Tanto Callen como Lain y Sabas recorrieron el segundo piso del centro comercial en la búsqueda de alguna pista para encontrar al pequeño.
Se detuvieron en una de las tiendas de ropa en las que la madre ingreso.
—Ingreso momentáneamente en esta tienda, mientras que el pequeño continuó por si solo a través del pasillo— remarcó Lain.
Examinaron su alrededor en busca de una razón por la que el pequeño continuaría su camino por si mismo.
—¿Por qué lo haría?— indagó Sabas.
—Un niño no se aleja de su madre porque si, hay algo que claramente lo estaba atrayendo— replicó Callen.
Un cartel indicando un carrusel como centro de atracción se ubicaba al final del pasillo.
—Si yo fuera el pequeño, definitivamente me sentiría atraído por el carrusel.
Los tres avanzaron hacia el carrusel.
—Tendríamos que revisar con detenimiento las grabaciones y darnos prisa, el pequeño podría encontrarse en gran peligro.
—Las grabaciones ya se encuentran siendo verificadas por Athan, si les parece bien, me quedaré interrogando a los empleados de las tiendas, inclusive con el encargado del carrusel e intentar recolectar la mayor cantidad de pistas posibles— sugirió Sabas.
—Bien, hagamos eso—accedió Callen.
—No es un problema para ti caminar, ¿verdad?— interrogó Lain.
Sabas lo observó con decepción.
—¿Cómo podría regresar caminando?— se quejó—¡Tenemos una reputación que mantener como agentes policiales!
Lain largo un suspiro con molestia.
—¡Vas a comenzar a pagar por el combustible!— advirtió—Y la próxima mantén tu reputación por tu propio medio.
—¡Esto no pasaría si tendríamos nuestro propio vehículo como los otros equipos!— se quejó nuevamente.
—Lo tendrás si trabajas duro— respondió Lain depositando las llaves de su vehículo en la mano de Sabas.
Sabas sonrió con emoción y regresó de vuelta hacia la tienda en la que estuvieron con anterioridad.
—Bien, regresemos a la estación.
Lain y Callen regresaron a la estación mientras Sabas se encargaba de interrogar a los testigos.
Sabas se adentró en la tienda de ropa en la que estuvo la madre del pequeño y notó que el lugar contaba con cámaras de seguridad.
Se acercó hasta la recepcionista para seguidamente enseñar su placa policial.
—Sabas Klein, policía de Beazley— informó—¿Podría brindarme acceso a las cámaras de seguridad del día de ayer?
La recepcionista asintió y lo invitó al pequeño cuarto ubicado detrás del escritorio de recepción para seguidamente tomar asiento frente a un improvisado centro de control.
—Estamos buscando a un pequeño que se encontraba con su madre el día de ayer alrededor de las nueve de la noche— informó Sabas—¿Podría adelantar hasta ese horario?
La recepcionista asintió y buscó el horario pedido.
—¿Está bien lo verifico por mi mismo? No quiero interferir con su trabajo— pidió.
La joven asintió.
—Estaré fuera si necesita algo— dijo la joven antes de salir del cuarto.
Alrededor de las ocho y media, Sabas observó a la madre del pequeño ingresando a la tienda, mientras que el niño se quedó frente a la tienda unos segundos hasta que finalmente desapareció por si solo de la vista de las cámaras.
Sabas creo una copia de la grabación y se retiró de la tienda, no sin antes agradecer a la empleada por su colaboración.
Continuó avanzando hasta la segunda tienda para realizar la misma petición a la dependienta del lugar y definitivamente, el pequeño estaba caminando por su cuenta.
Avanzó hacia el llamativo carrusel que iluminaba el centro comercial con sus resplandecientes luces de colores y su alegre música que acompañaba las vueltas que daban los pequeños en el.
Tomó asiento frente a la atracción y examinó su alrededor en busca de cámaras de seguridad y halló una tienda cercana de juguetes que frente a la entrada se podía observar una cámara de seguridad.
Antes de dirigirse hacia la tienda se acercó hasta el encargado del carrusel.
—Sabas Klein, agente policial de Beazley— informó mostrando su placa policial.
—Buenos días, agente. ¿En qué puedo ayudarlo?— interrogó el empleado con disposición.
Sabas tomó su teléfono y enseñó una foto del pequeño que había sido otorgada por la madre.
—Por casualidad, ¿recuerda ver a este pequeño en el día de ayer alrededor de las ocho y media de la noche?
El empleado observó la foto detenidamente y se silenció momentáneamente.
—Llevaba una sudadera roja y pantalones negros.
—Oh, si, lo recuerdo. El pequeño estuvo de pie frente al carrusel unos segundos y oí que dijo algo antes de irse.
—¿Dijo algo? ¿Lo recuerda?
—No estoy seguro, pero creí que haber oído la palabra mama.
—¿Mama? ¿Había una mujer junto con el pequeño?
El empleado negó con la cabeza.
—Pero vi a una mujer de espaldas con un vestido rojo que se alejaba por el pasillo y pensé que era la madre del pequeño, así que no preste más atención.
—¿Una mujer con un vestido rojo?— se alertó Sabas.
El empleado asintió.
—Bien, agradezco tu colaboración— agradeció Sabas para seguidamente adentrarse en la tienda de juguetes.
Avanzó hasta el encargado del sitio para repetir el mismo procedimiento que en las tiendas anteriores y solicitar las grabaciones del día de ayer.
Sabas pudo observar con mejor vista todo el alrededor de la atracción y como bien había dicho el empleado, el pequeño se detuvo por unos segundos y observó a una mujer alejándose de la atracción, observó la boca del niño moviéndose para seguidamente ir tras ella. Una mujer con un vestido rojo y un gorro de verano negro pudo verse en la grabación.
Retrocedió la grabación hasta la parte en el que el pequeño modula una palabra con su boca para seguidamente hacer zoom y reproducirla en modo lento.
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Editado: 07.11.2024