Sonata de Luna Llena

Capítulo 25

Algo estaba pasando...

Lo sentía en cada pequeña molécula de mi piel.

Algo no estaba bien...

En mí, principalmente, y luego en el ambiente que me rodea.

Había algo más.

El dolor en mi pecho se cernía sobre mí, y me faltaba el aire.

No podría estar muriendo...

No cuando encontré la verdadera razón de mi vida...

Y era la primera vez que me resignaba a la mortalidad.

Antes la anhelaba, tantas veces, tanto tiempo... Ahora solo quería vivir un poco más.

En lo que mi adorada luz de ojos brillosos salió con tanta emoción al encuentro de su padre, una fuerte punzada revolvió mi espalda.

Nadie me podía ver así, ella no podía verme así.

Así que cojeando subí las escaleras y me refugié en el único lugar que ella jamás encontraría.

Las casas antiguas tienen túneles, paneles, puertas secretas, pasillos ocultos... Como gustara llamarse.

Nuestra casa no era la excepción.

Cuando eras alguien tan importante, debías tener miles de alternativas para huir del peligro...

Excepto mi familia, jamás la tuvo.

Jalé los mismos cuernos del siervo que cazó mi padre, los mismos cuernos donde se arrebató vida inocente.

No querría recordar ese momento...

No quería volver a ese lugar.

El dolor se extendía por mí columna y presionaba mis pulmones.

No entendía lo que estaba pasando.

La única persona que podía ayudarme...

La única persona capaz de ayudarme, murió hace siglos.

El pasillo oscuro se abrió ante mí, y las pequeñas escaleras me llevarían al ático.

Subí con el dolor tallado tan dentro, que solté un gruñido involuntario.

Algo estaba mal...

Algo estaba pasando...

Al llegar arriba la oscura habitación me recibió, pero algo me descolocó por completo, la ventana estaba abierta.

Cómo...

Era la primera vez que sentía el dolor, después de tanto tiempo...

Era inentendible.

Por un momento pensé que mi maldición estaba cobrando vida, y ahora que un escalofrío me recorrió entero, lo supe.

Algo no estaba bien, porque alguien más estaba con nosotros...

No hablaba de la visita esperada, o del linaje prometido.

Hablaba de alguien más.

Las risas inundaban toda la casa con fuertes ecos, pero sabía que en el fondo de esas risas Cassandra estaría preocupada, o tal vez tendría temor...

Me fui sin decirle nada.

Cerré la ventana y la poca luz disminuyó.

Para quien vive en las sombras, sabe ver nítidamente en la oscuridad.

Así que me acerqué al banquillo más cercano y allí me senté intentando entender cuál era el dolor y por qué ahora salía.

Un papel voló al empujarlo con el pie sin intención alguna, fue entonces cuando lo tomé en manos y la foto en blanco y negro apareció ante mí.

Y fue un interruptor para el dolor que antes sentía.

Markus, Agatha y yo...

De pie junto a la escalera, con caras graciosas ya que Agatha jamás podía salir sin una sonrisa.

Markus nunca cumplía las órdenes de padre, al final nos reíamos todos sin poder evitarlo.

Vida.

Escrito en tinta negra y con una letra impecable que jamás olvidaría estaba nuestro lema.

Nos omnes unum...

Un sonido me alertó, y al escuchar los sigilosos pasos que la madera vieja no podía ocultar mi sangre se heló y con un destello me puse de pie, dejando caer la imagen.

Lo sabía.

Algo estaba pasando...

El ambiente se tornó tan pesado que parecía mucho más denso que el espacio.

Escuché como se detuvo antes de entrar.

Quién sea que fuera se había dado cuenta de mi presencia.

Yo no me moví.

Y mucho menos lo haría.

Como un balde de agua helada las palabras de Cass llegaron a mí mente.

"Siento que me están observando..."

Y lo que antes era inocencia ahora es un hecho.

Recordé la extraña sensación de la montaña...

Y llegando a una sola conclusión me atreví a dar un paso más.

Sea lo que sea, solo esperaba que no fuera lo suficientemente malo.

(...)

Ghöstery, Alemania.

Año 1820

— ¿Qué tan estrechas son la vida y la muerte?

La nieve apenas cubría el lugar, el invierno se estaba yendo para darle paso a la luz cálida del sol.

— Las dos son un enigma.

Un resoplido abandonó los rosados labios.

— Hay algo más allá, de lo que somos ignorantes...

— Pensar en enigmas no traerá respuestas, jamás.

— Porque la muerte es eterna y la vida efímera...

— No encontrarás una respuesta.

— Debe existir una posibilidad, por más mínima, lo sé, hay algo más allá...

Sus cabellos se agitaban en el viento, uno casi dorado y el otro tan oscuro como la noche.

— Es fantasía, es un sueño, se evapora, no existe, todos tenemos un final y no hay explicación.

Una risa sarcástica lo inundó todo.

— Apuesto lo que sea, que algún día Edmond, alguna vez nos veremos, y seremos lo suficientemente viejos, y el tiempo habrá experimentado en nosotros, y solo entonces tendrás una verdadera respuesta a mis dudas.

La gran montaña se extendía frente al ocaso, capturando palabras y recuerdos.

— En un mundo de pequeñas posibilidades yo fui posible, y tú también, no sé por cuánto tiempo, no sé cómo ni dónde, no hay respuestas para preguntas que no tienen gracia, todos morimos, en la guerra la gente muere, una y otra vez, aplastados por el odio incesante de la injusticia.

Soltó un suspiro lastimero para continuar.

— Allí todo es sangre, allí todo se pierde, la vida, la muerte, los sueños. No hay respuestas, pero sí hay suposiciones, y jamás lo sabrás, jamás podrás saberlo, porque la vida es incierta, y porque simplemente no tenemos un libro con todas sus respuestas.

— Es allí donde te equivocas nuevamente Edmond, sí las hay, y hay grandes oportunidades...



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En el texto hay: pasion, amor, epoca

Editado: 29.04.2023

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