Sombras del Pasado

10

Nyx

Hoy había usado uno de mis días libre para pasarlo junto a Callie y Kate, qué en este momento habían salido para dar un paseo y volverían para el almuerzo.

En un momento tocaron la puerta y pensé que eran ellas, aunque mi amiga tenía llaves para entrar.

—Hola —saludó un chico de forma alegre.

—Ehh, hola —dije intentando recordar su cara pero no era alguien conocido para mi.

—Eres nueva, ¿verdad?. Iba a venir para visitarte antes y darte la bienvenida, pero no tuve mucho tiempo esta semana para hacerlo.

—Oh, claro, gracias —sonreí así como él lo hizo antes.

—Por cierto, soy Nick. Te traje un postre y tu vecina me dijo que tienes una hija.

—Entonces, ¿tengo una vecina chismosa?

—Ella es muy comunicativa, se podría decir. También me dijo tu nombre.

—Es un sinónimo más bonito.

—Vivo en la esquina de aquí, si necesitas algo, solo dime o a cualquiera de aquí. Todos son buenas personas.

—Te lo agradezco, Nick.

—¿Quieres quedarte quieta? Te vas a lastimar si sigues moviéndote así —Kate llegaba cansada, sujetando a Callie de la mano para que no corriera más.

—Bueno, me voy, fue un gusto, Nyx.

—Digo lo mismo.

El chico solo dio media vuelta y se alejó, dándome una sonrisa antes de girar por la esquina.

—¿Quién era ese? —preguntó Kate al entrar a casa.

—Es uno de los vecinos, solo vino a presentarse.

—Y trajo comida —me quitó el postre de las manos y fue por unos cubiertos para empezar a comer.

—¡Callie! —la llamé—. Ven a comer.

Ella apareció con uno de sus osos de peluche y la ayudé a sentarse en su silla.

Pasado unos minutos volvieron a tocar la puerta, Kate y yo nos miramos extrañadas.

—¿Será el vecino otra vez?

—Puede que si. No demoraré.

Me levanté de mi asiento y quité el seguro de la puerta para poder abrirla.

Y me arrepentí en ese momento exacto, cuando miré quién había tocado el timbre.

—¿Qué haces aquí? —susurré, cerrando la puerta detrás de mi, para que sobre todo Callie no escuchara.

Porque los niños también entienden las cosas, aunque algunos no crean.

—¿No hay un saludo más cálido? Tal vez un: "Hola, ¿Cómo estás?. No te llamé porque estaba ocupada." —imitó mi voz de forma chillona, más de lo normal.

—No era porque estaba ocupada, Asher, solo no quería y tengo otras cosas que hacer.

—Oh, que bueno, porque yo también —dijo con un tono burlón—. Y también tengo una cena esta noche.

—Eso no me incumbe.

—Te incumbe cuando eres tú con la que voy a ir.

Me quedé sorprendida por lo que dijo y traté de encontrarle sentido a sus palabras.

—¿Te drogaste? ¿Fumaste algo que no debías? Tal vez tienes fiebre y eso te hace delirar, deberías ir al hospital o puede empeorar.

—Mi temperatura es la correcta, no te preocupes. Estoy totalmente sobrio y yo no fumo.

—¿Estás seguro?

—Muy seguro, Nyx. Te lo preguntaré así, ¿Quieres ir a cenar conmigo esta noche? Te prometo que solo será ir a comer algo y hablar.

—Ehh... Yo... —tartamudee buscando una respuesta coherente.

—Solo tienes que decir si o no.

—Te diría que si, pero tengo trabajo.

—No puedes engañarme así, sé que es tu día libre.

Carajo, te atraparon.

Nos, consciencia, nos atraparon.

—Tengo que cuidar a mi ahijada.

—Puede venir con nosotros, si deseas.

No hay ni una sola escapatoria.

—Está bien, está bien. Iré —acepté cuando me di cuenta que no había escapatoria.

—Me alegra que hayas accedido sin que tenga que rogarte.

—Muy gracioso, ahora dime la dirección.

—Ni loco, vendré por ti a las siete.

—¿Algún código de vestimenta? —dije para no llegar con la ropa equivocada al lugar que Asher tenía planeado.

—Solo vístete como siempre, como te sientas cómoda, nada de otro mundo. Nos vemos en la noche.

Asher subió a su camioneta y con una despedida de mano se alejó.

—¿Qué acabo de aceptar?

///
 


 

Asher
 


 

—¿Qué te dijo?
 


 

—Al principio se negó, al final también, pero la convencí.
 


 

—La dejaste sin opciones —adivinó Alice.
 


 

—Es una buena forma de decirlo. 
 


 

—Hermanito, necesitas aprender a ligar, te faltan unas cuantas clases. 
 


 

—Primero, soy mayor que tú, así que no me llames hermanito. Segundo, no sabía que existían clases para eso. 
 


 

—No se dan gratis, eso es obvio. 
 


 

—Ni creas que te voy a pagar por esto. Ya te estoy haciendo un favor con administrar tú dinero. 
 


 

—Vale, vale, entonces será gratis. Que genio tienes. Por cierto, ¿irás vestido así?
 


 

—¿Qué tiene de malo?
 


 

—Vas a una cita, no a una reunión de trabajo. Deja que te ayude en esto.
 


 

Alice rebuscó en mi armario, seleccionando varias opciones de ropa para esta noche. Yo solo la observé atentamente.
 


 

—Confía en mí, Asher —habló, sosteniendo una camisa normal blanca y unos vaqueros negros—. Prueba esta combinación.
 


 

A regañadientes, tomé la ropa de sus manos y me dirigí al baño para cambiarme. Mientras me miraba en el espejo, no pude evitar admitir que el conjunto realzaba mi apariencia. Alice tenía talento para la moda, incluso si se trataba de este tipo de atuendos.
 


 

Una vez listo, regresé a la sala de estar donde Alice me esperaba con una sonrisa, mirándome de arriba a abajo. 
 


 

—Luces bien, hermanito —bromeó—. Ahora, recuerda, esta noche no se trata solo de cenar, tienes que decirle lo que quieres y no te cohíbas. Sé tu mismo. 
 


 

—Solo quiero pasar un buen rato y arreglar algunos asuntos, Alice. 
 




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