Venecia
Estoy suspendida, sí, no he querido levantarme de la cama, ni responder mensajes, ni mucho menos abrir la puerta, no quiero verle la cara a dos de los hombres que más quiero en la vida, uno que es como mi padre y el otro idiota del que me he estado enamorando, pero al que prometí enterrar en lo más profundo de mi corazón
— Nessie, ¿no saldrás hoy de la habitación? — pregunta Mel yendo con Portos a entrenar
— Nop — respondo volviendo a acostarme en mi cama, no quiero toparme con Sergey o Isaac y mucho menos con Natasha, no me vengaré de ella ni nada por el estilo, aunque creo que con la que le hará Mel bastará, no sé aun qué le hará, pero sé que será groso
— Bueno, pequeño duende, te dejo, te juro que hubiera querido que me suspendieran a mí, esto es un infierno, las miradas que recibo ya me están empezando a fastidiar, la que le haré esa turra, es grosa — la sutileza con la que me lo dice es graciosa, ya que lo hace de forma pensativa, no quisiera ser la mina que más odia Mel en estos momentos
— Andá, me decís cuando se te ocurra algo, digo para saber en caso de una muerte o algo así — rio y ella sale contoneando las caderas.
2 semanas después
Aún estoy suspendía, sigo sin hablar con Isaac ni con Sergey, estoy enojada con ambos, Isaac intentó hablar conmigo, pero Sergey si ha mantenido cualquier distancia. Sigue doliéndome que haga eso, prefirió confiar en ella antes que en mí y eso es decepcionante, supuestamente yo era su compañera, su lugar estaba conmigo, supongo que me equivoqué así que por ente he estado entrenando sola, no me gusta descuidar mi salud. Voy en las noches para no encontrarme con nadie e intento trabajar en los códigos con Theo, estoy sumida en mis pensamientos y de repente llega un mensaje que es de Isaac
Isaac: “Venecia necesito que vengas a la sala de juntas en 30 minutos”.
Ruedo los ojos, la verdad que no quiero hablar con él, desde que me fui con la moto no lo he visto, me ducho rápidamente, me pongo cualquier cosa, total ahora más tarde volveré a la cama. Llegué a la sala de juntas y veo que están los del comité, Isaac y Sergey, no sé qué carajos harán, no veo cámara de tortura por ningún lado, así que no creo que me extorsionaran
— ¿Buenos días? — mi saludo sale en forma de pregunta
— Buenos días, Venecia — quien habla es Amir, líder árabe, es el único que me agrada de ellos
— ¿Para qué me necesitan? — respondo casual e Isaac me reprende
— Mas respeto, Venecia — volteo a mirarlo, ¿tiene 10 años más? Vaya como pasa el tiempo y aunque me gustaría fulminarlo con la mirada, solo asiento, pues aun lo respeto y lo amo como a mi padre
— Perdón líder, ¿en qué puedo ayudarlo? — Amir me sonríe
— La que nos ayudaras eres tú, Venecia. — sonríe mostrando sus dientes — Pedimos un informe del avance que tienen tú y el chico acá presente y han logrado descifrar más de lo que han hecho otros en años, así que la decisión que hemos tomado es que volverás a la misión, de hecho dentro de 5 días habrá un intercambio de armas y drogas entre rusos y argentinos, te quiero presente con el equipo, necesitamos repuestas de una vez por todas, ¿no te parece? — posa su mirada en mí, fijamente
— Claro que sí líder, son ustedes los que mandan después de todo — asiento y le devuelvo la sonrisa
— Empiezas nuevamente mañana, Venecia, buena suerte y ya te puedes retirar — ordena el líder sueco, al contrario de Amir, ese nunca me cayó bien. Me dispongo a salir pero un brazo me sostiene de manera fuerte, me volteo a ver y me encuentro con esa mirada color azul cielo que tanto me gusta
— ¿Qué pasó? — me suelto del agarre de Sergey
— ¿Estas bien? Te noto más delgada y pálida — observa con, ¿preocupación?
— Nunca me había sentido tan bien, Sergey, nada de qué preocuparse — me encojo de hombros y me voy del salón.
Llego nuevamente a mi habitación y abro mi caja de recuerdos, aún sigo sin entender como Natasha sabía que tenía una caja de recuerdos, no creo que Theo o Vico y mucho menos Mel le hayan dicho. Cuando la abro, veo las imágenes de mis padres y de mi hermano, los mejores años de mi vida, esas imágenes me dicen que aunque caiga, vale la pena seguir luchado, ellos hicieron eso toda su vida, son el ejemplo más grande que tengo y las mejores personas que he conocido. Sigo viendo las imágenes y me encuentro con una de la cual no me acordaba, éramos Theo, Vico, Isaac y yo en un picnic, tenía aproximadamente 10 años, Theo 13 y Vico 14, Isaac me tenía alzada en los hombros, éramos una familia, bueno siguen siendo mi familia, aunque este enojada con Isaac, lo amo porque es mi padre, bueno es mi segundo padre, y esos dos chicos por los que daría mi vida, mis hermanos y los hombres más increíbles que he conocido. Observo una de las cartas que mi padre me escribió, me fijo en una en especial, una que escribió para mi cumpleaños número 15, al releerla, por primera vez entiendo que él sabía que se iba a morir poco después de yo nacer, es un trabajo peligroso y él era un agente demasiado buscado, y mi madre lo siguió hasta la muerte, pero y mi hermano, era un nene, no merecía morir así, sentí una lagrima caer por mi mejilla, en ese momento llego un mensaje a mi celular, como si estuviera planeado
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amor como arma para salvar el mundo, familia como principal pilar, amigos como fuerza inicial
Editado: 19.02.2019