Capítulo 26. ¿Bromeas?
Sólo Dame Nueve Meses.
Salí lo más rápido de esa maldita fiesta ¡¿Por qué acepte venir?! No sé si odiar a Josh u odiarme a mí misma. Creo que la única que se ha lastimado soy yo. Me siento tan mal por Aarón, me siento mal, me siento como una mujer sucia, considerando que todos me veían como bicho raro en esa fiesta.
— ¡Lia!—un escalofrío recorrió mi espalda al escuchar a Sophia. La miré con los ojos vidriosos y ella me lanzo una apenada mirada. Se lanzó a un estremecido cuerpo que necesitaba los arrullos de su madre en ese momento— ¿Qué ocurrió? —secaba mis lágrimas en el vestido de Sophia. No quería hablar, me sentí tan tonta e incapaz. Nunca se me pasó por la mente que Josh podría hacer algo como eso.
— No quiero hablar de eso —dije, aun apoyándome en el pecho de Sophi.
— ¿Por qué Josh dijo eso sin pelos en la lengua? —preguntó.
—Porque él nunca estuvo enamorado de mí Sophia, sólo éramos tú y yo haciendo conclusiones que no existieron.
— Estaba segura que él...
— ¿Me amaba? Yo también lo pensé.
Me estremecí al sentir el frío de la noche y abrace mi cuerpo para evadir el frío.
— Toma —Sophi me cubrió con una bufanda que la acompañaba — ¿No entraras nuevamente, cierto?
La miré con desdén, — ¿Tú que crees?
— Cierto. Te ayudaré con un taxi.
La alta de Sophi estiro su cuello y le hizo varias señales a los taxis, pero en Boston no cualquiera consigue un taxi de noche — ¡No escuchaste estúpido!— terminó exhausta con el último que pasó.
— Es imposible —me burlé.
—No entiendo cómo es que no ven a semejante mujer.
—Seguro les das miedo — río y me pongo en guardia esperando su zape en mi cabeza.
—Te dejaré aquí como una mendiga pendeja.
—No, no, no dejes a esta pobre chica —le hago un puchero fingiendo llorar.
Ella bufa cansada y vira los ojos para luego darme el merecido golpe en la cabeza, se lo regreso de inmediato en su brazo.
— ¿Estás sola? —le pregunto ya que no veo al arrogante de su novio.
—No. Vine con Thomas...
—No digas más —elevo mi mano evitando que hable.
—No entiendo por qué no te cae bien.
—Es presumido, siempre lo fue.
—Pues cambió.
—Quiero ver eso...
Un auto mustang negro pasa haciendo señas con las luces, para luego sonar la bocina, Sophi y yo intercambiamos miradas confundidas — ¡¿Qué quieres?! ¡No somos prostitutas, imbécil!
—Sophia —le doy un zape en el brazo, ella se queja frunciendo el ceño.
— ¡¿Lia!? —No diré más. Es Edwart, ver esos ojazos asomarse por esa ventanilla me hizo temblar.
Sophia me ve petrificada, con cara de "Y ahora ¿Quién es éste?"
—Es amigo de Aarón —me encojo de hombros indicándole que no hay nada más. Hago ademán en acercarme.
— ¡Lia son suficientes hombres por hoy!
—No es nada mío —lo veo sonriente, —Es un doctor que conocí hoy.
— Maldición Lia ¿De dónde sacas tantos hombres?
— ¡Ya! — le frunzo el ceño y me acerco a la ventanilla del mustang.
— ¿Dónde está Aarón? —Dijo el doctor buscando entre mis hombros, para luego fijarse en mí— ¿Estabas llorando?
—No —Mascullo quitando rápidamente alguna evidencia en mis mejillas —Él se fue...
— ¿Por qué?
—Problemas...
—Entiendo —él fijó la vista en su manubrio — ¿Tú también ya te ibas?
—Sí... bueno —volteé para ver a una Sophia molesta —Sí
— ¿Te llevo?
—Me encantaría —le sonrío y me enderezo para encontrarme con la ceja elevada de Sophi— Él me llevará —le digo haciendo una inocente sonrisa.
—Vete mujer no tienes caso.
—Adiós —me despedí con un beso en la mejilla y sin pensarlo dos veces subí al auto de Edwart.
Una pequeña brisa empezó a caer en la ventanilla, el auto tenía un aroma agradable, estaba frío y a la misma vez tibio. Edwart se veía más serio y concentrado, no había rastro del borracho de esta mañana.
En la radio sonaba una canción trap, no cualquier trap era muy agradable, se escuchaba aceptable para cualquier oído. Pensé que los doctores escuchaban cosas como Opera, Mozart o cosas clásicas, tal vez es el único doctor en el mundo que escucha trap.
— ¿Cómo se llama el cantante?
— No lo sé sólo lo compre en la iTunes... ¿Te gusta el trap? —sonrió de lado.