Solo tu tienes mi amor ©

Capitulo 9

ISABELLA

 

Mi corazón no dejó de latir desde que oí esa frase del que tanto he añorado escuchar, solo que no puedo dejar a Alejandro para correr a sus brazos... No es fácil. No he hecho oídos sordos cuando Oscar me dijo que el mismo Alejandro tiene conocimiento desde hace años de sus sentimientos, por lo que en ese momento ha llegado a mi mente las infinidades de veces que llegaba a mi casa con su mandíbula hinchada o un ojo morado. Cuando quería acordarme sonaba el timbre anunciando la llegada de Agostina, Olivia, Walter y Pedro con el helado, y Oscar se había retirado sin siquiera hablarme. Su frustración se le notaba a metros de distancia, lo entiendo y quisiera saber si haría lo mismo si la situación fuese al revés.

El rostro confundido de mi hermana que me miraba con el ceño fruncido comprueba de que algo había pasado entre nosotros y no me salvaría de sus preguntas. No me molestaba, también necesitaba desahogarme con alguien de lo que siento al rechazar al hombre que amo y no le pudiera responder de la misma manera por miedo a dejarlo solo a Alejandro. Su respuesta iba a ser la misma de siempre, solo que me regañaba por no darle al menos una chispa de esperanza. Lo que más me ha hecho daño fue lo salió de los labios de Oscar Solo seré feliz contigo a mi lado... Dejando un interrogante en mi cabeza, ¿Soy feliz con Alejandro? La respuesta es si, si lo soy pero no como lo desearía. Nuestra relación parece más a amigos con derechos que un noviazgo serio.

Ha pasado una semana desde ese día y mi vida no es la misma. Empecé a discutir con Alejandro por cosas sin sentido, por lo que terminamos reconciliándonos en la cama y las peleas quedaban a un lado. Es un momento de relajación de la que me quito de la mente a Oscar, su confesión y mi rechazo... Nunca me perdonaré al no decirle que también lo amo, pero no es fácil. De él no supe nada desde el día que se retiro del departamento, ni siquiera Olivia me deja al tanto de su vida. Lo único que me dice e que pasa de su casa a la oficina y de allí de vuelta a su casa, pero todos los días acompañado por diferentes mujeres. Al oír decir eso mi corazón se parte en pedazos y todo es culpa mía. Y cuando estaba solo, se entretenía con una bolsa de boxeo que había comprado junto a un par de guantes, por lo que se encerraba en su cuarto para desquitarse la frustración en ello. Ella dice que prefiere eso a que salga de nuevo por las noches.

Mis ánimos han estado por el piso en los últimos tres días, Agostina me ha estado insistiendo en que vaya hablar con él para decirle que me siento de igual manera. Ese imán a la que me ha unido a Oscar me empuja hacia su casa en mis horas de trabajo, Pedro me acompaña a recorrer el barrio residencial. Desde que presenció y vio mi expresión al ver como huía Oscar, no se ha separado de mí imitando a Agostina... Sé que intenta buscar puntos débiles en mi hermana pero se ha convertido en un buen confidente como lo ha sido en un tiempo Alejandro. Hasta se ha hecho un lugar en el departamento quedándose a dormir en el sofá, su presencia no me molesta ni mucho menos a mi pequeña hermana, le agrada la idea de que se hospede aquí... Me ha dicho que le gusta pero lo lindo que tiene se lo quita lo mujeriego que es. Alejandro está fastidioso en tenerlo allí, dice que tiene su propio hogar en donde quedarse y es donde las discusiones comienzan a tomar su rumbo.

Un nuevo día comienza para muchas personas, pero otras recién termina... Yo soy de los que terminan su jornada laboral. Pedro y Agostina me han acompañado durante toda la noche en la recorrida de la ciudad en la patrulla. Se ve más tranquila con las iluminaciones en las avenidas y el Obelisco parece tener vida propia con esos juegos de luces que lo hace resplandecer el medio de la noche. Muchos están acostumbrados a ver a éste como algo más del montón, pero con mi hermana nos fascinamos cada vez más al verlo. Farias no queda atrás, es una de las atracciones turísticas tanto del exterior como del interior del país.

- Dottavio I, necesito que hablemos.- la voz de Farias me quita de mis pensamientos.

Nuestro horario ya ha llegado a su fin, nos preparamos para retirarnos a nuestros respectivos hogares por el descanso que nos merecemos. Él me está esperando ansioso por salir de aquí por lo que muerdo mis labios para no reírme en su cara mientras Agostina está haciendo lo mismo que yo por su lado. Una vez que tengo todo guardado nos despedimos de los que entran, entre ellos Alejandro que me recibe con una sonrisa uniendo sus labios a los míos para luego si retirarnos con Farias. Caminamos hacia el vehículo en silencio, mi acompañante va perdido en sus pensamientos y solo lo miro de reojo.

- Te he dicho que me llames Isabella fuera del trabajo.- suspiro desactivando la alarma y subo a los asientos traseros.

- No sé como decirle a Dottavio A lo que siento... Es complicado para un hombre que no ha tratado de buscar una mujer, ya que todas se me acercaban.- sube al asiento de copiloto- Ella sabe que soy el tipo de hombre que pasa de una mujer a otra como si no me importara los sentimientos de éstas mismas, pero solo que mi corazón da un giro con tenerla frente a mí... Quisiera tenerla en mis brazos, ¿Sabes? Nunca he sentido la necesidad de tener a una mujer a mi lado.- pasa sus manos sobre su rostro, signo de una persona enamorada sin saber que hacer para demostrar su amor.




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