Sergey
No sé cuánto llevo mirando a Nessie mientras duerme, hace gestos graciosos con la nariz. Le consiento la mejilla y la cara, se durmió hace poco así que creería que ya pronto está por amanecer, no descansamos un solo segundo, pero me sentía feliz. Se removió a mi lado y yo le dije espacio para que se desperezara
— Buen día, cariño — le susurré y ella me miró con un ojo cerrado y el otro entreabierto
— Buen día, mi amor, ¿cómo dormiste? — me dio un beso en los labios y la cobija que tenía se le deslizó por el cuerpo y ella se sonrojó ya que yo no dejé que la alcanzara, quería volverla a ver
— No dormí — respondo dándole un beso en la frente — te velé todo el sueño
— Deberías dormir, es mi turno de velarte el sueño — comentó inocentemente, dándome besos pequeños en la mejilla
— Si sigues así, acabaré por hacerte nuevamente el amor — se escondió en mi cuello y puso una de sus manos en mi mejilla. Duró un minuto escondida, levantó su cabeza nuevamente y me besó
— Nunca había sentido lo que sentí contigo — vi su sinceridad. La abracé, quedando completamente unidos
— Gracias — le seguí la mirada y me senté, dejando que ella se apoyará en mi pierna — gracias por enseñarme a hacer el amor, yo no sabía que era eso hasta que tu apareciste en mi vida, cuando te repetí que te quería, mientras hacíamos el amor, era en serio, Venecia, de verdad — ella me sonrió y sentí líquido en mis ojos, me pareció extraño ya que aunque siguiera lloviendo afuera, todo estaba tapado
— ¿Por qué lloras? — preguntó angustiada, secándome los ojos, me pareció extraño, no había llorado desde la muerte de mis padres. Sonreí porque tenía demasiado en mi interior y todo era bueno, generado por ella
— Porque vale la pena estar vivo — susurro abrazándola nuevamente, ella me abraza también — así sea por una fracción de segundo — siento su risa suave y melodiosa
— ¿Sabes algo? — Susurra en mi oído mientras me consiente el cabello — también te quiero — me mira de frente y me da un beso en la nariz, yo sonrío y me vuelvo a recostar con ella en mi pecho
— ¿Piensas ir? — quería saber su respuesta después de haber hecho el amor
— Sí, ya te dije, Sergey
— No te lo estoy preguntando porque estoy enojado, solo quería saber si irías — comenté despreocupado — sé me volví loco por lo que pasó con Luca, por cierto ¿cómo pudiste fijarte en ese idiota? — ella ríe ante mi comentario
— No sé, solo me gustó como era y lo quise — empecé a hacerle cosquillas y ella empezó a reír como loca — ¡Pará! — pidió riendo. Luego quede encima de ella, la cobija transparentaba su cuerpo y alcanzaba a ver su desnudez, me miró fijamente, con seriedad, mordiendo levemente sus labios. Empecé a besarla nuevamente, nuestros cuerpos querían volver a ser uno solo y nuestras mentes a también.
Estábamos acostados boca arriba mirando el techo, Venecia agarró el celular para ver qué hora era
— Ohh — dijo
— ¿Qué fue? — pregunté mientras volvía con el celular a mi pecho
— 21 mensajes y llamadas de Mel, siempre se me olvida decirle a donde estoy cuando voy con vos — reí — son las 4 de la mañana, no dormí nada
— ¿Tanto hago que te olvides del mundo?
— Son tus ojos, me pierdo en ellos — ríe porque ya es demasiado caramelo
— ¿Quieres ir vistiéndote? O ¿nos quedamos un rato más? — pregunto
— Quedémonoooos — ronroneó escondiéndose en el hueco de mi cuello, yo me reí fuertemente y ella me siguió la risa
— Tengo que confesarte algo — le dije
— ¿No eres gay verdad? — preguntó y volví a reír fuertemente por las precipitadas conclusiones
— Venecia, acabamos de tener sexo por no sé cuántas horas y me preguntas que si soy gay, estás loca, mi pequeña — se sonrojó y llevó sus manos a su cara
— Demasiado precipitada, ¿verdad? — preguntó aún con su rostro cubierto
— Muchísimo — le destapé la cara y estaba como Tomatico — lo que te quiero decir es otra cosa, es del día en que nos conocimos, leí una carta que había en tu libro, en el de "La divina comedia", era de tu padre, creo que fue el mismo año en que murió — admití y suspiró
— Sos chismoso — me señaló — es una de mis cartas favoritas, cuando vos y yo peleamos, o bueno vos fingías que me odiabas, leía esa carta y me reconfortaba, me hace sentir que mi papá está conmigo
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amor como arma para salvar el mundo, familia como principal pilar, amigos como fuerza inicial
Editado: 19.02.2019