Solo soy Bruno

D I E Z - Aviones y chicos lindos

 

CAPÍTULO 10

Hay algo sobre mirar las nubes desde arriba. Quizá el hecho de parecer tan imposible llegar a ellas. Quizá el perfecto balance entre belleza y calma con el que se mueven. Quizá sus formas incomprendidas.

No puedo dejar de sonreír. Ni siquiera sé si pasaré el primer casting. De solo pensarlo siento temblar mis manos. Y sin embargo tengo está sensación en el pecho, de estar haciendo por primera vez lo correcto.

            -Bruno, si no vas a comer tu pan, dámelo. – me pide Bianca, interrumpiendo mis pensamientos.

Al verla me despojo totalmente del aire filosófico. Lleva su almohada de cisne para el cuello. Ha logrado acostarse cómodamente, apoyando sus pies en mis piernas. Sus calcetines de puntos rosas me causan gracia. Va viendo una película sobre espías o algo así. Le paso mi pan. Lo recibe gustosa. Busco una película también, aún faltan unas buenas horas para llegar.

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            -Bruno. ¡Bruno!

Abro los ojos un tanto aturdido. Se me ha dormido el brazo y me duele el cuello. Malditos aviones.

            - ¡Bruno!

            - ¡¿Qué?!- le respondo a Bianca, al mismo tiempo que alguien de atrás pide silencio. - ¡Perdón!

            - ¡Shhhh!

            - ¡Lo siento amigos! – dice Bianca, por lo que me apresuro a taparle la boca.

Sí, vuelven a callarnos. - ¡Shhhh!

            - ¿Qué pasa? – susurro

            -Vejiga llena. Pis en camino. Muévete. Ahora.

            -Ou.

            -Ahora, Bruno. Ya, ya

Me levanto de mi asiento para que pueda pasar. Casi todas las luces del avión van apagadas.

Bianca pasa por mi lado y decido esperarla sentado en el apoya brazos de mi asiento, así no tendré que pararme de nuevo. La miro ir hacia el pequeño baño.

No lleva zapatos. Y sus medias de puntos rosa resultan ser fosforescentes.

Vaya detalle.

Un golpe de realidad me golpea en ese momento. ¡No puedo creer que esto esté pasando! ¡No puede creer que esté haciendo esto!

Aun sigo sonriendo cuando Bianca regresa. Está a punto de llegar cuando choca con un chico que también se ha parado. Se rozan incómodamente mientras pasan por el pasillo, pero es la forma en que él se vuelve para mirarla lo que me molesta.

La siento mirarme de reojo mientras nos sentamos. La miro con una leve sonrisa, disponiéndome a volver a dormir. Pero justo cuando cierro los ojos, con algo que podría jurar roza el nerviosismo, la escucho decir-: Ese chico es lindo.

Mantengo los ojos cerrados un instante. Analizó mis opciones. Pero no tardó mucho en rendirme. La miro, analizando su rostro. Ha cerrado los ojos y casi me da la espalda en el asiento, pero igual logro ver parte de su cara y la forma en que muerde levemente su labio inferior.

            - ¿Te refieres al del pasillo, el que se te quedo mirando?

            - ¿Crees que se me quedo mirando? -responde aún con los ojos cerrados

            -Lo vi mirándote

            -Hum

            - ¿Hum? ¿eso que significa?

            - Significa que es lindo pensar que pude haberle gustado.

Eso me hace fruncir las cejas. Algo apretado se comprime en mi pecho.

Después de un momento agrego. – Obviamente no es el único al que le has gustado. No deberías tenerlo tan en cuenta.

Después de un momento responde. - ¿Obviamente? ¿A quién más le he gustado?

            -Pff. Vamos Bianca. - digo con aire desinteresado. - le gustas y le has gustado a más de un chico. Eres inteligente y también linda. Eres graciosa y amable. ¿Recuerdas a ese tonto de la secundaria que solía meterse contigo, pero que al final termino invitándote a salir?

            -Segundo año, sí. Roberto Meca. Peleaste con el cuándo rompió mi lápiz multicolor. Rayos, amaba ese lápiz.

            -Ajá. Y luego vino tercero. Saliste con David no sé qué más. Te había enviado una nota cursi en clase de matemática.

            -Sí. Recuerdo eso. David Rueda. Escribió unos poemas muy lindos para mí. Luego descubriste que los copiaba de internet y ya no se me hizo tan lindo entonces.

            Nos reímos de eso. – Cuarto de secundaria. Luis Hernández se moría por ti.

Bianca se ríe por eso son un gran sonrojo en toda su cara.

            - ¡Basta! No lo digas así- dice con pena

            -Te regalo un peluche de un oso rosa que decía i love you

            -Era lindo

            -Nunca te gustó

            -Sí me gustaba, era lindo. Pero, quizá un poco extremadamente meloso.

            -Y luego quinto de secundaria.

            -Sí

Bianca había empezado a salir con un chico. Liam. Fue con él al baile de graduación. Hicimos una cita doble y compartimos limosina. Cuando su relación se volvió más seria fue tal vez la primera vez que me molesto un poco verla con alguien.

            -A veces hablo con él. Le va muy bien

La melancolía en su voz provoca el segundo raund de estallido en mi pecho. Esta vez más arraigado… más molesto.

            - ¿Aún lo quieres?

No la miro, pero ella si me mira a mí. Hay algo importante en su respuesta. Algo importante para mí. Siento miedo y tristeza colgando de lo que diga.

Basta, Bruno.

            -Sí.

Auch.

            -Siempre lo voy a querer. Es muy importante en mi vida, en mi historia. Fue el mejor primer novio que podría tener. Es un chico que vale la pena.

Canalizo mis sentimientos en una sonrisa comprensiva. No significa que el nudo en mi garganta se haya ido.

            -Pero se acabó. Nuestra historia fue linda, pero tuvimos que tomar caminos separados. Así es la vida, ¿no?

Volteo a mirarla. Me da una sonrisa tranquila.




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