Solo soy Bruno

S E I S - III

 

III

            - ¡Wiu, wiu, wiii-uuu!

            - Pensé que cuando ya hubiéramos pasado a toda la gente de las escaleras ibas a dejar de hacer eso.

            - ¡Wiu, wiu!

            - ¡Shhhh! ¡Bibi! Intento abrir la puerta con una mano, y me desconcentras.

            - Wiu, wiu wiiiiiiii-uuuu. – continua, esta vez susurrando.

Por alguna razón no logro meter a llave en la cerradura.

Cuando estoy a punto de rendirme y bajar a Bianca, la dichosa puerta se abre. - ¡Por fin! Venga señorita ambulancia, te vas directo a la cama.

            -No soy la ambulancia, tontito. Tú eres la ambulancia. – susurra entre risas. - yo soy la paciente. ¿No ves que me llevas cargada? ¡Dah!

            -Claro. Obvio, dah. – le respondo, mientras nos dirijo al baño.

            -Dah. - vuelve a susurrar.

            - ¿Por qué susurras? – le pregunto       

            - Dijiste que te desconcentraba…- responde dudosa, apoyándose en la pared del lavabo. La ayudo a en su intento fallido de sacarse los rulos de la cara, mientras ella me mira atenta.

            -Lo dije antes, cuando no podía abrir la puerta. – le explico. Mojo una toalla con agua y me acerco a ella para pasársela por la cara. Bianca abre un poco sus piernas, dejándome espacio para apoyarme cerca de ella.

Esta borracha. Mucho.

Aunque se debe considerar que una sola gota de alcohol la pone en este estado.

Cierra los ojos cuando paso la toalla por sus pómulos. Sigue sonrojada, si no la conociera pensaría que se trata de maquillaje, pero ella no lo usa mucho.

Sus labios están entreabiertos. Los había pintado rojos cuando la fui a recoger a su casa. Casi del mismo tono que sus zapatillas. Ahora sin marca de labial, lucen de un rosado pálido que va en sintonía con sus ojos.

Estoy tan abstraído en los detalles de su rostro, que no noto en que momento Bianca abre los ojos. Pero si lo siento. Levanto la mirada para encontrarme con la suya. Mi corazón vuelve a acelerarse. Y si, de nuevo estoy asustado. Pero no por las mismas razones que antes. Usamos este lenguaje nuevo y antiguo entre nosotros, entre nuestros cuerpos, entre nuestras almas.

En las películas de amor, cuando dicen eso de que el mundo se detiene… que ridículo.

Con ella mi mundo no se detiene, avanza.

Y si es cierto que nuestra mente y corazón viven en una lucha eterna, sé desde el segundo en que su mirada me atrapa, que mi corazón ha ganado esta batalla.

Entonces la beso.

 

 

 

 




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