La cabeza me palpitaba un poco por las noches de desvelos que tenia ahora, pero bueno, era parte de mi acuerdo implícito conmigo mismo de no dejarle nada de carga a mi mujer, la crianza era de los dos y yo no había pujado por horas, así que era lo que tocaba, eso sí, la practica hace al maestro, ahora era todo un experto en eso de cambiar pañales, no era una tarea linda pero se me daba bien
Ahora que los niños eran un poco más grandes adoraba hundirme en mis recuerdos mientras los veía dormir. La manía de tararear de Kendra se me pego, así que ahora yo lo hacía con mucha frecuencia, recordé que hace unos pocos días Rose había cogido su primera gripe y eso nos aterro, y admito, no orgullosamente que entre en pánico cuando se la paso llorando toda la noche. Los primeros pasos de ambos fueron algo que no puedo describir, afortunadamente había sido en la nueva casa, una que era segura para bebes, tenia todas las esquinas de todos lados bien cubiertas con un material no peligroso que amortiguara un golpe, había sido caro, pero Valia la pena hasta el ultimo centavo invertido en eso, la casa era grande y el patio aún más, la primera en caminar fue Rose, estábamos en el patio teniendo una comida de domingo, todos estábamos charlado animadamente quedándonos mudos cuando una risita orgullosa lleno el ambiente, la vimos ahí manteniéndose de pie, claramente corrí por la cámara mas cercana inmortalizando el momento, sus piernitas se tambaleaban en ese vestido rosa, pero se quedo así por unos cuantos segundos dando siete pasos en total antes de caer al suelo con otra risa, los pasos tímidos de ella animaron a Aron quien decidió no quedarse detrás de su hermana, le costo un poco mas pero lo logró, haciendo casi lo mismo, solo que él se emocionó intentando dar hasta su madre, no llego pero le falto poco
Mi mujer por otro lado, era perfecta, cada día la amaba más y más, tome con fuerza la bolsa del supermercado con comida para la cena, hoy era viernes, hoy tocaba cocina en familia, ¿era limpio y ordenado?, jamás, ¿divertidos?, oh señor, si
—Llegue—Avise desde la puerta, todo el cansancio que pude haber sentido desapareció cuando el ambiente se lleno de pasos rápidos seguido de dos cabecitas asomándose por la puerta, ambos con su respectivo gorro de chef
—Pada—Llamo Rose emocionada corriendo hasta darme alcance, Aron fiel a su calmada y paciente personalidad espero hasta que Kendra le tomo la manita para guiarle, tome a Rose entre mis brazos girando con ella unas cuantas veces, cuando los otros dos me dieron alcance Aron levanto sus brazos totalmente listo para divertirse un poco, hice lo mismo con el hasta que me sentí mareado por las vueltas. Ambos regresaron hasta donde su madre los esperaba desempacando la comida para preparar un platillo sencillo, espaguetis, como dije, no fue algo muy limpio, pero al final tuvimos un plato presentable de espaguetis y un poco de pan crujiente, cortesía de las damas. Tras eso pasamos horas y horas jugando hasta que los niños cayeron rendidos, es entonces cuando llegaba nuestro momento, dos copas de vino y relatos del día. Hasta que el timbre lleno el ambiente, ambos nos carcajeamos a sabiendas de quienes estarían fuera, y no fallamos, cuando Kendra abrió dejo ver a dos hombres aun en traje y maletín de nuevo peleando entre ellos
—Yo llegue primero —Sentencio Will con una sonrisa
—Mentiroso—Murmuro Smith—Yo fui el primero pero te echaste a correr en cuanto me viste, eso no es justo
—Pero llegue aquí—Señalo la puerta—Primero
—Están dormidos—Aviso—Hora de dormir—Ambos hombres revisan sus relojes soltando una maldición
—Mañana—Comenta Kendra—Mañana pueden tenerlos hasta la tarde
—Noche—Regatea Smith
—Eso—Secunda Will
—Noche—Concede mi mujer
Al día siguiente apenas es medio día cuando ambos regresan aún más felices, ambos obtienen una calurosa recibida, nos prometen mantenerlos seguros y medianamente limpios, cuando la casa se queda en silencio Kendra hace una mueca
—Duele cuando se los llevan—La alcanzó rodeándola con mis brazos y depositando un beso en su frente
—Lo sé, pero podemos aprovechar el tiempo—Lo hacemos, señor que lo hacemos, pero también salimos a caminar, justo a ese parque que tanto le gusta a mi chicha, en donde volvemos a correr, riendo como bobos, cuando el atardecer empieza a caer nos detenemos para comprar unas cuantas banderillas, caminamos hasta una zona mas tranquila en donde nos sentamos en el suelo mirando el cielo, la cajita oculta en mi chaqueta me pesa, los nervios me hacen callar y solo comer
Una hora después tomados de las manos estamos a punto de regresar a casa, pero por din me armo de valor para hacerlo, la dejo adelantarme unos cuantos pasos para poder arrodillarme, ella se detiene cuando no me nota a su lado girándose hallándome, sus ojos se abren con sorpresa
—¿Elliot?
—Kendra, tu y yo hemos peleado para estar aquí, juntos, sé que no soy el hombre perfecto, o si soy el que te merece, pero sé que soy lo suficientemente egoísta como para solo quererte para mí, y prometo que nunca dejare de amarte, tu y yo ya tenemos una vida juntos, pero quiero que todo el mundo sepa que nos pertenecemos el uno al otro. Así que… ¿aceptarías pasar el resto de nuestras vidas junto a mí, amándonos el uno al otro? —No dice nada, pero su beso es mas que suficiente para mi
KENDRA---