“VOLVISTE”
NARRADO POR ELISA.
Ya han pasado 84 años desde la última vez... Es broma. Ya paso dos meses después de que decidí alejar todo pensamiento a Matías. Desde que le mande la caja, ya no había tenido noticas de el
La graduación según Erica fue bonita, insistió en que debía ir, pero, como dije yo, no fui a la fiesta no tenía ánimos. Me dedique a estudiar y prepararme para el examen de admisión. La universidad cada vez está más cerca y mis nervios aumentaban, sería como empezar de cero, nuevas personas nuevos cursos.
En cuanto a Erica, sus padres no la habían dejado mudarse conmigo por lo que constantemente viajaban y alguien debía cuidar su casa.
Justo hoy, viernes con Erica habíamos quedado en ir a comprar algunas cosas para las clases, como cuadernos lapiceros y cosas así. Si bien aún faltaba para las clases, quisimos salir a despejarnos y de paso ella renovaría todo su guarda ropa, se desarrolló más y ahora tenía más cuerpo.
Mi padre me envió una cantidad de dinero suficiente para vivir tranquilamente y ya no trabajaría, por ahora. No le pregunte de donde saco el dinero, espero que no sea nada ilegal.
—y bien, ya tenemos todo ¿qué nos falta? — Erica cómo siempre alegre. Su alegría me ayudaba. Aunque no sabía porque siempre estaba alegre. —uhmm, nos falta algo de comer ¿Qué tal una pizza?
y mi mirada se fijó en la pizzería. Ella como siempre fue corriendo a la pizzería, parecía niña pequeña.
Cuando ingresé sentí algo en mi pecho, de esas sensaciones que te dejan pensando en que algo pasara.
Nos sentamos cerca de la ventana. Es nuestro lugar favorito.
—feliz cumpleaños Elisa—Mire con sorpresa a Erica, saco un pequeño pastel y varias miradas se posaron en mí.
—Feliz 18 años niña bonita— me volvió a decir.
—muchas gracias Erica.
Mi mente estaba tan concentrada en otras cosas que hasta había olvidado mi propio cumpleaños, ya 18 años, no podía creerlo. Ordenamos y empezamos a comer.
—te digo algo Elisa, yo quisiera conocer al amor de mi vida en la universidad, que me chocara con él y mis libros cayeran al suelo y cuando nos agachemos a recogerlos nuestras manos se rocen y nos enamoraríamos — Erica toda enamorada miraba su pizza mientras hablaba.
—amiga mía, eso es un gran cliché y aja si claro, ¿tú creyendo en el amor?— irónico Erica siempre decía mejor soltera que mal acompañada o divorciada.
Unas risas llamaron mi atención.
Era él, era Matías y con la chica de la librería sonriendo como unos enamorados.
Después de meses lo volví a ver. Y de qué manera todavía. Sentí una punzada en mi corazón, pero decidí ignorarlos nada me afectaría. Ya no.
Dirigí mi mirada a la pizza
—¿Ya lo viste verdad?— hablo llamando mi atención.
—¿de qué me hablas?
— viste a Matías y te quedaste callada, él fue y es un idiota y al parecer ya está con alguien más, nena déjalo ir— tomo mi mano dándome confianza.
—ya lo dejé ir, no me interesa lo que haga con su vida, vámonos ya es un poco tarde— soltando mis manos me fui a pagar cuando ya estábamos por salir él me vio.
Su sonrisa se borró.
Su mirada cambió, ¿había dolor? ¿sorpresa? No lo sé y no me interesa.
Su acompañante también se dio cuenta y lo besó.
le dediqué una mirada de despecho y salí sin más, el no merece mi tiempo, ya no.
—espérame— gritaba Erica.
—bien, avanza.
—te movió el piso verlo— me miraba con picardía.
—cierra la boca— me reí.
—te gusta y aunque a mí no me agrade, es tu realidad y debo aceptarla.
Ya no le dije nada.
Caminamos a casa, según Erica para despejarnos, al llegar vimos películas y comimos de todo, fue un momento feliz. Fue un bonito cumpleaños.
Pasado dos semanas Erica viajo a ver a sus abuelos.
Y yo estoy en cama debido a una gripe.
Creo que debido a eso me causo un sueño con Matías.
—Nena— susurraba en mi odio mientras susurraba su poema.
sentir tu mano, es mi caricia,
sentir que tu sueño, es mi deseo,
sentir que tu mirada, es mi descanso,
sentir que tu nombre, es mi canción,
sentir que tu boca, es mi refugio,
sentir que tu alma, es mi regalo.
Sentir que existes...
sentir que vivo para amarte.
Te contaré deseos en tus labios,
el placer será mi arma para soñar,
recorreré tu alma
y secuestraré tu amor.
No habrá rescate:
sólo la pasión.
Luego de ello solo me levanté asustada.
Cuando estaba dispuesto a dormir de nuevo unos golpes a mi puerta llamaron mi atención.
Cuando fui a abrir, me quedé sorprendida.
—¿qué haces aquí?— era Matías
—Elisa, tengo que hablar contigo— daba pasos dentro de mi casa
—No hay nada de qué hablar— estoy furiosa.
—Si lo hay, nena por favor permite que te diga algo.
—No, tú mismo dijiste que no te volvería a ver y ahora estás aquí, ¿quién te entiende?— todo esto es tan confuso
—Se la verdad, toda la verdad, por favor déjame explicarte— hablo con seguridad
—¿De qué verdad?— me confundió
—No la mataste, ya sea como pasaron las cosas— estaba hablando de Karina
—Ahora me crees— solté con desprecio
—Elisa por favor.
—No. Ahora te pido que te retires— ya me estaba cansando.
—La mataron.
—¿De qué estás hablando?— eso captó mi atención
—Si me dejaras explicarte todo sería más fácil.
—No quiero que me digas nada, vete, me lastimas, vete ya— ya no quiero sufrir
—Dijo que te vayas o acaso no escuchaste— una tercera vos apareció.
Esa voz en cualquier lugar la reconocía
—Steven— susurre
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Editado: 16.01.2021