Capítulo 11. ¿Sensaciones en Josh?
Sólo Dame Nueve Meses
De un tiro se levanta de la camilla y ve a Ashley quien nos fulmina con la mirada. ¡Carajo! arruino el momento más cursi de mi vida.
— ¿Ashley? —dijo casi tartamudeando.
—Bueno me preocupe al ver que Lia no había salido así que vine y bueno... parece que están muy cómodos —dice ella.
No se veía muy feliz, bueno es decir, obvio que no está feliz, su novio estaba conmigo.
—Permiso —bufo molesta.
Se retira del cuarto casi corriendo entonces Josh la sigué.
— ¡Ashley espera!
Tiro mi cabeza hacia atrás y rodeo los ojos.
—Una gran familia —digo completando la frase que se suponía que Josh debía decir. — ¿No piensas eso bebé? —dije hablándole a mi vientre.
—Sé que te gusta mi hijo —Escucho decir a Silvia cuando entra al cuarto.
— ¿Qué? —digo frunciendo el ceño.
—Veo como lo miras. Siempre lo he visto.
—No sé de qué habla señora Bianchi —aparté mi mirada de ella evitándola.
—No me puedes mentir Lia. Lo sé muy bien, te gusta. Y no sólo su riqueza. Te gusta... hablo de que, te gusta en serio —se sienta en la camilla junto a mí —No había visto ese brillo en los ojos desde que...
— ¿Qué brillo?—interrumpo.
—El brillo con el que tú lo miras. No pensé que diría esto pero... —Por primera vez en la vida me lanza una sonrisa —Sé que lo amas y... no puedo hacer nada al respecto.
—No-no... No sabe lo que dice —contesté algo atontada.
—El bebé... No es de otro hombre, el bebé es de mi hijo —dice secándose algunas lágrimas de sus mejillas.
—Usted en serio no sabe lo que dice —respondí echándome hacia atrás.
—Si. Él me contó sobre su noche, cuando estaban ebrios... —Hace una pausa —a lo que quiero llegar es que, nunca quise que se juntara con personas de clase baja sin embargo él estaba muy triste por haberte pintado la cara con es líquido azul, así que le permití llevarte esos patéticos chocolates. Luego de eso, no dejaba de hablar de lo maravillosa que eras y no me mal interpretes te sigo odiando.
—Ah, gracias. Ya me estaba preocupando.
Ella se incorporó y tomo aire.
—Ashley es la chica que siempre soñé para mi hijo. Pero tú, ahora le tienes un bebé y será imposible que él no empiece a sentir la atracción de su sangre.
— ¿Su sangre?
—Tú llevas parte de él en su cuerpo ahora. Tarde o temprano sentirá que ese bebé es de él. Todo esto lo confirme cuando él susurro a tu vientre.
—Espere un minuto... —tragué saliva— ¿Cómo se enteró que Josh es el padre?
—Las mujeres lo saben todo, por otro lado los hombres son muy tontos, nunca se enteraría de esto... y también porque perdiste la virginidad con mi hijo.
—Júreme que no le dirá por favor.
—No hace falta —se levanta —Diviértanse a donde quiera que vayan mañana.
Así que Josh podría llegar a sentir que mi bebé es de él.
Realmente me preocupa el hecho que Silvia sepa que mi hijo es de Josh. Sin embargo confío en ella, pues supongo que mira a Ashley como un ángel caído del cielo con corona y todo incluido y no permitiría que Josh la pierda.
(...)
Me vestí con ropa holgada para que no se notará mi panza. No está tan notoria, pero ya se empieza a levantar algo ahí. Se suponía que Josh estaría en mi puerta en unos minutos. Luego de ver una serie y comer chocolates escuché el timbre. Es un tipo muy puntual.
— ¿Lista? —dice parado en la puerta con unas flores.
Al verlo ahí con su camiseta con mangas recogidas hasta los codos enmarcando su sexy cuerpo me sonroje. Tal vez estaba babeándome ya.
Lo veo fijamente y tomo el ramo de flores. Son girasoles pequeños, mis favoritos. Sonrío y me detengo un segundo a sentir el aroma de las flores, tienen un olor peculiar.
—Por supuesto —respondo —Qué lindas —digo viendo las flores.
—Sé cuánto te gustan esas flores. Por ellas casi me pica una abeja, así que agradéceme en grande.
Me eché a reír unos segundos y un impulso me obligo a abrazarle.
— Gracias, gracias—digo respirando en su torso. Soy un mono colgando de Josh, él es tan alto y yo un minúsculo umpa loompa.
Me separo de él y veo su iris. Amo ver el color de sus hermosos ojos, nunca los mire detenidamente antes. Pero ahora me delito perdida en esos jodidos océanos.
— ¿Qué me ves? —dice sarcástico. Su comentario me hizo reaccionar, así que moví la cabeza para salir de mi éxtasis y le di un leve golpe en su brazo.