Matthew
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El trayecto a casa fue tranquilo, una vez llegamos entramos a casa en silencio, mientras Hanna subía a mi habitación yo dejaba las llaves del auto de mamà en su lugar, subí a mi habitación y me encontré a Hanna sentada en mi cama.
Bonita… Muy bonita.
–Deberías ducharte, hueles a alcohol y cigarrillo, te llevaré ropa, ve.
Hanna hizo caso a mis palabras, salió de mi habitación y fue a ducharse, mientras tanto yo aproveche para cambiar mi ropa por una más cómoda, una pantaloneta azul oscuro y una camisa blanca manga corta. Rápidamente busqué en mi ropa lo más pequeño que tenía para llevarselo a Hanna. Un chándal gris y una camisa negra talla m.
Tome una toalla, doble la ropa y salí de mi habitación, me dirigí al baño, deje la ropa en el suelo y luego toque la puerta antes de irme nuevamente a mi habitación, una vez ahí me senté en mi escritorio y pacientemente espere a Hanna mientras revisaba algunos trabajos de la universidad.
Sumergido en mi revisión no me di cuenta de cuando Hanna entró a la habitación, hasta que ella me toco el hombro y me dio una de esas sonrisas brillantes de las que tanto amo y por las que me derrito. Le sonreí de vuelta.
–Te queda bien. –dije refiriéndome a mi ropa.
Nunca me hubiese imaginado a Hanna vistiendo con mi ropa…
–Gracias. –susurro mientras se sonrojaba. –También gracias por sacarme de ahí, creí que no me responderias, me has estado evitando.
Uhg. Mierda. No me esperaba esto.
Sonreí algo incómodo por las palabras de Hanna, porque aunque sea verdad que la estaba ignorando, es algo incómodo de hablar con ella. No quiero decirle que la condición para poder reconciliarme y trabajar con Kate era alejarme durante toda la semana de ella.
–No te estaba ignorando princesa. –mentira. –Estaba muy ocupado con mis trabajos. –aunque en parte es verdad sabe a mentira. –Pero eso no va a suceder otra vez. ¿Bien? –Hanna asiente y yo le sonrío.
Me levanté del escritorio y apagué las luces dejando la habitación casi en total oscuridad, pues las luces de las calles se filtraban por algunas partes de mi persiana. Me senté en la cama y por medio de las pequeñas luces que hacían que mi habitación no estuviese sumergida en total oscuridad observe el cuerpo de Hanna acostado en mi cama.
Me siento nervioso, es la primera vez que Hanna va a dormir en mi cama. En casa ya se había quedado a dormir antes, tal vez cuando tenía unos 7-8 años, pero dormíamos en la sala en sacos de dormir mientras veíamos televisión, esta vez es muy diferente a la de las veces pasada.
Me acosté a lado de Hanna quien rápidamente me abrazó y acomodo su cabeza entre mi brazo y mi cuello.
Mierda. Estupido corazón que reacciona al más mínimo movimiento o acercamiento que tengo con Hanna.
Cierro mis ojos e intento no pensar en con quién me estoy yendo a dormir, busco quedarme dormido lo más rápido posible pero no puedo. Aunque tenga mis ojos cerrados y piense en otra cosa, el corazón acelerado me impide dormir.
–¿Matt? –dejo escapar un “uhm” ante el llamado de Hanna. –Yo… Yo no tome alcohol, tampoco fume, sabes lo que pienso del cigarrillo. –murmuró, no pude evitar soltar una pequeña risa, me gane un pequeño golpe en el brazo por ello. –Es enserio, antes dijiste que olía a eso.
–Lo se Hannie, tu no haces cosas que no debes, eso solo lo hacen los adolescentes “interesantes y populares”.
Hice comillas con mis dedos pero Hanna no los pudo ver por la oscuridad. Ella se quedó en silencio por unos minutos, minutos en los que creí que se había dormido, pero no fue de esa forma, pues Hanna volvió a hablar.
–Matt… Ten dulces sueños.
Sonreí ante sus palabras y antes de que respondiera Hanna me beso el cuello, sentí como el calor se acumulaba en mis mejillas, si las luces estuvieran encendidas, lo más probable es que Hanna vería como me ponen sus acciones.
–Tu… Tú también… –logre responder en un susurro.
Las siguientes horas traté de dormir, pero entre mi estupido corazón acelerado y el recuerdo de los labios de Hanna en mi cuello no podía dormir. Me sentía ansioso y extraño. Pensaba que por lo menos Hanna si estaba durmiendo de manera tranquila, pero no era de esa forma, pues cuando mi reloj despertador marcaba las 4:40 de la mañana Hanna volvió a hablar.
–Matt… ¿Estás dormido?
–No. –murmure. –¿No has podido dormir princesa?
Hanna negó con la cabeza, suspire, creía en verdad que por lo menos uno de los dos iba a dormir de manera correcta, pero me equivoque, fue un pensamiento estupido. Comencé a acariciar a Hanna en busca de que por lo menos de esta forma ella pudiese quedarse dormida aunque sea por un par de horas antes de que se fuera a su casa.
Nuevamente, me equivoque, Hanna volvió hacer una pregunta nueva.
–¿Porque acaricias mi cabello? –pregunto.
–Tal vez de esta forma puedas dormir. –respondí.
–¿Es en esta forma en la que se toca el cabello de alguien más? –volvió a ejecutar una nueva pregunta.
–¿Para que se relaje y se duerma? Si, es de esta forma. –respondì calmado.
Mi tonto corazon ya latia de forma normal.
–Matt… ¿Tienes experiencias teniendo haciendo… “eso”?
Su pregunta me tomó por sorpresa, paré de tocarle el cabello por unos segundos, luego seguí, esta vez un poco más nervioso. Claro que sí tengo experiencia, tal vez con una o dos mujeres lo he hecho y aprendí mucho de aquellas chicas, una de ellas me enseño como tocarla en su intimidad y la otra me enseño como hacer un buen juego previo. Pase saliva y asentí al tiempo que susurraba un pequeño “si”. Hanna se quedo en silencio, crei que dejaria de preguntar pero nuevamente, que tonto, me equivoque.
–¿Matt? ¿Cómo me debería haber tocado Joshua? –hizo la misma pregunta que hizo en el auto.
–¿En verdad quieres saber Hanna? –respondí lo mismo que en nuestra conversación en el auto, ella asintió, yo pase saliva y no porque estuviese nervioso, si no por lo que Hanna pensaría de mí si respondo esa pregunta. –Hanna… Si hago “eso” no sé si me seguirías viendo con los mismos ojos. ¿Eso está bien para ti?
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Editado: 09.11.2024