CAPITULO 2
Cuando Jungkook tenía 11 años, escuchó la palabra "marica" por primera vez.
Siendo esparcida como una plaga, metida forzosamente a las mentes de los niños
quienes solo escuchaban, confundidos ante ese nuevo mundo que no conocían. De
un momento a otro, aquella palabra convirtiéndose en el peor insulto que alguien les
podía decir.
Jungkook nunca supo su verdadero significado, al menos no hasta que tuvo 13 años. Aun así, sabía que era algo que estaba mal. Sabía que era algo de que
avergonzarse, algo de lo que todos se burlaban, algo por lo que una persona
merecía ser agredida.
A Jungkook le dijeron maricón una vez. Solo una vez, cuando tenía 13.
Lo recuerda muy claramente. Recuerda estar sentado debajo de un gran árbol,
leyendo un libro llamado "Darlings and girls". Recuerda la palabra "aceptación" y
"orgullo" escritas ahí, recuerda haber leído sobre sobre la protagonista besando a un
chico y sintiendo mariposas en el estómago. Recuerda que el final no fue muy claro
para él, porque ellos no terminaban juntos, en vez de eso, la chica se iba a vivir con
su mejor amiga. No recuerda por qué pasaba eso, pero jamás preguntó.
Jungkook recuerda el libro siendo arrebatado de sus manos, dedos ásperos
rasgando las finas hojas, aventándolo a un lado después. Recuerda haber levantado
la mirada y haber viso frente a él a tres chicos, todos ellos evidentemente mayores,
en la pista del equipo de atletismo, donde corrían todas las mañanas en shorts y
camisetas apretadas.
Jungkook no recuerda que fue exactamente lo que pasó, solo que le dieron un
puñetazo en la cara y lo llamaron maricón.
Regresó a su casa después, llorando a abrazar a su madre, quien no dudó en
consolarlo. Pero cuando le contó la razón por la que lo golpearon, su reacción fue un
poco diferente.
Ella se molestó con Jungkook por haberlos provocado. Lo tomó del brazo y lo llevó a
la iglesia, haciéndole rezar por dos horas, diciéndole que, si no lo hacía, no le
serviría de cenar. Así que Jungkook lo hizo. No supo exactamente por qué estaba
rezando, pero lo hizo.
Jungkook solía pensar que el destino era su enemigo.
Algo tan idealizado era lo que a Jungkook le aterraba tanto
.Toda su vida siendo controlada por alguien más, alguien superior, el suponía.
Alguien superior quien con un solo chasquido de sus dedos podía tomar su vida y
convertirla en cenizas. Eso era el destino.
Todas las cosas que pasan, pasan por una razón.
Es aterrador.
Cada acción, cada palabra, cada pensamiento, cada expresión. Todo aquello
significa algo. Algo que se enlazaba en un solo esquema. Algo que podía unirse a
largo plazo, y mierda, Jungkook no quería esperar por un largo plazo. Él quería que
todas sus acciones se unieran y tuvieran su impacto en el momento.
Aunque a veces, solo a veces, pasan cosas sin significado alguno, las cuales solo
ocurren para el cumplimiento de un momento.
Por ejemplo, durante el transcurso de la semana desde que conoció a Kim
Taehyung, lo único que ocupaba su mente, era él. Taehyung, Taehyung, Taehyung,
Taehyung. Con sus hombros anchos y sonrisa amable, ojos profundos pero cálidos.
Algunas veces, por la noche, Jungkook lo recuerda, y francamente, todo aquello se
siente como un sueño.
Quizá porque Jungkook ha estado soñando con él desde aquella noche.
Eso no significa nada, ¿Cierto?
Los sueños siempre son diferentes. Se pregunta si su subconsciente tiene algo que
ver con eso. A Jungkook le gusta esa palabra: subconsciente. Le da la sensación de
que no es una persona, sino dos. Dos personas diferentes unidas en uno, uno de
ellos atrapado dentro.
El primer sueño que tuvo la noche después de conocerlo, fue sobre Taehyung
tocando el piano mientras Jungkook lo miraba.
El segundo, fue una noche después, era un reloj con sus manecillas girando. Y
cuando el reloj marcaba las doce, Taehyung le susurró "Despierta" al oído.
El tercero, cuarto, quinto y sexto, fueron todos similares, así que pensó que quizá su
subconsciente había creado un patrón. Jungkook estaba ansioso por irse a dormir y
soñar con el hombre. Guapo. Esa era la única palabra en la que podía pensar, pero
no podía decirla en voz alta.
El séptimo sueño fue diferente.
Fue más oscuro. Había un cielo nublado y paredes que gritaban, al igual que velas
derretidas y árboles que se convertían en ceniza, sin dejar una sola semilla para
plantar, sin poder crear más vida. Nada. El árbol se había quemado en un instante,
sin dejar un solo retoño.
Jungkook miró a Taehyung. El árbol estaba muerto, pero las cenizas que volaban
parecían brillar. En ese momento, Taehyung caminó hacia Jungkook y lo besó.
Jungkook despertó al instante, sin poder respirar. Miró hacia un lado, Rosie estaba
sentada al pie de la ventana.
"Ven, tienes que ver esto" Rosie le dijo suavemente y Jungkook vio la luz del sol
matutino iluminándola, su figura siendo visible a través de su vestido blanco. "Los
comunistas enviaron otro satélite al espacio"
"Deja a los americanos lidiar con eso" le respondió riendo, pero sonaba un poco
ahogado, extremadamente confundido con el sueño creado por su subconsciente.
Ahora mismo ya no le gustaba esa palabra.
"Buenos días, te preparé un poco de té" Rosie dijo, levantándose del sofá
acomodado debajo de la ventana. Jungkook la miró caminar hacia él, admirando la
tela de algodón de su vestido para dormir, sus pechos redondos presionados contra
la misma. Abrió su boca para decir algo, hasta que-