Sombras de un amor perdido

En la Ciudad

Susan tenía quince años. Su madre había muerto dos años atrás, por lo que su padre la mando a la ciudad a estudiar en un colegio muy importante. La emoción le comía el alma. Era un sueño hecho realidad.  El viaje era algo largo y tardado. Susan paso viendo por la ventana del carruaje el paisaje durante todo el camino. Pasaron por un valle lleno de flores y plantas hermosas, de donde con cada oleada de viento variedad de pájaros salían bailando con el ritmo de la bella melodía que producían. También atravesaron unas lindísimas siembras de trigo que relucían como el oro cuando el sol lo alumbraba.  A lo lejos del camino se veían casas grandes que parecían palacios. En una ocasión al pasar cerca de una de esas casas vio a unos jóvenes cabalgando por las llanuras; ella se preguntó si en la escuela le enseñarían a cabalgar, les tenía un pánico a los caballos.

Llegaron a un pueblo al mediodía. Susan se bajo apresuradamente y le pregunto con ansiedad si ya habían llegado a la Ciudad. Para su decepción aun faltaban un par de horas para llegar; pero debían parar a comer y dejar que los caballos descansaran.  Fueron a un restaurante a comer. En la comida ya se notaba un cambio; esta olía, se veía y obviamente sabía mucho mejor que la del campo. Pero cuando volteo a ver vio en otras mesas unos platillos que se veían extraños. Susan tenía una amiga que le conto que la comida de los ricos en la Ciudad era muy rara, y que se mantenían a base de té y galletas.    

Pero la comida no era lo único que llamó la atención de Susan. Habían varios caballeros muy elegantes a su alrededor. Con trajes muy formales, algunos usaban sombreros y bastones. Unos de ellos eran muy jóvenes, no le llevaban más de cinco años. Uno de ellos, vio que ella lo veía y la saludo cortésmente con su sombrero. Susan palideció y volteo rápidamente la mirada. El caballero sonrió tiernamente, era común ver jovencitas que viajaban de provincias lejanas que iban a estudiar, y estas o eran muy tímidas o demasiado curiosas y atrevidas. 

Después de un buen almuerzo continuaron con el viaje. Al cabo de unas dos horas y media finalmente llegaron al tan ansiado destino. Todo era mejor de lo que se imaginaba. Gente muy elegante caminaba por las calles y paseaban en carruajes. Soldados y damas con bellos vestidos paseaban por la ciudad.  El colegio donde iba a estudiar Susan quedaba lejos del centro de la ciudad. Era un gran edificio con varios salones, y varias habitaciones. Era un lugar muy bonito y acogedor. Susan se instalo en su cuarto que compartiría con Marta, una joven irlandesa de la misma edad de Susan. 

Estaba emocionada, estaba entrando a una nueva etapa de su vida. Pero no se imaginaba que allí se encontraba alguien muy especial que conocería muy pronto.   



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En el texto hay: amistad, primer amor, juvenil

Editado: 07.07.2018

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