Solsticio

CAPITULO V "SI APRECIAS TU VIDA CORRE..."

CAPITULO V

 

SI APRECIAS TU VIDA CORRE…

 

 

Corrí, corrí cuanto pude, corrí desesperadamente, corrí hasta que ya no sentía mis pies, ni mi respiración, cuando mis pensamientos estaban vacíos y solo mi mente reflejaba el deseo de sobrevivir, hui por el campo, ingresando a la maleza espesa, corrí por la carretera y me interné en un bosque sin rumbo fijo, sin tener idea de a donde me llevaban mis pies, solo corría. Me topé con un rio al cual ingrese sin fijarme su profundidad ni lo fuerte que podía llegar a ser la corriente, mi cuerpo se golpeó contras las rocas, las costillas y mi cabeza sufrieron el mayor impacto, casi al punto de ahogarme y perder el conocimiento, pero algo me impulsaba a seguir sin más, solo correr, quizás en algún momento mi cerebro se reiniciara o solo caería rendida ante el agotamiento. Al lograr salir del rio, sin saber cuánto tiempo había estado sumergida en el agua, ni cuantos kilómetros me había arrastrado, seguí corriendo hasta que mis pies comenzaban a sangrar y ya mis pulmones no resistían, solo recuerdo que mi visión se tornó borrosa, como si un manto me sumergiera en la oscuridad, parpadee varias veces, solo recuerdo imágenes entrecortadas, un grupo de personas reunidas, que se volteaban a verme llegar, sus ojos celestes penetrantes, sus labios rosados y su vos firme a lo lejos, recuerdo la fuerza de sus brazos que me rodearon con firmeza para sostenerme. Todo fue confuso, pero estar en sus brazos me dieron tranquilidad, un sentimiento que hacía tiempo no sentía, volví a mirarlo y me desmayé.

 

Tranquilidad y silencio describen lo que sentí en el momento que abrí mis ojos, me sentía descansada como si hubiera dormido por días, estaba recostada en una cama tapada con sabanas de seda y aroma a jazmín, era todo confuso, ¿dónde demonio me encontraba? solo recordaba sus ojos penetrantes. Intente levantarme, pero el intento vasto para que desistiera ya que el dolor punzante de mis costillas me recorrió por completo, dolía hasta respirar. Como pude saque valor y resistencia y me enderece sentándome en la cama, mire a mi alrededor, era un dormitorio muy cálido, limpio y ordenado, tenía una gran ventana, pero no entraba nada de claridad ya que sus cortinas oscuras la cubrían por completo por lo que me costaba adivinar donde me encontraba, o si era de día o de noche. Me puse de pie y tomándome con cuidado mi abdomen inhale profundo ya que el dolor era insoportable, me revise superficialmente, logrando notar un gran hematoma por todo el lado derecho que cubría mis costillas hasta mi vientre.

Caminé saliendo lentamente de la habitación, me sorprendió el lujo y la amplitud de los espacios de la casa, salí a un pasillo lleno de cuartos, había una gran escalera para ir a la planta baja, comencé a descender por la escalera sin hacer ruido, me intrigaba saber porque estaba tan sola en ese lugar. Todo el frente de la casa era de vidrio, era una casa antigua en general, pero se notaba que había sido reformada, el lugar era muy iluminado y se lograba apreciar toda la frondosa arboleda que rodeaba el lugar.
al llegar al piso de abajo, encontré un hall central inmenso, lleno de lujos, unas puertas grandes de madera maciza de 2 metros de alto daban un cuarto que era una hermosa biblioteca donde cada una de sus paredes estaba llena de estantes con libros, era una colección que habría tardado años en juntarse. Seguí mi curso, hasta que logré escuchar murmullos que venían de un pasillo aledaño, que al parecer llevaba a la cocina. Aguarde en silencio, intentando escuchar o que decían, era más que obvio que mi llegada era el tema de conversación, por un instante hablaron de una ceremonia, pero, no entendí de ese tema al respecto. No sabía quiénes eran estas personas, ni mucho menos que intenciones tenían conmigo, hice unos pasos atrás y torpemente toqué un jarrón que descansaba en un pie de mármol, haciendo que cayera precipitadamente al suelo volviéndose en pedazos. Una mano toco mi hombro, el movimiento brusco por querer defenderme hizo que mis costillas me quitaran nuevamente el aire y me desvanecí frente a sus pies.
entre mi lucha por abrir los ojos y mi debilidad observe como me tomaba en sus brazos y me cargaba en ellos. Me recostó nuevamente en la cama, me di cuenta que era su cuarto porque saco de uno de los cajones una muda de ropa y un pañuelo, se dirigió hacia el baño que tenía la habitación y trajo un tazón con agua tibia, lo coloco en la mesita que estaba junto a la cama, y fue a cerrar la puerta, acerco una silla y se sentó en ella. Remojo con cuidado el pañuelo y con mucha delicadeza fue limpiando mis heridas, noté que se quedaba observándome ya que sentía la presión de su mirada en mí, me removí en la cama como intentado despertarme y el retomo lo que hacía disimulando que se había quedado un rato largo mirándome. Volvió a humedecer el pañuelo y siguió limpiando mis heridas, un mechón de su claro cabello caía sobre su rostro, se lo veía preocupado, pero a la vez sus labios dibujaban una tenue sonrisa, acaricio suavemente mi mejilla tan despacio y delicadamente que casi fue difícil sentir el contacto de su piel al rosarme, pero ese tacto vasto para que una electricidad recorriera todo mi cuerpo.    




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