Si lo hubiera pensado dos veces, hubiera reparado en moderar la fuerza en mi puño. En cambio, pude sentir un leve crujido de su mandíbula en mí puño. Cae de culo al suelo, mientras se sujeta la mandíbula y maldice. Me mira con odio, pero la mía es aún peor y se percata de ello, puesto que si se levanta recibirá aún más del primer escarmiento.
-Largo. – Le ordene.
El tipo tarda unos minutos, mirándome con bronca y, algo de sosiego, antes de reaccionar. Aún estaba sobando su mejilla, sentado sobre su culo en el piso; mira a la chica por un segundo y volvió a mí, y volvió a mirarla con furia. Seguro esperaba que ella saltara a defenderlo. ¿Qué tan canalla podía llegar a ser?
Pero, yo igual esperaba no haber metido la pata al meterme, y que ella se me viniera con reclamos. Sería el colmo, que de solo pensarlo ya tenía mi rabia subir, preparando que decirle cuando se deschavete en una bruja.
Espero a que el tipo desaparezca de mi vista, a no ser que pegue la vuelta, para así darle la cara a la chica. Me volteo, pero no llego a ver su cara, tiene la cabeza agachada con su cabello largo cubriendo sus hombros, pero a simple vista puedo notar que es delgada ya que sus hombros son pequeños, siendo más perceptible por la sudadera que lleva puesta. Supongo que ha de ser del tipo ese, porque lo dudo mucho que sea de las que usa ropa holgada y de hombre, con sus manos escondida en los bolsillos. Levanta su cabeza al fin me daba curiosidad de saber cómo era, al menos, a quien salve con mi mano desnuda. Tiene una expresión de espera, y supongo, que debe haberme hablado, pero no puedo escucharla.
En estos casos siempre vengo preparado. Cuando era un mocoso de primaria, en un principio era bastante introvertido cosa que cambio gracias a innumerables chicos que intentaban hablarme o molestarme cuando hacia otras cosas, o bien solo me jodian con sus burlas fue que decidí “contestarles” a puñetazos, patadas y mordidas. Si querían que abriera la boca para hablar, solo seria para hincarles el diente. Ja.
Ni se las veces que llamaron a mi madre, pero sí de las veces que me expulsaron de la escuela. Fueron menos. Así fue como más o menos a mitad de mi quinto año de primaria me llevaron a una psicóloga, su conclusión fue “principios de ira” (y una mierda). Como si un mocoso de 9 años tuviera “ira” con un historial familiar como el mío, sin traumas o desorden psicológicos, pero no lo negué. Digo, ¿Cómo podría?, ni siquiera sabía a lo que se refería, solo contestaba a las burlas que me hacían otros niños fuera de ello no había nada que me alterara en sobremanera, nada.
Bueno, tal vez no sea verdad, no soporto las goteras de agua. Bien lo dije, ¿pero sabían que antes se podía usarcé como tortura? Da igual, es estúpido pero cierto que el sonido de cuando cae la gota y estalla en la superficie es jodido. Me jode.
Antes de eso tomaba clases de señas, pero cuando recibí mi cuarta expulsión me cambiaron a una para chicos sordomudos, fue allí donde aprendí a leer los labios. Me costó, a veces quería irme de ese instituto, hasta que comprendí que, si podía entender a los demás la forma que presentaban las palabras con los labios y los gestos me sería posible no tener que usar mis audífonos, ya que no era totalmente “mudo”, ni tanto, mi problema era el “escuchar”. Me era casi imposible sin la placa en mi cerebro y los audífonos. Tomaba de conejillo de indias a cualquiera que se me cruzaba, me hablara o no.
Mejoras tu caligrafía, la gramática y la ortografía, puesto que si no sabes escribir como expresarte debidamente aun así no serás “comprendido”, si es que solo fuiste “entendido”. También aprendí a dibujar, seguro no era el único que creía que as artes plásticas ni eran un requisito meramente necesario, pero era entretenido. En un principio, era tan malo como los dibujos de primero o segundo de primaria, hasta que observe a los mayores, la escuela compartía primaria y secundaria, así que debes en cuando te los topabas en los cambios de hora. Podías trabajar con el material que mejor se te daba, y en cuanto a mi supe que era el diseño gráfico, ya generalmente por computadora.
Así fue como termine haciendo carteles con frases, fondos ilustrados con ligeras adaptaciones subliminales a contraluz, o fluorescentes.
No la conocía, ni ella a mí, pero al menos no quisiera que las personas se dieran una idea equivocada, odio ser malinterpretado. Saque mi celular, y le enseñe la parte de atrás de la pantalla. Resultaba bastante útil, con solo leer la inscripción que había hecho entendería. Sin derrochar aliento y saliva.
“Soy sordomudo” no lo era del todo, pero las personas entienden enseguida que no podrán entablar una conversación si no hay lenguaje que puedan usar. Las letras eran una copia de la fuente Game of thrones en mayúscula, que daban el efecto de sobresalirse y tinte fluorescente en celeste a blanco, el mensaje debía ser claro, pero no escatime en un tipo de estilo.
Luego de captar del mensaje, tiene la sorpresa pintada en su cara. Tiene los ojos algo hinchados de llorar, no va pintada y es linda, y por eso no tiene los ojos como un panda, pienso, al igual, se ve más calmada ya que paso todo, supongo.