lo sabe y tampoco fue él quien me lo dijo, se supone que no tengo idea de lo que me habla.
- A la ciudad, Mario debió decírselos.
- No lo hizo.
- Bueno, es sólo un nombre, quizás lo olvidó, de todos modos necesito que me dejen salir, no puedo quedarme aquí, debo supervisar que todo esté en orden.
- Papá, estás herido, no saldrás de aquí hasta que hayamos llegado, no puedes arriesgarte a…
Mi frase queda a medias pues escucho a alguien abrir la puerta de la enfermería.
- Muy bien, ahí viene el doctor, -dice mi papá- le diré que tendrá que dejarme salir para supervisar todo, estamos en el mismo piso que la sala de control, no tendré que subir escaleras.
Pero él estaba equivocado, Daniela corre la cortina con dificultad, pues tiene las manos ocupadas con los paquetes.