sombras en el rio

Capítulo 12: Los Archivos Perdidos

El capitán Salazar miraba el informe policial con manos temblorosas. Lo había guardado por más de veinte años, oculto en el doble fondo de un cajón en la comisaría.

En él se detallaban las circunstancias de la muerte de Hernán Palacios. Pero también estaban los nombres. Cinco de ellos. Cinco personas que aquella noche habían estado en la vieja cabaña del pantano. Testigos. Culpables. Cómplices.

Uno ya estaba muerto.

Uno desaparecido.

Y tres seguían vivos.

Salazar sacó una libreta y anotó con trazo firme:
Benito Vargas. Esther Montoya. Él mismo.

Ya no podía negarlo. El pasado regresaba a cobrarse lo que le debían.
Y el pueblo... empezaba a pagar.

Laura, por su parte, no se había detenido desde la desaparición de su abuela. Regresó al muelle donde Pedro Gómez había hallado el primer cadáver. Y allí, bajo las tablas del embarcadero, encontró una inscripción tallada con clavos oxidados:
“Lo que hiciste será desenterrado.”

El corazón le dio un vuelco.

Casi al mismo tiempo, recibió una llamada. Era Pedro, el pescador.

—Tienes que venir a mi casa… hay algo que debes ver.

Cuando llegó, Pedro la recibió con el rostro desencajado.

—Estaba arreglando las redes —dijo—, y esto cayó del entretecho…

Era una carta.

Firmada por Hernán Palacios. Fechada tres días antes de su muerte.

En ella hablaba de amenazas, de un secreto que implicaba a los líderes del pueblo, de un pacto oscuro sellado a orillas del Toso... y de una caja, la misma que Laura y Salazar habían encontrado.

—Aquí no hay casualidades —murmuró Laura—. Aquí hay una verdad tan podrida como el fondo de ese río.



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En el texto hay: misterio, suspence

Editado: 01.05.2025

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