Solo tu tienes mi amor ©

Capitulo 26

OSCAR

 

La sala del tribunal es muy espaciosa e intimidante. Sus paredes blanca al igual que el techo no le dan vida a este lugar, como si lo único llamativo del lugar fuese el martillo marrón que acompaña al juez quien está a cargo del juicio. Atrás mío están todos mis empleados que decidieron estar presente en este momento tan importante como el de saber la sentencia del hombre que casi lleva a la ruina a la empresa y dejarlos sin trabajo. Hablando de él, está al otro lado del pasillo con su mirada fija en mí, solo trato de ignorarlo porque me han dicho que si llego a devolverle hará hasta lo imposible para convencerme de que no tuvo nada que ver, soy de caer en la trampa fácilmente. Igual tengo a la persona indicada que me protege de cada movimiento que llegue hacer West... Isabella ha pedido que la trasladaran aquí hasta que termine el juicio.

 

Suspiro un par de veces mientras giro mi cabeza hacia atrás encontrándome con la mirada perdida de Olivia que está acompañada de Walter, quien prefirió acompañar a ella y no estar conmigo, ocupando ese lugar Anthony por un lado y del otro Matteo... Mi equipo de abogados solo lo puso de carnada para darle un poco de esperanza a West haciéndole creer que con un recién recibido se le va hacer fácil, solo que tiene una jugada de la que no se la espera cuando llegue la sentencia final.

 

Acompañando a Olivia y Pedro están los hermanos Haroul que insistieron en estar aquí para apoyar a mi primo. Miro de reojo a Isabella que me guinea un ojo disimulada y por último los encuentro a Agostina y a Pedro custodiando cerca de la entrada de los jueces, menuda sorpresa que me he llevado.

 

Anuncian la entrada de los mismos poniéndonos de pies... Es como la escuela cuando hacen la entrada los directivos, trayéndome malos recuerdos de mi discriminada infancia y adolescencia. Lo único bueno de todo esto fueron los hermanos Dottavio que me defienden en este momento tan importante.

 

Miro a Matteo que se ve seguro de sí mismo que tengo la tranquilidad de que todo esto va a salir bien, como debe ser. Lo quedo mirando más de la cuenta porque es muy parecido a Isabella, solo que tiene barba bien cuidada y a ella la necesito a mi lado. Él me mira con el ceño fruncido, por lo que me disculpo diciéndole que su parecido a su hermana hizo perderme en mis pensamientos.

 

- Tomen asiento. Comienza la sesión número 164382/01 a cargo del juez Di Tella.- hago caso en lo que dijeron suspirando persignándome para si prestar atención a lo que ocurre.

 

Ya han pasado cinco horas, fueron una más eterna que el otro pero siento que en verdad será más rápido de lo que en realidad puede llevar un juicio de estas características. Mis ojos están en el juez que está dando por finalizada la sesión y que para mañana van a tener la sentencia. Una vez que se retira, veo la imagen de mis padres que me sonríen detrás del estrado... Me falta el aire como así también mi corazón deja de latir. Escucho maldecir a Isabella pero en vez de colocarme el inhalador en la boca para recuperar el aliento, me toma de los hombros sacudiéndome, como si me quisiera despertar.

 

 

 

- ¡Oscar! ¡Oscar despierta!- su voz hace que de a poco todo a mi alrededor desaparezca y vuelva a la realidad- Mi ángel, despierta.- ahora suena a más desespero y me asusta ese tono. Abro los ojos y lo primero que veo es a Isabella a punto del llanto. Su mirada se encuentra con la mía. Está a mi lado como lo ha hecho desde que pisó la casa para quedarse, una de sus manos acarician mi mejilla izquierda y escucho su respiración acelerada. Acerca su rostro a mío por lo que cierro los ojos esperando la unión de nuestros labios pero besa mis pómulos, dándome cuenta que estoy llorando. Suspiro al sentir esos labios están en mi cuello succionando mi piel... El corazón golpea fuerte sobre mi pecho y el pulso también hace lo suyo mientras mi amigo se despierta cuando Isabella está encima de mí dejando besos en mi frente, mejillas y la punta de mi nariz.

 

- Ya estás menos tenso...- susurra en mi oído- Me preocupaste cuando mencionaste a tus padres y llorabas a la vez.- apoya su cabeza en mi hombro y su respiración choca en mi cuello erizando mi piel como así también se me pone duro.

 

- Soñé con ellos, no hablaban pero me miraban con sonrisas en sus rostros.- le contesto rodeando un brazo en su cintura- Ni siquiera me había dado cuenta de mis lágrimas. Gracias por estar conmigo, mi hermoso monstruo.- su rostro está frente al mío, creo que ya se ha familiarizada con el sobre nombre- Mi hermoso monstruo...- le repito mostrando mi mejor sonrisa uniendo mis labios a los suyos y me coloco encima de ella gritando sorprendida sobre una de mis manos.

 

- Muy astuto de tu parte, has aprendido que puedo despertar a los chicos y que mi hermano nos vea en esta situación comprometida, no será nada lindo.- cuando se trata de Matteo, él solo acepta que esté con ella y muestre afectos no tan cariñosos en su presencia- Ya que fuiste mi despertador, bajemos a desayunar...- gime al sentir mi erección en su entrada.

 

- Gracias a tus besos me has dejado en este estado y no quiero presentarme al juicio con estas fachas.- se ríe nerviosa y mis labios juegan en su cuello.



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En el texto hay: policias, amor de infancia, huerfanos

Editado: 30.04.2018

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