Todo pasó tan rápido que solo se enteró cuando estaba tirado en la calle con un molesto pitido en sus oídos.
Un grito ahogado se oyó junto con el de muchas personas más al ver salir de la nada una camioneta que, a toda velocidad, impactó con el cuerpo del hombre.
Un sofocante dolor se expandió por su pecho mientras veía el accidente frente a sus ojos con lágrimas cayendo furiosas de estos últimos.
Intentó recordar por todos los medios sus últimos momentos vividos y como una especie de experiencia religiosa, su rostro apareció cual ángel que lo venía a buscar en sus últimos momentos de vida. Una sonrisa tristemente irónica apareció en su rostro mientras giraba con esfuerzo su cabeza para verla… simplemente verla.
Sollozos salían dolorosamente de su garganta y al ver la mirada tan melancólica que le dirigió, su corazón se detuvo.
Un solo pensamiento ocupó sus mentes justo antes de que todo se volviera negro y compartieran una sonrisa invalorablemente profunda.
“Esta vez… tampoco le pude saludar…”
Después, solo quedaron el ruido de las ambulancias junto con el cantar de los pájaros.