11:11 A.M; 6 de Noviembre de 2016.
Tenía el fuerte sentimiento de estar dentro de un Film. El control en sí mismo se había desvanecido y no entendía el por qué. No sabía la hora o el día. La ausencia de ruido y la oscuridad que le rodeaba se hacía con cada instante que transcurría más denso. La sofocante oscuridad apenas le concedía la sensación de poder respirar con libertad.
Y lo peor de todo es que ni quiera podía dar con algo más en su memoria, más allá de esta oscuridad no podía recordar la manera en que llegó a esto.
Me vi atrapado en una increíble asfixia además que aquello no me permitía ver. Era tierra, porque una de mis manos atravesó una capa de ella y lo siguiente que mi cerebro pudo procesar apenas consciente fue como me acostaba sobre las hojas y la tierra aguosa. En la misma posición me quedé, tratando de asimilar los leves rayos de luz que se filtraban entre las nubes y las ramas de los árboles.
Los nubarrones en cielo presagiaban la lluvia. Sin embargo, el de cabellos cuervos seguía recostado sobre la tierra, respirando bajito y observando un punto invisible en mitad de la nada, sus ojos entrecerrados con cansancio, quizá. No fue hasta que las primeras gotas cayeron que Alessandro se levantó. Listo para encaminarse a otro lugar; lejos de las fauces del bosque.
Salón de teatro; The Españoles of Madrid.
—Cuán lejos voy mi amor, ni yo lo sé. No obstante algo que sí sé es que. Estoy aquí, incluso cuando cerradas están las puertas, ventanas y celosías. He vuelto únicamente a verte, porque las llamas de mi amor por ti jamás se apagan y te sigo de antaño yo que la voraz muerte. —Los aplausos le siguieron al finalizar la lectura.
Willow aplaudió solo para seguir la corriente, ya que ni siquiera prestó atención a la obra improvisada que los de primero habían hecho. Cuando vio que todos los estudiantes se dispersaban de sus lugares, ajustó su bolso a su hombro y salió de allí. Una hora perdida en un taller que no aportaría nada para su formación para la vida, el taller de teatro no le daría la educación financiera para aprender a administrar el dinero.
Ya era la hora en que terminaba su jornada de estudio, por lo que ya podía irse a casa.
No quedaba tan lejos de aquí por lo que elegía siempre caminar antes de ir a la parada de bus.
Cuando llegó a su apartamento, antes de hacer cualquier cosa. Su celular empezó a vibrar para notificarle de una llamada entrante.
CASSIE PENDEJO
+1 308 884 563
Rechazar Contestar
TCNO
Willow contestó la llamada.
<< ¿Has terminado las clases?>>, Interrogó Cason.
—Intenta probar saludando primero y por cierto. Espero que no me estés llamando para joderme la paciencia con tus burradas que solo un homosexual de tu clase haría.
<<Willow se trata sobre Alessandro. Ha aparecido>>, soltó sin demora. En cuanto la muchacha rubia procesó la información durante al menos un minuto, permaneció muda, Cason soltó unas cortas palabras y colgó cuando le hizo saber que iría a su apartamento en una hora.
Me quedé mirando la pantalla del celular, sin saber qué hacer realmente. Terminé dándome cuenta que apenas había tenido tiempo de entender del todo, por lo que al final—cuando mi cerebro dejó atrás mi shock—, suspiré aliviada de que mi mejor amigo estuviese bien.
Una hora. Era más que suficiente. Dejé mis útiles en mi cuarto, limpié un poco, regué las plantas de mi balcón con quietud. Quité el polvo de las repisas en dónde guardaba hierbas para hacer infusiones. Cuando ya había terminado de hacer un poco de aseo, descubrí que era muy temprano aun.
El reloj de mi celular marcaba las 3:18 P.M. Apenas. Así que escogí entre uno de los libros de mi biblioteca y retomé aquella lectura que no había culminado desde el año pasado. A sabiendas que mientras más impaciente estaba, más lento pasarían las agujas del reloj.
La rosa no tenía color,
Era pálida y descolorida.
Editado: 12.09.2021