Miraba los arboles pasar suspirando. Mamá ni siquiera quiso sentarse a la derecha de mi padre, se sentó atrás conmigo, el silencio que había en el auto era bastante incomodo y lamentador. Mis padres habían decidido que pasara la vacaciones de verano con mis tíos y mi prima, odiaba ese lugar gracias a mi madre según ella, era un pueblo bastante alejado de la ciudad, estaba completamente rodeado de arboles, mosquitos por doquier, hasta serpientes! ni siquiera aparecía en el puto mapa, esto seria bastante abrumador.
-No me gustara ese lugar, sera bastante aburrido o de seguro no habrá nada que hacer que estar acostada todo el puto tiempo.-dije, mamá y papa me regañaron por la mala palabra.
Papá miró por el retrovisor.
-Alas! Ya te he dicho que todo ya no es como antes, han pasado 7 años desde la ultima vez que viniste, aun que no te acuerdes de como es, te aseguro que conseguirás amigos y será el mejor verano que vas a tener en tu vida.-dijo papá, sin quitar la vista de la carretera.
-Además es solo este verano, ¿Qué podría pasar? Te aseguro que cuando nos mudemos juntas jamás volverás a pisar este estúpido pueblo.-dijo mamá, muy segura.
Papá solo la miró mal y yo solo pude dedicarme a suspirar.
(...)
Papá paro el auto en frente de una pequeña tienda hogareña.
-¿Me esperan aqui o van conmigo a comprar?-nos pregunta papá.
-Yo me quedaré aqui.-dijo mamá con la vista pegada al teléfono, para luego añadir.-¡Me traes una gaseosa Alaska!
Papá y yo nos dirigimos hacia la tienda, al entrar sonó una campanita lo cual me sobresaltó, lo que hizo que mi padre me dedicara una sonrisa burlesca.
Un hombre de unos 40 años y un chico como de mi edad se encontraban detrás del mostrador. Papá puso los ojos como platos al ver al señor.
-Harry, ¡¿Cuánto tiempo hermano?!-dijo mi padre al parecer sorprendido.
El hombre salió del mostrador y le dio un gran abrazo a mi padre.
-Stefan Blair, Que sorpresa verte por aqui. Te has olvidado de tu pueblo hermano. ¿Qué te trae por aqui?-le pregunto a mi padre y empezaron su tertulia.
El chico que seguía aun detrás del mostrador se dedicó a mirarme de arriba a abajo intimidando me. Quite la mirada y mire a mi padre para disimular, lo mire por el rabillo del ojo, el chico se dio cuenta de mi timidez y sonrió con arrogancia. El chico carraspeo haciendo que todos posemos la mirada en él.
Harry miro al chico aun con una sonrisa.
-Este muchacho que ven aqui, es mi hijo Sid.-dijo Harry, con emoción.
El chico salio detrás del mostrador con una sonrisa que decía mucho de él, parecía una persona segura con mucha arrogancia en si. Pero bueno, tal vez no sea así como pienso.
-Un gusto señor, Stefan. Sid williams a su orden.-estrechó la mano con mi padre. Papá asintió con una sonrisa.
Su mirada se posó en mi estremeciéndome.
-Esta es mi princesita Alaska, saluda cariño.-dijo Papá avergonzándome
Mire mal a Papá, el sabia que odiaba que me hiciera eso pero según el todo eso lo hacia por mi bien. Lo cual no entendía en lo absoluto, avergonzar era un bien. Si como no.
Salude al señor Harry con una apretón de manos y a la vez asintiendo. Luego mi mirada se poso en Sid y salude con desconfianza mientras el solo seguía con esa sonrisa burlesca, arrogante y sin ápice de gracia para mi.
-Señor Stefan, si quiere en mis tiempos libres podría enseñarle el pueblo a Alas, para que no se aburra. Digo, igual seremos vecinos, soy muy amigo de Aaron.-dijo sin apartar su mirada de mi.
Stopppppppp se atrevió a llamarme Alas. ALAS, solo las personas con mi absoluta confianza tenían el derecho de llamarme así. Solo llevaba como 5 minutos en esa tienda y ya el se sentía con la osadía de llamarme así, ¿Quién se cree?
-Ya conozco el pueblo.-mentí, no me acordaba en lo absoluto como era.
Mi padre me miro mal, el sabia que ya ese chico me caía mal.
-El pueblo a cambiado mucho querida, además tu y Sid eran muy buenos amigos, te aseguro que el te cuidara.-dijo el padre de Sid, muy confiado.
Lo mire extrañada.
En ese mismo instante sonó nueva vez la campanita de la tienda, asustándome de nuevo. Un mendigo entro a la tienda con un aspecto horrible balbuceando cosas sin sentido hasta que sus ojos se posaron en mi.
Me coloqué detrás de Papá como escudo protector.
-LARGO DE AQUÍ, EL DIABLO TE COMERÁ. LARGO DE AQUÍ EL DIABLO TE COMERÁ.-gritó el mendigo.
-Afuera fo! LARGO. Deja de asustar a los clientes.-dijo Sid, habia tomado un palo para asustarlo