Vladislav no había hecho bien su trabajo, estaba molesto, lo que le encargue era fácil pero él no podía con algo así de sencillo. Él no entiende que no puedo perder más tiempo, cada día que paso sin tenerla cerca, ella pasa tiempo con ese anciano que será su esposo sino hago algo cuanto antes. Me levante de golpe del sillón que está enfrente de la chimenea, tire la copa de vino que sostenía ahí adentro de esas llamas. Me sentía molesto por tener a un incompetente en mi clan, mi mente estaba opaca, no me quería salir de control y matar a mi propia sangre; si quería que algo saliera bien no se lo tenía que poner en las manos de Vladislav.
Dimitrie tenía tiempo en una esquina de la habitación observando, no se atrevía a decir que era lo que quería.
— Has estado mucho tiempo en silencio —comente acomodando mi saco—. ¿Qué ocurre?
— Sr. le tengo que decir que James viene hacia acá —dijo seriamente saliendo del rincón—. Una carta llego esta mañana afirmando eso.
— ¿El americano viene? —el asintió—. Va a traer La Electi, supongo.
— Así es. Quiere presentar a La Electi en todos los clanes, solo quiere presumir que tiene al vampiro más fuerte de los cincos Grandes Clanes Sr —admitió con un tono irritando.
— No me sorprende que quiera exhibir al más fuerte vampiro, teniendo en cuenta como es el. ¿Cuándo llegan?
— Llegaran dentro de poco ¿Lo va a recibir? —inquirió.
— Dimitrie, no me tengo que preocupar por él ni por La Electi. No quiere pelear, lo conozco bien, aunque nuestros clanes no se lleven bien; y si te soy sincero tengo otra cosa por el cual preocuparme en estos momentos —aclare sin vacilar.
— Como usted diga Sr.
Lo vi por unos segundos antes de partir de la mansión, él tendría que ser mi hermano y no el incompetente que tengo.
Una vez afuera olfateé fuertemente para percibir el olor que buscaba, lo encontré y no estaba sola, sentía a un desagradable y conocido olor.
Gruñí por debajo, ese anciano estaba con ella.
Tome el caballo de Thimor y salí con prisa. No soportaba que él estuviera con Scarlett antes que yo.
Los caballos no son tan veloces como nosotros pero era necesario llegar con él, si mi jugada daba resultado, él era una ficha clave.
El aroma de Scarlett me guio hasta el prado, su expresión era fría y triste, sus ojos estaban llorosos, al lado se encontraba su prometido, le estaba “hablando” y la tenia de su muñeca con fuerza.
Era una escena bastante desagradable para mí, pero no podía interferir, al menos no todavía.
Me quede en la oscura sombra de un gran árbol esperando que aquel sujeto se marchara y la dejara sola, eso tardo unos minutos pero antes de irse le dijo “Eres mía”, ese comentario me molesto y me dio una leve risa ya que ella era mía y de nadie más.
Se quedó sentada encogiendo las piernas y abrazándose a sí. Me acerque a ella tirando del caballo, Scarlett no levanto la cabeza, solo seguía en la misma posición; deje el caballo y me acomode al lado de ella sin decir nada, así pasaron unos minutos en donde solo se oía su respiración afligida, hasta que la rompió levantando poco a poco su cabeza.
— Vlad —susurro triste.
La mirada que me dio, fue como cuando la salve aquella noche, solo que esta era triste pero con esperanza.
No dude ni un segundo para llevar mi brazo a su cintura y atraerla a mi poco a poco hasta abrazarla. Con su estado actual sería fácil poseerla.
— Ahora si me puedes decir que paso ese día. Cuando llego su prometido —susurre acariciando su melena.
Dudo al hablar pero lo soltó.
— El Sr. Hudec es un viejo amigo conocido de mi padre, él es muy adinerado por lo que mi padre arreglo este matrimonio con él para ampliar las tierras. Ese día salí molesta, no quiero casarme con alguien así, estaba alterada y no sabía qué hacer; cuando eso pasa vengo al prado, estar aquí me relaja antes de volver al abismo con mis padres.
— ¿Cuándo es la boda?
Se alejó un poco de mi para poder verme llena de tristeza.
— Dentro de tres días, cuando cumpla los dieciocho —su mirada me decía que la salvara.
Suspire fuerte, el día estaba más próximo de lo que esperaba, pero ya tenía todo planeado, aunque tenía que modificar algo.
— Scarlett desearía con todo mí ser que pasara esta noche conmigo —le hable suavemente al oído mientras la abrazaba una vez más.
Sentí su corazón latir fuertemente y a pesar que no pude ver su rubor, sabía que ahí estaba dibujado sobre sus mejillas.
— Vlad yo…
— No voy a recibir un no como respuesta. Te necesito esta noche conmigo.
Acerque mis labios a los suyos, adueñándome de ellos una vez más, ella abrió poco a poco sus labios permitiéndome entra, saboree por completo cada rincón de su boca, era un sabor suave y dulce; tome su rostro para profundizar más la unión y ella me abrazo del cuello. Su lengua se unió con la mía siguiendo el ritmo hasta quedar enredados de una forma perfecta.
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Editado: 28.04.2019