Sombras del Destino

Capitulo Nueve: La Ceremonia

La ceremonia
 


 

Nikholas (parte 1)

 

Barden, ala Norte del castillo
 


Escucho cómo abren la puerta sin avisar, pero lo ignoro, seguro es alguna sirvienta haciendo la limpieza. Sin embargo, no podía estar más errado al sentir cómo de un jalón abren las cortinas, dejando entrar la luz del sol en su atardecer con completa libertad, dándome directamente en la cara y sacándome un gruñido molesto. Para rematar, escucho la voz de Zade.

-Arriba, amargado. Sal de ese colchón, ya ni siquiera puedo diferenciar dónde termina la cama y comienzas tú-

-Vete al demonio, Zade- digo dándome la vuelta y pasando de él como si fuera un molesto mosquito, muy lejos de la realidad no está esa descripción. Cuando pensé que me dejaría en paz por fin, me doy cuenta de que cometí un grave error al darme la vuelta y quedar de espaldas a él. Siento cómo agarra todas las cobijas y, cuando intento girarme para decirle que ni se atreva, ya me encuentro en el piso, todo porque se atrevió a jalar las cobijas lanzándome de mi propia cama.

-Vamos, levántate. Llevas encerrado en tu habitación dos días enteros. Mira nada más cómo está tu cuarto, parece un cochinero-, me reprocha Zade.

Le gruño de nuevo porque, aunque tiene razón por las botellas de bourbon botadas en el piso, los archivos y papeles arrugados y alguna que otra cosa rota y tirada por ahí, es mi maldito cuarto y aún sigo sin saber por qué está aquí.

-No me gruñas, a mí no me estés haciendo grrr, menos cuando te estoy sacando de tu deprimente estado, pendejo-, dice señalándome con un dedo como si fuera una madre regañando a su cachorro. Hastiado, me levanto. - ¿Qué quieres, Zade? - pregunto, rodando los ojos, porque sé que no se irá hasta completar su cometido.

-Bueno, ahora que lo dices, estamos a dos horas de que comience el Carnajagd, y no creo que al alfa le agrade que te presentes de esta manera-dice Zade.

Es en ese momento cuando caigo en cuenta de qué día es hoy, y el cómo pude ser tan irresponsable de dejar mis deberes a un lado, junto con el alcohol que tomé ayer, comienzan a pasar factura.

- ¡Joder, Zade! ¿Por qué no me avisaste antes? -, lo acuso.

-Tal vez porque parecías lobo con rabia cuando se acercaban a tu habitación? Y, además, aunque no lo parezca, tengo una vida, hermano, y he estado ocupado, aún más con todo el revuelo que causó el ataque a Blackstone anteayer-, se encoge de hombros con esa actitud relajada que tiene.

-Espera-, digo deteniendo mis pensamientos al escuchar eso último. - ¿Qué ataque en Blackstone? -

- ¡Ah, claro! Eso es lo que también venía a decirte. Anteayer en las islas Blackstone hubo un ataque de dragón que redujo las islas en cenizas y el jinete del dragón liberó a los brujos que estaban como mercancía ahí-.

- ¿¡Y LO DICES TAN TRANQUILO!?-, estallo del estrés al saber que esto no es bueno y todos se empezarán a inquietar aún más. -Reigan me va a matar-, comienzo a buscar ropa para estar presentable.

-No lo creo-, dice Dorian entrando a nuestra conversación.

- ¿Cómo estás tan seguro? -, le digo estresado por la cantidad de cosas que hay que resolver.

-Porque me encargué de solucionar algunas cosas mientras te encerraste en tu habitación-.

-A qué te refieres? - le pregunto ahora un poco más tranquilo al saber que Dorian se encargó del asunto.

-Pues, en primer lugar, es obvio que serás su heredero", dice Zade.

-Y en segundo, nuestra gente todavía no se ha enterado del incidente en las islas; a eso me refería con solucionar algunas cosas- menciona Dorian.

-Bien, se lo diremos en cuanto el Carnajagd termine- De ese modo, podre analizar a fondo la situación.

-Sí, pero antes deberías alistarte. Reigan quiere que este año seas tú el cazador-.

- ¿Rayos, en serio? - ambos asienten en respuesta. Ser cazador durante el Carnajagd no es para tomárselo a juego; el cazador es el conducto de toda la energía concentrada durante el ritual. El ritual es para renovar nuestra fuerza, con la luna llena en su máximo esplendor y conmemorar nuestro lado salvaje, otorgado por la diosa Luna.

Solo el alfa puede ser el cazador durante el Carnajagd, dado que es el más fuerte y el líder de la manada. Que Reigan quiera que lo haga me declara automáticamente como el siguiente al trono.

-¿Lo dijo como una orden o como pregunta? - no sé para qué lo pregunto si ya sé la respuesta. -Como orden- responde Dorian.

-No entiendo por qué te alteras, Nikholas, ya quisiera ser yo el conducto del Carnajagd- dice con su mirada divertida mientras sonríe cual ser sin neuronas. Sino lo entienden es porque no saben que he encontrado a mi pareja, y no quiero hacer esto sin ella, aun así, no tengo planeado decírselos todavía. Primero debo ocuparme de los asuntos que se presentaron en el reino últimamente, después podré concentrarme en eso.

Me pongo a dar vueltas mientras pienso cómo encontraré a mi pareja sin que ellos lo noten. No puedo evitar ir a la mesa donde reposa el bourbon y me sirvo un poco, dejando que su delicioso sabor pique en mi garganta durante un rato, relajándome y despejando mis ideas. Justo en ese momento suena la campana del castillo, anunciando que queda tan solo una hora para que el Carnajagd inicie.

-Bueno, nos vemos al rato-, habla Zade dándose la vuelta junto a Dorian, y ambos salen, dejándome solo para alistarme.

🌕
 


Al cabo de un rato, salgo de la bañera, encontrándome con el cuarto completamente limpio y la capa y pantalones que supongo usaré. Por el balcón logro observar que ya ha oscurecido por completo y se pueden ver las antorchas en el patio del castillo, creando un camino con dirección al bosque.

Me apresuro, saliendo del ala norte para llegar al lugar donde se realizará la ceremonia. Conforme me voy acercando, logro

escuchar los tambores, las flautas, la voz de alguien cantando de forma irreal y risas. Cuando llego al lugar, veo cómo entre los árboles se ven luciérnagas, antorchas formando un círculo grande donde todos se encuentran reunidos. Todo el mundo está descalzo y porta una máscara; la diferencia está en que los hombres llevan una capa y pantalón holgado, y las mujeres, vestidos sencillos de seda, azules marinos, cortos y con tirantes. Algunos están bailando desde ya con la alegre música, otros tomando licor y varios conversando.




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