Sombras De Obseción

Oscura Reclusión De Ethan

Ethan, aislado en su apartamento, vivía en un mundo de sombras y silencio. Su mente, atrapada en una tormenta interminable, se sumergía cada vez más en la desesperación. Las emociones oscuras que lo invadían eran como un manto de niebla que se cernía sobre su alma, sofocando cualquier rayo de esperanza.

En la penumbra de su encierro, Ethan se sentía como un náufrago en un océano de desesperación. Las paredes de su apartamento, cubiertas por persianas selladas, se erigían como barreras infranqueables que lo separaban del mundo exterior. Cada rincón oscuro era un espejo de su propia mente, reflejando el vacío y la soledad que lo consumían.

Las horas se desvanecían sin sentido en la oscuridad. Ethan se acurrucaba en el suelo, su cuerpo temblando por el frío interior que sentía. Cada sonido exterior, ya sea el aullido del viento o el golpeteo de la lluvia, era un eco de su propio sufrimiento. Sentía como si la tormenta que rugía fuera intentara entrar, romper las barreras y arrastrarlo aún más hacia el abismo.

—¿Cuánto tiempo más puedo soportar esto?— se preguntaba, su voz apenas un susurro en la vasta quietud. Su mente era un laberinto de pensamientos oscuros y tortuosos, y cada intento de encontrar una salida solo lo llevaba más profundo en su desesperación.

Mientras Ethan se hundía en su aislamiento, el mundo exterior continuaba su curso. La presión mediática y las investigaciones policiales finalmente llevaron a una acción decisiva. Un día, bajo el sol brillante que contrastaba irónicamente con la oscuridad interior de Ethan, la policía llegó a la mansión de Lucian Evernight con una orden de arresto.

Las cámaras de los periodistas capturaron cada momento. Los oficiales de policía, con expresiones serias y decididas, rodearon la mansión y llamaron a la puerta. Lucian, con su característico aire de confianza, salió al encuentro de los oficiales, rodeado por un enjambre de reporteros.

— Señor Evernight, está bajo arresto por el presunto asesinato de Lucas Martínez — dijo el oficial a cargo, su voz resonando en el silencio expectante.

Justo cuando los oficiales se preparaban para llevar a Lucian, un grito se escuchó entre la multitud de periodistas.

— ¡Esperen! — Todos se giraron para ver a un joven caminando rápidamente hacia el grupo. Era Lucas, reluciente y con una expresión de enojo. La sorpresa se pintó en los rostros de todos los presentes.

— Lucas Martínez, ¿es usted? — preguntó un periodista, incrédulo.

— Sí, soy yo — respondió Lucas con firmeza — He estado viviendo en el extranjero por asuntos privados durante los últimos dos años. Regresé al país recientemente y me sorprende encontrarme con todo este escándalo.

Los murmullos crecieron entre los periodistas y la multitud. Los oficiales de policía se miraron entre sí, desconcertados.

— ¿Quiere decir que no ha sido secuestrado? — preguntó el oficial, bajando su tono.

— Exactamente —  respondió Lucas, mirando a su alrededor con una expresión de molestia — Lucian Evernight es un amigo cercano. Todo esto es una absurda calumnia. Estoy muy molesto por cómo han tratado a mi amigo Lucian.

Lucas se volvió hacia las cámaras, su rostro reflejando una mezcla de indignación y determinación.

— Es Ethan quien ha estado trastornado, obsesionado con Lucian. Lo he dicho antes, y lo diré de nuevo: Lucian no me hizo nada. Este hombre — dijo, refiriéndose a Ethan — ha creado toda esta situación con sus falsas acusaciones y su paranoia.

La multitud quedó atónita. Los oficiales de policía, ahora sin certeza sobre el curso de acción, decidieron retirar las esposas de Lucian. La expresión de Lucian pasó de preocupación a triunfo. Se acercó a Lucas y le dio una palmada en el hombro, mostrando una imagen de amistad y apoyo.

Ethan, observando la transmisión en su apartamento oscuro, sintió como si el suelo se desmoronara bajo sus pies. La aparición de Lucas, reluciente y enojado, lo dejó en estado de shock. Las acusaciones de Lucas, dirigidas hacia él, eran dagas en su corazón ya herido.

— Esto no puede estar pasando — murmuró Ethan, su voz quebrada por la desesperación — Lucas... ¿cómo pudiste?

La tormenta fuera de su apartamento parecía intensificarse, resonando con su tormenta interior. Sentía que el mundo entero se volvía en su contra, y la soledad se hacía aún más profunda. Las palabras de Lucas, defendiendo a Lucian y acusándolo a él, eran un golpe devastador que lo dejaba sin aliento.

Encerrado en su apartamento, Ethan se dejó caer en el sillón sintiendo que todo su mundo se desmoronaba. La tormenta que rugía fuera era un eco de su propia mente, una cacofonía de desesperación y dolor. La traición de Lucas, la manipulación de Lucian, y la sensación de estar completamente solo lo envolvían en una oscuridad abrumadora.

Mientras la noche avanzaba y la tormenta continuaba, Ethan se quedó en su encierro, un prisionero de su propia mente. La batalla por la verdad y la justicia parecía perdida, y la oscuridad interior amenazaba con consumirlo por completo. 
 




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