H A R R Y.
—Willson ya debemos irnos —me llamo Shayfer, bajándose del auto de un brinco.
George y Oliver la imitaron, los tres se veían muy entusiasmados por este viaje. Yo, por otro lado, no sabía si felicidad era el sentimiento que me abordaba justo ahora.
Déjenme nos ubico bien.
Ya estamos yéndonos con la banda para hacer de teloneros en su gira por el país, el avión a New York nos espera. Pero, por más confuso que suene, no me siento feliz o satisfecho. Por el contrario, siento que nada de esto está bien y que algo no funciona, no encaja. Me digo que solo soy yo, que yo soy quien se complica, pero se que no es sólo eso.
La necesito a ella.
El haberme ido de esa casa sin ella fue como dejar el color de lado para entrar a un mundo opaco. Dramático, lo sé. Pero es que... Cara hizo de mi verano algo increíble, sentí que todo lo que venía arrastrando ese año desapareció y, ahora que ella no está, todo volvió con el doble de peso.
Mi mente no deja de llevarme una y otra vez a esa noche en el club Sky, donde la vi por primera vez. Su cabello castaño cambiando de color por las luces de neón, su tersa piel brillante, esos ojos que parecían ser capaces de ver tu alma... y esa sonrisa. No había visto nada tan deslumbrante en mi vida.
¿Como no invitarla a bailar?
¿Como no pedir su número y redes para hablarle de nuevo?
¿Como no investigar cuál era su banda favorita y luego invitarla al concierto de ellos?
Debía hacer todo lo que pudiera para estar con ella, mi mente había trazado mil planes distintos para acercarme. Por suerte logré que funcionaran, pero no contaba con que no serían a largo plazo. No creí que ella sería mi primera ruptura pública...
Mierda.
Ahora debo explicar que ella y yo terminamos. ¿Y si la atacan de nuevo? No quiero que ella salga afectada de nuevo por mi causa, ya pasó una vez y fue horrible. Debo hablar con cuidado, si es necesario echarme toda la culpa a mí. Ya vi lo tóxicos que pueden ser nuestros fans, no quiero ponerlos a prueba de nuevo.
—¡Harry mueve el culo! —gritó George.
Me había quedado rezagado con mis maletas, todos me gritaban que me diera prisa, así que eso hice. El autobús de los chicos de la banda era enorme, y nos brindaron uno similar. Tenía un pequeño baño, una parte con cuatro camas y un área con mesa y gaveteros para meter algunas cosas.
Mucho lujo para un simple autobús.
—Joder, que vehículo —exclama Shayfer, soltando un silbido por la impresión.
—Y que lo digas. Ahora sí que me siento famoso —coincide George, pasándole un brazo por encima a la chica.
Shayfer permanece igual, pero sus mejillas se sonrojan un poco, delatándola. Sorprendentemente, antes no notaba ese tipo de cosas entre ellos, pero ahora es como si fuera exageradamente obvio. ¿Era así de ciego? Gritan que se gustan con demasiada fuerza.
Cruzo miradas con Oliver, quien me dedica una mirada de «Sálvame de este suplicio», o al menos eso parece. Igual y es su cara normal, Oliver cuando está cansado y relaja el rostro no se ve muy amigable. Decido ignorar lo que podría ser un pedido de auxilio de parte de Oliver, y me dejo caer en uno de los sofás del autobús.
Todos dejan sus bolsos en una mesa junto al sofá en el que estoy acostado. George y Oliver hablan sobre el itinerario que nos dieron. Por un lado, el pelirrojo hablaba de los momentos libres para ensayar, y, por el otro, George hablaba de los lugares que quería visitar —clubes y así—.
—¿Solo piensas en beber o qué? —se queja Shayfer, quien estaba al lado del dúo.
—No solo en beber, también en... —comienza a defenderse, pero se detiene en un momento, le dedica una mirada corta a Shayfer y luego vuelve a hablar:— nada, solo en beber.
Oliver volvió a verme, esta vez como diciendo «¿Viste lo mismo que yo?», y claro que lo hice. Claro que hablaba que también pensaba en Shayfer, era obvio. Especialmente cuando notabas la mirada corta que le dedicó.
Hasta un ciego ve que se gustan.
—Harry, apóyame —me llama George—. ¿Cierto que deberíamos ir de turistas y no encerrarnos solo a tocar? Creo que a todos nos vendría bien.
—Debemos mejorar nuestro acto, quizá así podamos ganar fama propia —comienzo, tratando de no sonar tan irresponsable, después de todo era el líder de este desastroso grupo—, pero somos jóvenes. Podemos divertirnos un poco también.
—Pero que George no haga el itinerario —se apresura a decir Oliver, ganándose una mala mirada de parte del enano.
—No hay confianza en esta relación...
Confianza en la relación...
En estos momentos esa combinación de palabras me pone de muy mal humor. Maldita confianza, me jodió de una forma magistral. ¿Quien la necesita? Si no se tiene se construye, se pudo solucionar, era cuestión de hablar bien todo. Ni siquiera dudo de ella, ¿es que acaso ella sí de mi? ¿Cómo podía dudar de mí? Era imposible, no podía ser.
¿Y si... dudaba de ella y no de mi? ¿Y si realmente no dudaba de mí, sino de que ella pueda herirme de nuevo? ¡Pero eso es más frustrante! Necesito que esto acabe, necesito que todas estas preguntas cesen y solo siga adelante sin ella.
¿Como hago eso?
Necesito aire, necesito salir de aquí.
—Voy a salir un momento —anuncio, levantándome de mi lugar.
Los chicos fijan su mirada en mí, atentos a mis movimientos. Llevaban días así, preocupados de lo que pueda hacer, como si me fuera a matar por algo de esto. No estoy tan destrozado, aún tengo fuerzas para decidir qué quiero seguir mi vida. Incluso si en ella va a estar ese vacío de forma permanente.
Salgo del autobús y la brisa otoñal golpea mi rostro de inmediato, solo ahí sentí que podía respirar correctamente de nuevo. No había notado como mi pulso se había acelerado de esa forma, mi pecho incluso me duele. Llevo dos de mis dedos a mi yugular y corroboro que está latiendo como si acabara de hacer un maratón.
Editado: 11.12.2023