“DEBILIDAD”
Desperté de buen humor lo cual me sorprendió, al parecer arreglar las cosas con Steven me puso alegre, hice la misma rutina de siempre, pero hoy prepare panqueques y eso le gusto a mi hermano, termine de desayunar y lleve un poco a Erica, ya que le encantan los panqueques.
En la entrada del colegio vi a Daniel, había cambiado tanto, ya había terminado el colegio e iba a l universidad, pero de vez en cuando visitaba él colegio para dar talleres de música, me sonrió, saludo con movimientos de manos y se marchó. Ya no hablamos casi nada, pero fueron tiempos duros y el me apoyo en casi todo y le estaré agradecida.
-Este chico nos pegó duro- dijo mi conciencia y termine sonriendo, debía admitirlo, era verdad.
Erica quedo encantada con los panqueques, y se pasó todo el día diciéndome gracias y gracias.
Al regresar a casa seguía con buen humor, lo cual me resultó un poco satisfactorio. Hoy es un gran día.
Prepare de almuerzo algo ligero, ya solo almorzaba yo y en la noche preparaba ya más para mi madre y hermano.
Estaba haciendo mis tareas y vi como entró mi madre a mi habitación hecha una furia. Adiós buen humor pensé. Lo que me sorprendió es que tiro todos los papeles que tenía en mi escritorio.
—ESTOY CANSADA DE TI— dijo mi mamá
—¿qué hice ahora? — pregunté ya cansada.
—Y TODAVÍA LO PREGUNTAS, SALISTE MAL EN MATEMÁTICA TIENES 6, UNA HIJA MÍA DEBE SACARSE PUROS 10 COMO TU HERMANO, PERO NO. TU SIEMPRE ESTAS JODIENDO MI VIDA, MALDIGO EL DÍA EN QUE NACISTE, ERES UN DESASTRE EN MI VIDA, OJALÁ TE MURIERAS, SIEMPRE ES LO MISMO CONTIGO, ¿POR QUÉ NO ERES COMO TU HERMANO? INUTIL .
—¡MAMÁ! — grité mientras rompía en llanto —¿por qué eres así conmigo? — pregunté.
—HACES TODO MAL Y TODAVÍA LO PREGUNTAS, ERES UNA PERSONA TORPE NI SIQUIERA MERECES SER MI HIJA, SUMÁNDOLE LA MUERTE DE KARINA— gritaba —pero ya no voy a gastar mi voz en ti, a la próxima que me hagas cualquier tontería ya sea por un plato roto, una bolsa o tus malas calificaciones te voy a pegar y no me va a importar si llego hasta matarte, me escuchaste, eres un desastre en mi vida— dijo mientras salía de mi habitación dejándome rota de nuevo.
—¡A DÓNDE VAS! — GRITÓ MI MADRE.
Salí corriendo de mi casa solo tenía una blusa y pantalón y mis zapatos, corrí lo más que pude y cuando ya estaba doblando la esquina choqué con alguien.
miércoles, era Matías
—Hey preciosa ¿qué tienes? — tenía esa sonrisa hermosa, pero se le borro al verme así —¿qué te pasa? ¿Qué tienes? ¿Por qué estas así? — me pregunto realmente preocupado, lo pude notar en su mirada.
—Sácame de aquí— le dije en un susurro
—Vamos— tomo mi mano y me condujo hasta donde estaba a su auto, entre y las lágrimas salieron a flote, no me di cuenta ni cuando empezó a manejar hasta que se estaciono frente a una cafetería.
—ahora regreso pequeña— asentí y salió a comprar no quería salir del auto así que me quedé a dentro y cuando menos lo esperé el ingreso con dos vasos de café y galletas.
—Come algo muñeca, te ves muy mal— me dijo realmente preocupado.
¿Por qué eres así conmigo?, tenía ganas de preguntarle.
—alguien me lastimo— respondí sincera.
—¿Quién lo hizo? ¿dime ahora mismo y yo lo mato? — se notaba enojado y yo solo le sonreí para tratar de aplacar su ira.
—Gracias— tomé el café lo más lento posible y sentí su mirada en mi todo el tiempo, pero decidí no voltear, tenía vergüenza.
—las galletas están deliciosas— le dije casi sonriendo.
—lo sé, ni bien las vi, las compré para ti—, ¿me sonrió cálidamente y solo eso basto para sentirme tranquila
—Gracias, cuando pueda te devuelvo el dinero— dije una vez que terminé el café
—No te preocupes es un regalo.
—Gracias— dije en un susurro
—¿Me contaras lo qué paso? ¿me dirás quién te lastimo?
—la que me lastima es mi mamá
—¿tu mamá? ¿Cómo es posible?
Y así fue le conté todo desde la muerte de Karina, mi madre, los maltratos, todo. Me desahogue con él y se sintió bien de alguna forma.
El solo me abrazo y me susurraba que todo estaría mejor. Pero ya nada tenía solución.
Lloré como nunca lo hice, el solo me abrazaba y hacia caricias en mi espalda.
—Elisa ¿cómo puedes soportar todo eso? — me pregunto.
—Creo que llegué a acostumbrarme— le respondí.
—esa no es la solución— me regaño
—lo sé, lo siento— me sonrió
—Venga vamos a tu casa ya es tarde y no quiero que tengas más problemas con tú mamá.
—Está bien.
—Muñeca linda cuando necesites de mí solo llámame, yo siempre estaré para ti, no lo dudes nunca— me dijo entregando un papel mientras bajaba de auto.
El hizo lo mismo y me abrazo por un largo tiempo, se sentía tan bien, sus abrazos son lo mejor del mundo. Nos separamos porque alguien le hablo.
— Quieres venir un momento —dijo la Barbie
—Ya voy— dijo de mala gana
Genial lo que faltaba, ahora la Barbie le hará un problema por mi culpa, le dedique una mirada como de disculpa y solo entre a mi casa y todos ya estaban durmiendo cuando llegue a la habitación
Lloré, después de eso, me sentí estúpida. Lo mostré mi lado doloroso a Matías.
» que estúpida eres Elisa «me dijo mi conciencia.
Me duché y me puse mi pijama.
Ordene los papeles que estaban tirados en el suelo y suspire.
Antes de dormir lloré solo por unos momentos, solo unos minutos, debía sacar todo lo que tenía dentro y dejé que Morfeo me acunara en sus brazos.
Al día siguiente la misma rutina de siempre, despertar, ducharme, preparar el desayuno e irme al colegio. La diferencia es que ahora mi madre ya no me dirigía la mirada muchos menos la palabra, suspire y trate de sonreír al recodar a Matías, su sonrisa su mirada preocupada.
Ya no lo voy a negar.
Me gusta Matías.
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Editado: 16.01.2021