El equipo Uno de Crímenes Violentos se encontraba reunido en la sala de planificación mientras que Buckley lo observaba a la espera de una actualización acerca del caso.
—¿Y bien?— interrogó impaciente.
Callen, Lain y Sabas se observaron entre si, sabían que la respuesta no seria de su agrado.
—Como bien saben, las huellas encontradas en la primera escena del crimen coinciden con una talla masculina mientras que en la reciente escena del crimen, las huellas analizadas dictaminaron que se trataba de huellas de zapatos de mujer— informó Callen.
Buckley realizó un gesto para que continuara hablando.
—Podría haber un cómplice— y evitó la mirada de su jefe quien se encontraba completamente furioso.
—¡¿Cómplice?!
Buckley soltó una risa irónica.
—Wow, realmente son increíbles. ¡Ni siquiera pueden atrapar a un criminal, ¿y ahora resulta que hay un cómplice?!
Los miembros del equipo se encontraban con la cabeza cabizbaja.
—Bien. ¿Cómo piensas proseguir, Lain?
—Hemos acudido al lugar en el que ha estado la víctima por última vez, un bar local en su zona y descubrimos que alrededor de las dos y media de la madrugada se marchó del mismo con alguien que al parecer conoció allí.
—El misterioso hombre hizo un gran trabajo pasando desapercibido ante las cámaras de seguridad, sin embargo, el dueño del bar nos dio la dirección del empleado que podría haberlo visto aquella noche y al ir hasta su residencia, no había nadie allí, por lo que regresaremos en la tarde- continuó Sabas.
Buckley suspiró con molestia y asintió.
—¿Algo para agregar, Messinas?
—Quiero solicitar una orden para interrogar nuevamente a los testigos del asesinato de Millana Odix.
Los presentes observaron a Callen completamente pasmados.
—¿Otra vez con eso?— replicó Buckley— Lo único similar es el modus operandi, estamos ante un asesino serial, tú lo sabes mejor que nadie, Callen.
—No puede ser una simple casualidad. Hay detalles que un simple espectador no podría saber. Yo mismo he visto las noticias acerca del asesinato y los medios de comunicación, inclusive los periódicos, no dieron detalles específicos como el vestido y su color, entre otros.
—Eso si podría ser una casualidad.
—Vamos, Buckley. De todas las prendas existentes en el mundo, ¿casualmente eligió un vestido rojo?
Buckley no emitió respuesta alguna.
—Supongamos que realmente fue una casualidad, entonces, ¿eligió casualmente a dos mujeres que llevaban un vestido rojo?
Buckley asintió resignado.
—Bien, emitiré la orden, pero quiero a nuestro asesino tras las rejas lo más pronto posible y si existe un cómplice, quiero que ambos paguen.
—Haremos todo lo posible— respondió Lain.
—No quiero que hagan todo lo posible, quiero que hagan hasta lo imposible para ponerlo tras las rejas, ¿entendido?
El equipo asintió y Buckley se retiró de la sala de planificación.
—Athan, ¿crees que podrías conseguir la lista de testigos del asesinato de Millana?— pidió Callen.
—Claro, lo enviaré a tu ordenador en cuanto lo tenga listo.
—Te lo agradezco.
Los miembros del equipo se retiraron de la sala a excepción de Lain, Sabas y Callen.
—¿Seguirás escarbando en el caso?— interrogó Lain en tono de regaño.
—¿Entonces ignoramos el hecho de que alguien está recreando aquel asesinato y sabe detalles que públicamente no se dieron a conocer, pero que nuestro asesino casualmente sabe?
—No digo eso, es solo que...
—No saldré lastimado, Lain. Deja de preocuparte por mí como si fuera un niño pequeño, estoy bien y lo seguiré estando.
Sabas soltó un tosido para interrumpir la conversación.
—No quiero entrometerme, pero sabe cuál es mi cargo en el equipo y lo he estado observando, agente Messinas. Siempre que habla del caso suele acariciar la parte superior de su dedo pulgar con su otro dedo pulgar y esa es una clara señal de ansiedad. Puede ocasionarle problemas en el futuro, no es algo que deba dejar pasar.
Callen suspiró y fregó su rostro con una de sus manos.
—Realmente agradezco tu preocupación, pero, ¿no crees que es normal?
—Hay signos de trauma y si no lo trata...— Callen irrumpió.
—Bien, ya es suficiente, Sabas. He dicho que estoy bien y estaré aún mejor en cuanto resolvamos el caso.
Lain observó a Callen con molestia.
—El agente Klein y yo nos haremos cargo de ello. ¡Estás fuera del caso!
Callen lo observó completamente atónito.
—Lain...— se limitó a decir.
Lain se acercó hacia Callen y depositó una pequeña tarjeta sobre la mesa.
—Hasta que no lo trates no podrás regresar al caso. Lo pido como tu amigo, no como tu compañero de trabajo.
Tanto Lain como Sabas se retiraron de la sala dejando solo a Callen quien se recostó sobre la mesa con frustración.
—¿Realmente soy el único que no puede ver que realmente no estoy funcionando bien desde este último caso?— se preguntó a si mismo y levanto la mirada para observar la tarjeta que había dejado Lain.
"Doctor Alean Neila, terapeuta"
—No puedo creer que lo haré— se quejó.
Tomó su teléfono y marcó el número indicado en la tarjeta. Esperó a ser atendido, pero luego de dos tipidos finalizó la llamada.
—¿A qué le temes, Callen?— pensó en voz alta— No te dirá nada que ya sepas.
Nuevamente, marcó el número telefónico y esperó una vez más a ser atendido.
—Consultorio del Doctor Neila. ¿En qué podemos ayudarte?— oyó una voz femenina al otro lado del teléfono.
Callen aclaró su voz y prosiguió, se encontraba notoriamente nervioso.
—Mm, buenos días. Mi nombre es Callen Messinas y quería solicitar una cita con el Doctor Neila si es posible.
—Buenos días, señor Messinas. En primer lugar debo realizarle algunas preguntas si no es molestia— pidió la mujer.
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Editado: 07.11.2024