Sólo Tú

Capítulo 5

Capítulo 5

Blake

 

—Fuiste muy grosera con ese chico, Blake. —Estoy por darme un golpe en la frente contra lo primero que encuentre en el camino si con eso logro que ella no lo repita de nuevo.

Ya ha pasado un rato desde que tuvimos el encuentro con Cameron y mi madre ha estado dándome un sermón por ser grosera con él.

Lo que ella no sabe es que el muy masoquista se lo tiene merecido. Ayer, luego de nuestro encuentro en el baño, arrastré a los chicos a un bar y me emborraché. Intenté, también, acostarme con Alex, pero no pude hacerlo por tener al tonto niño rico en la mente y tuve que enviar a Alex a casa con la excusa de que estaba muy borracha como para ponerme en ello.

Estoy molesta, conmigo misma y con Cameron, por pasar toda la noche pensando en él, y el rato que pude dormir soñé con él y yo haciendo cosas que no eran aptas para menores de edad.

Y ahora, me lo encuentro en la tienda de comestibles, justo cuando estoy con mi madre.

Quiero golpearme y luego golpearlo. En ese orden.

—Mamá, ese chico se metió en el cuarto de baño que yo estaba usando la noche anterior. —Ella parpadea, mi declaración no siendo de importancia para ella.

—Blake, estoy segura de que no es la primera vez que te sucede —declara mientras llegamos al auto y abre el maletero—. Y pienso que te habrías ahorrado el incidente si hubieses puesto el seguro.

La miro incrédula. Se supone que ella debe ponerse de mi lado.

Estoy maquinando en una réplica inteligente que darle cuando se tambalea un poco y se agarra del auto.

—Mamá, ¿estás bien? —Ella asiente.

—Solo fue un mareo. —Cierra el maletero y empieza a rodear el auto para entrar por el lado del conductor.

—Creo que será mejor que yo conduzca, mamá. —Espero una protesta de su parte, pero nunca llega. En lugar de eso, un nuevo mareo la hace tomarse del auto de nuevo.

Corro hacia ella y llego justo a tiempo para agarrarla antes de que se desvanezca.

Se desmayó. Oh no, esto no era bueno.

—¡Mamá! —Sollozo su nombre mientras abro la puerta e intento meterla dentro del auto.

Es un trabajo difícil, cargar a una persona desmayada no es sencillo y eso me lo demuestra el hecho de que está a punto de resbalarse entre mis brazos. Si un nuevo par de manos no la sujeta, mi madre se hubiese caído al suelo.

Me giro hacia la persona que me está ayudando y me sorprendo un poco al ver a Cameron.

—La tengo. Abre la puerta —me apremia.

Hago lo que me pide sin rechistar y metemos a mi madre dentro del auto. Cuando cierro la puerta, me muevo para abrir la puerta del piloto, pero Cameron me detiene.

—No creo que sea bueno que tu conduzcas. —Lo miro.

—Tengo que llevarla al hospital —declaro lo obvio.

—Estás alterada. —Cuando dice esas palabras, me doy cuenta de que en realidad estoy temblando—. Yo manejo, las llevaré al hospital.

No me da tiempo de pensarlo, recoge las llaves del auto que yacen en el suelo –no me percaté de que se habían caído–, se mete en el auto y lo enciende. Corro hasta el otro lado del auto y me siento brusca en el asiento del copiloto.

Mientras Cameron conduce a toda velocidad hacia el hospital, yo tomo mi teléfono y llamo a Kurt. Repica varias veces pero él no contesta, vuelvo a intentar y nada. Llamo a Alex, este me contesta al tercer timbre.

Hola, cariño —contesta con voz risueña—. ¿Quieres continuar lo de anoche?

—¡Alex! —Mi voz suena extraña por el nudo que se está formando en mi garganta—. ¿Dónde está Kurt?

Él está aquí. ¿Pasa algo?

—Ponlo al teléfono.

Espera un segundo. —Grita el nombre Kurt y luego dice:— ¿Qué está pasando, Blake?

—Es mi madre —es lo que alcanzo a decir antes de que mi hermano se ponga al teléfono.

¿Qué ocurre, Blake? —habla él.

—Es mamá. —Mi voz se quiebra—. Estábamos por ir a casa y se desmayó. Voy camino al hospital.

Nos veremos allá —dice y cuelga.

Lágrimas brotan de mis ojos cuando volteo a ver a mi mamá en el asiento trasero. Sigue desmayada. Al menos puedo ver su pecho subiendo y bajando.

“No está muerta”, me digo, “Solo es una recaída, ella estará bien”

Ella tiene que ponerse bien. Yo no soy nada sin mi madre. Kurt y yo nos mantenemos fuertes si ella está bien. En cada recaída que mamá experimentó, nosotros casi nos volvimos locos de desesperación. En esos días, nada más tiene importancia para nosotros, solo la recuperación de mamá.

Si en circunstancias normales, mi hermano y yo somos difíciles de tratar, en los días en que mi mamá se pone mal somos insoportables.

Un recuerdo acude a mi mente, un recuerdo de los días en los que mamá estaba sana. Era un domingo, Kurt y yo estábamos sentados en la barra de la cocina mientras mamá nos hacía el desayuno. La noche anterior, Alex, Kurt y yo habíamos estado en una fiesta y bebimos de más, razón por la que teníamos una resaca del demonio en ese momento. Mamá sacudió la cuchara con la que estaba removiendo los huevos contra la sartén y Kurt y yo protestamos. Mamá se rio de nosotros y nos dijo:



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En el texto hay: amigos, romance, amor

Editado: 15.02.2022

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