Era domingo día de descansar, pero parecía que Marta no entendía eso. Se levanto temprano, se arreglo y se puso a ensayar su violín. No dejaba de tocar y Susan no podía dormir. Estaba molesta, esperaba poder descansar ese día pero en su cuarto no se podía. Se arreglo, iría a la sala de estar a leer un libro. Cuando estaba a punto de salir alguien toco la puerta. Ojala fueran a buscar a Marta y la dejaran dormir, pensó. Así que con un aire de esperanza se dirigió a la puerta, al abrirla se asombro. Era Toni. Susan no le dijo nada, ¿Qué estaba haciendo allí ¡? No tenía la más mínima gana de ir a entrenar hoy. Por suerte no era eso lo que Toni quería. Hoy había una feria en la ciudad, la invito a ir con él y un grupo de chicas de la escuela. Susan intento no ir pero cuando sintió Marta y ella ya estaban con las demás listas para salir.
Era un ambiente animado. La gente reía y charlaban animadamente. Las chicas del colegio estaba encantadas, todavía no las habían presentado en sociedad por lo que no las invitaban a muchas fiestas. Todas estaban buscando un joven elegante o chicas de la alta sociedad. Susan miraba como se distinguían los grupos sociales. Toda la gente se juntaba solamente con personas de su categoría. Esto le parecía absurdo, muchos de ellos no se llevaban bien entre sí pero se juntaban porque eran ricos, o porque eran comerciantes etc.
No le gustaban para nada estas fiestas. Con mal humor iba siguiendo a los demás. Toni hiso el intento de mostrarle algunas cosas y de que jugara algo. Pero Susan solamente negaba con la cabeza. Ahora podría estar durmiendo en su habitación o leyendo un libro en la sala. Se decidió a regresar a la escuela; sin decirle a nadie se alejo del grupo y empezó a caminar para la escuela. Ya podía sentir la suavidad de su almohada cuando escucho que alguien la llamaba. No quería voltear a ver, siguió caminando como si nada hasta la mano de Toni la alcanzo. Ella lanzo un resoplido y dijo:
Mientras el decía esto Susan se dio la vuelta y siguió caminando, nadie le evitaría dormir. Toni le siguió de cerca, ella no podía creer cuan empecinado era. Finalmente ella lo confronto.
Susan no podía creerlo, ¿Quién dijo que ella quería pasar el día con el? Estaba a punto de darle una buena respuesta cuando el le dijo que conocía un lugar donde vendían unos buenos sándwich, Susan no se podía negar a una comida, ¡nunca! Así que olvido su enojo y continuo la marcha, Toni solo se sonreía.
Llegaron a una pequeña cafetería, nada elegante, muy casual. Este lugar le recordó un poco los restaurantes a los que solía ir en su casa. Observaba todo con mucha nostalgia y a la vez alegría. Olvidando completamente que estaba acompañada se fue a sentar a una mesa circular ubicada frente a una ventana que daba a la calle donde se encontraba una fuente con flores y bancas alrededor. Aquel lugar era muy bello, Susan se prometió que iría allí cuando pudiera.
De repente una sombra apareció detrás de ella. Ella confundida volteo a ver, era Toni con dos platos de sándwiches. Susan rio al pensar en lo tonta que era por haber olvidado que El la acompañaba. Toni se sentó enfrente mientras pensaba lo rápido que esta chica cambiaba de emoción. Comieron tranquilamente hablando de varias cosas, realmente sin importancia. Principalmente de caballos, que era el tema principal de Toni. El parecía saber bastante sobre eso, y otras cosas. Al lado de su simplicidad estaba una extraña y refinada elegancia que le salía muy natural. Susan supuso que este chico trabajador, había pasado mucho tiempo en casas de ricos y aprendidos sus modos. También le gustaba fantasear que era el hijo perdido de algún descendiente de la realeza o algo así. Estas ideas y otras cuantas pasaban por su cabeza esa noche cuando se fue a dormir. Ambos atesorarían ese, quizá corto, pero lindo paseo que iniciaba con su amistad.